Moda en París: la imaginación al poder

Fantasías fetichistas de Balenciaga, juegos infantiles con John Galliano y confusión de sexos versión Céline: las pasarelas de la moda femenina pusieron la imaginación al poder este domingo en París.

En su segunda colección femenina para Balenciaga, el diseñador georgiano Demna Gvasalia dijo que quiso explorar "la relación íntima" entre moda y fetichismo.

Las mujeres llevan calzas que bajan desde la cintura e integran incluso el calzado. El buen gusto se pone deliberadamente a prueba: tonos rosados, violetas y rojos, estampados con grandes flores anaranjadas muy kitsch.

Además del Spandex --tela elástica inventada en 1958--, el creador recurre al látex en unas capas cuyas capuchas se atan bajo el rostro.

Demna Gvasalia, igualmente al frente de la marca Vetements, sigue experimentando con las proporciones de la chaqueta masculina y el impermeable: los hombros son desmesuradamente anchos pero de perfil la silueta es muy estrecha.

Una colección no desprovista de humor, con camperas sin mangas, que juegan a parecerse a juguetes inflables.

En su colección para John Galliano, el británico Bill Gaytten operó una deliciosa regresión a la infancia y la imaginación desbordante que la caracteriza.

"Me inspiré en las chicas que juegan a disfrazarse, algo que yo y mis hermanas hacíamos", dijo tras el desfile. En inglés, el término "dressing up" es ambiguo y significa a la vez disfrazarse y ponerse elegante. "Hacerlo --explicó-- poniéndose la ropa de la madre o de la abuela, o del padre".

Aquí también aparece la chqueta del traje masculino y los pantalones deliberadamente grandes.

La ropa interior y la lencería exhibidas "transmiten cierta inocencia más que seducción" en la intención del creador.

Como accesorio, las modelos llevan sobre la cabeza máscaras pintadas de papel maché, que completan el aspecto infantil del conjunto.

Para Céline, la diseñadora británica Phoebe Philo también reinterpreta la chaqueta masculina, en una colección que mezcla los códigos del guardarropa de los dos sexos.

El traje masculino tiene mangas largas pero pantalones que se terminan a media pantorrilla y se prolongan por una tela liviana.

La colección celebra el cuerpo de la mujer, con el busto valorizado con encaje blanco o negro.

Las asociaciones de colores son audaces, los zapatos desparejos: un vestido fluido rosado se lleva con botines, uno rojo y el otro blanco.

Para Valentino, el italiano Pierpaolo Piccioli presentó su primera colección sin Maria Grazia Chiuri, contratada por Dior. Las siluetas, longilíneas mantienen la elegancia refinada de siempre, en una colección en la que el rosado se combina con el legendario rojo de Valentino.

Mostrar comentarios