Milo Manara cree que Fellini estaba rodeado de episodios mágicos e inexplicables

  • Madrid.- El cineasta Federico Fellini fue un artista envuelto por un halo "mágico" y rodeado por episodios "inexplicables" que rozaban lo "milagroso", en opinión de su amigo el dibujante italiano de cómic erótico Milo Manara.

Milo Manara cree que Fellini estaba rodeado de episodios mágicos e inexplicables
Milo Manara cree que Fellini estaba rodeado de episodios mágicos e inexplicables

Madrid.- El cineasta Federico Fellini fue un artista envuelto por un halo "mágico" y rodeado por episodios "inexplicables" que rozaban lo "milagroso", en opinión de su amigo el dibujante italiano de cómic erótico Milo Manara.

"Hay muchas historias, muchas anécdotas que recuerdo. Hay una que tiene que ver con un objeto mágico que siempre caracterizó a Fellini: su sombrero", relataba Manara, en una entrevista con Efe en Madrid, donde esta semana intervino en la conferencia "Viaje a Tulum: trabajar con Fellini", invitado por la Fundación "la Caixa".

El sombrero de Fellini, señaló Manara (Bolzano, 1945), guarda "historias muy especiales". Entre ellas, la del día en que el director se "tropezó" con el mítico complemento.

Fellini (1920-1993) se encontraba en Turín (Italia) en compañía del mago (Gustavo) Rol, cuenta Manara. Era un día frío, con un poco de lluvia, por lo que Fellini decidió entrar en una tienda y comprar un gorro.

"El dependiente le mostraba todo tipo de sombreros -detallaba Manara-, con ala ancha, estrecha... y Fellini decía: no, yo quisiera un sombrerito de lana, simple. Y estaba a punto de marcharse cuando Rol movió una caja en la última estantería, y ahí, dentro, estaba el famoso sombrero de Fellini".

Otro episodio, en palabras del maestro del cómic erótico, sucedió cuando el cineasta italiano viajó a Tulum, en el caribe mexicano, para intentar rodar "Viaje a Tulum", una película "sobre el universo chamánico del escritor Carlos Castaneda", que finalmente no grabó y que Manara acabó por trasladarla al cómic.

Entonces el director de "La dolce vita" había decidido subir hasta la cima de una enorme pirámide, pero en el transcurso del trayecto se hizo de noche, y el autobús en el que viajaba se había marchado sin él.

"Se quedó angustiado porque estaba ahí, en la cima de una pirámide, de noche -relataba Manara-, y en un gesto de desesperación tiró el sombrero, y dijo que iba a abandonar la historia. Luego bajó poco a poco, y allí, en el techo de un coche, estaba nada menos que el sombrero de Fellini".

En otra ocasión el propio Manara fue testigo de la "magia" que rodeaba al cineasta. Salían ambos de los estudios donde el director grababa "Ginger y Fred", y cogían una carretera "infernal", repleta de coches y autobuses, cuando de repente una ráfaga de viento hacía volar el sombrero hacia la autovía y perderse entre las ruedas de los coches.

"Y yo me dije, madre mía, se ha perdido el mítico sombrero de Fellini -apuntaba Manara-. Y cuando entrábamos en los estudios viene hacia mí un ángel vestido con mono de trabajo, sobre una Vespa, y en sus manos qué traía: el sombrero de Fellini".

"Estas son cosas que yo siempre recuerdo cuando veo la foto de Fellini mirando hacia arriba como rezando. Son tantos los episodios inexplicables relacionados con la vida de Fellini; algunos probablemente milagrosos", aseveraba el dibujante.

Manara también recuerda lo tremendamente "exigente" que era el director cuando rodaba una película. "Cuando se ponía a trabajar se convertía en un tirano. Él nunca estaba contento, siempre pedía más; lo máximo", declaraba el autor del cómic erótico "Click".

"Yo nunca he visto un director tan severo y al que costara tanto agradar. Sin embargo, paseando y comiendo era el hombre más amable y divertido, tenía una conversación muy rica, una propiedad en el lenguaje, usaba palabras que se utilizan poco pero que eran muy precisas. Era encantador y además muy gracioso".

Por otro lado, Manara también rememoró sus inicios en el mundo del cómic, de la mano del escultor español, afincado entonces en Italia, Miguel Ortiz Berrocal (1933-2006).

Allí, en su biblioteca -Manara trabajaba dibujando el manual de instrucciones para desmontar las esculturas de Berrocal-, el dibujante italiano descubrió la historieta erótica que "cambió" su vida: "Barbarella", del francés Jean-Claude Forest.

"Cuando yo vi 'Barbarella' descubrí que ese era mi trabajo mi profesión, yo me dije que tenía que hacer exactamente eso, y abandoné todo lo demás", rememoraba Manara, que ahora se encuentra finalizando la última entrega de la serie "Los Borgia", una novela gráfica que realiza junto al escritor Alejandro Jodorowsky.

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