Monzó empieza la semana del Día del Libro convertido en un imán de nevera

  • Barcelona.- Si en octubre pasado seis de sus cuentos se transformaban en obra de teatro y en diciembre de 2009 era el protagonista único de una exposición en el barcelonés Arts Santa Mònica, ahora el escritor Quim Monzó empieza la semana del Día del Libro convertido en un imán de nevera.

Monzó empieza la semana del Día del Libro convertido en un imán de nevera
Monzó empieza la semana del Día del Libro convertido en un imán de nevera

Barcelona.- Si en octubre pasado seis de sus cuentos se transformaban en obra de teatro y en diciembre de 2009 era el protagonista único de una exposición en el barcelonés Arts Santa Mònica, ahora el escritor Quim Monzó empieza la semana del Día del Libro convertido en un imán de nevera.

Al autor catalán, el "señor FNAC" le encargó hace un tiempo un microrelato para Sant Jordi y hoy lo ha presentado impreso en unos redondos imanes para frigoríficos o planchas metálicas, de los que se han "editado" 50.000 unidades, que la cadena multinacional repartirá entre sus clientes de toda España a partir de mañana por la compra de dos libros.

En conversación con los periodistas, Monzó ha explicado este mediodía que empezó a ejecutar el proyecto, en catalán y castellano y que debía tener relación con la Literatura, después de rebuscar entre los apuntes de su carpeta y encontrar unas notas que había esbozado durante los últimos años de "decadencia" de su madre.

Bajo el título, "De nuevo", el cuentista escribe: "En cuanto acaba el libro y lo cierra ya lo ha olvidado por completo. De modo que observa un instante la cubierta, con curiosidad, y acto seguido busca la primera página y empieza a leerlo".

Quim Monzó rememora que su madre sufría una enfermedad que "no era Alzheimer, pero era pareja" y, en ocasiones, la había encontrado leyendo un libro suyo del que no recordaba nada una vez lo terminaba. Y volvía, una y otra vez, a abrir sus páginas y a deslizarse por las historias que allí se proponían.

"Creo que es un drama -reflexiona- que alguien lea un libro que le apasiona y que al dejarlo boca abajo y ponerse a hacer otra cosa, vuelva y no recuerde nada e inicie de nuevo su lectura", apostilla.

Preguntado sobre si se ha encontrado con dificultades a la hora de plasmar esta pequeña historia, el narrador indica que son las mismas que tiene habitualmente cuando escribe sus relatos. "El cuento es un esprint, no es como una novela, donde puedes divagar y hacer correr diez páginas. Aquí debes ir pim, pam, pum, sin que nada sobre", remata.

Respecto a si es la primera vez que se embarca en una experiencia similar, Monzó ha recordado que a mitad de los años ochenta ya publicó algunos microrelatos en la revista Àrtics. Igual que este "De nuevo", aquellos también se caracterizaban por "su economía de medios y de palabras y tampoco había ningún elemento que no tuviera sentido".

En cuanto a autores del género por los que sienta una especial predilección, el novelista señala que la norteamericana Lydia Davis, que fue esposa de Paul Auster, "tiene unas piezas maravillosas".

A punto de viajar la próxima semana a Nueva York, -"si el puto volcán para"-, para participar allí en unas jornadas sobre literatura catalana, el escritor, vista la experiencia de este año, ha propuesto que para el Sant Jordi de 2011 la FNAC le encargue la redacción de un cuento, cuyas letras deberán ir en un saquito para que los lectores lo armen, según crean.

Sin embargo, "habrá una única solución -ha proseguido- y quien la consiga podría recibir un lote de tres o cuatro libros", concluye, entre las sonrisas de los responsables de la cadena de distribución de productos culturales y tecnológicos, que se comprometen a hacer una llamada al "señor FNAC" plantearle la idea.

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