Miguel Ángel Muñoz consigue que 35 cuentistas describan el género corto

  • El escritor almeriense Miguel Ángel Muñoz ha entrevistado a 35 escritores de relatos de los que, sin preguntas personales, sólo sobre cuestiones técnicas de su oficio, ha conseguido una definición -o al menos aproximarse a una definición- del breve género narrativo del cuento.

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 1 ene.- El escritor almeriense Miguel Ángel Muñoz ha entrevistado a 35 escritores de relatos de los que, sin preguntas personales, sólo sobre cuestiones técnicas de su oficio, ha conseguido una definición -o al menos aproximarse a una definición- del breve género narrativo del cuento.

Muñoz ha reunido estas 35 entrevistas con escritores españoles actuales en "La familia del aire" (Páginas de espuma) y, en entrevista con Efe ha asegurado que estos autores "hablando de sus cuentos han revelado sus personalidades, sus biografías, han quedado más al descubierto de lo que tal vez ellos mismos pensaban".

"Además, las entrevistas están llenas de pequeños cuentos, pequeñas historias personales o literarias narradas por estos escritores, de modo que la entrevista puede ser también una forma sutil de biografía, pero también un cuento", según Muñoz.

En el prólogo del libro Muñoz avisa de que "la entrevista es un instrumento, no reprobable penalmente, de revelación de secretos" y, en su encuentro con Efe ha destacado definiciones y sentencias de casi todos los entrevistados:

"Si no hay movimiento, no hay cuento ni minicuento", dijo José María Merino, mientras que Cristina Fernández Cubas provocó el título del libro: "Todos los cuentistas forman parte de un universo literario con mayúsculas en el que ni hay extranjeros ni cuentan las fronteras. Los veo como una gran familia suspendida en el aire".

Soledad Puértolas dijo: "Hay algo esencialmente modesto en el cuento: no quiere quitar mucho tiempo al lector. Detrás de esa modestia se esconde una gran ambición: aspira a dejar huella, a una clase de conmoción", mientras que Enrique Vila-Matas confesó: "La simple idea de que al odiador le voy a sacar de quicio me estimula de forma grandiosa".

Eloy Tizón definió la literatura como "el arte de apresar algo de la palpitación del tiempo", mientras que Juan Bonilla sentenció: "El cuento es el género que menos cosas inteligentes ha hecho decir a los críticos literarios."

Con su particular sentido del humor, Hipólito G. Navarro hizo como que se excusaba: "Esto de ser escritor quita muchísimo tiempo para escribir"; aunque, para humor, el de Antonio Orejudo: "El humor en mí es una secreción natural".

Y también Fernando Iwasaki contestó con humor: "La dosis para la lectura de los microrrelatos sería de dos a tres diarios, como los antiinflamatorios potentes. Sin embargo, para crear microrrelatos lo mejor es escribirlos 'menstrualmente'. Una vez al mes, pero con irregularidad."

Para Mercedes Abad, los relatos sirven para demostrar que "la vida es implacable con todos y todos nosotros somos implacables con nuestro prójimo", y Guillermo Busutil aplicó al relato la receta para correr los 1.500 metros: "Salir fuerte, mantener el ritmo y esprintar en los últimos cien metros."

Javier Sáez de Ibarra le encontró utilidad didáctica: "Los cuentos deberían utilizarse para explicar Historia o Filosofía en los institutos", y Ángel Olgoso siguió indagando: "He intentado explorar exhaustivamente ese territorio fronterizo entre la vida soñada y la real, regido por leyes propias".

Juan Jacinto Muñoz Rengel explicó la mayor afición a la novela diciendo que es más fácil hablar de ellas que de los libros de cuentos, que incluyen "muchos, puñeteros y revoltosos" textos independientes, justo lo contrario de lo que dijo Eduardo Jordá, quien no distinguió entre un género y otro: "Soy un narrador por encima de todo".

Explicación casi médica dio Menéndez Salmón cuando se le preguntó por qué escribía cuentos: "El artista es un resistente, un enfermo y un inútil".

Cristina Grande dijo creer que la medida de cada tiempo es la de cada autor: "Cada cuento tiene su propia medida, igual que uno tiene su ritmo cardíaco".

Y para consolar a los cultivadores del género corto que no encuentran editorial, una de las respuestas de Pepe Cervera: "No me consuela en absoluto leer o escuchar que a este escritor o aquel de más allá lo rechazaron 'tropecientas' mil veces antes de ver publicado su libro, siempre tengo la sensación de que están hablando de mí".

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