El autor más vendido tras Cervantes

La leyenda mundial de Ruiz Zafón o por qué las letras españolas le deben tanto

El autor barcelonés rompió todas las fronteras y se situó en la elite de los superventas internacionales con una novela que también trastocó los esquemas de la literatura que se hacía en España en 2001. 

Carlos Ruiz Zafón
El escritor barcelonés, Carlos Ruiz Zafón, fallecido el viernes 19 de junio.
EP

No era el autor más mediático (por decisión propia) ni el más querido entre la crítica (por decisión de todos) ni el más considerado en las listas anuales de mejores libros (por decisión de los de siempre). No era muy afín a todas esas cosas que suelen dar lustre a una carrera literaria como mesas redondas, halagos cruzados con otros compañeros de profesión para que te devuelvan favores, aplausos en revistas culturales o simposios de verano pagados por la editorial. No vivía en España desde hace décadas, si bien cada Sant Jordi procuraba honrarlo visitando y firmando en su Barcelona natal; prefería para residir la tierra de los sueños, ese Los Ángeles que marca el final del camino a El Dorado para tantos y donde ha fallecido este viernes 19 de junio. Carlos Ruiz Zafón no era muchas cosas, pero es el autor más vendido y leído de la literatura española solo por detrás de Miguel de Cervantes (que le lleva unos siglos de ventaja). 

Con él, España descubrió que podía vender su literatura en Europa, Estados Unidos... en todo el mundo. Tras él, se perdió el miedo patrio a soñar con ser un 'best-seller'. Así, en inglés para que lo entiendan en todo el planeta. Muchos de los que firman suculentos adelantos editoriales porque se han interesado en ellos en Fráncfort o en San Francisco antes de ponerle el punto y final a su obra le deben esos miles de euros de tranquilidad a Ruiz Zafón. "Ha muerto un escritor que aportó una gran sala a la infinita casa de la literatura; una sala fantástica llena de libros vivos entre los cuales se paseará ahora para siempre. Los que escribió mientras estuvo aquí seguirán entre nosotros, dejándonos oír el eco de su voz", resume a La Información Elia Barceló, una escritora que vende bastante fuera de España (y dentro) y que tampoco vive aquí.

La gran sala a la que se refiere la escritora valenciana se puede medir en números. Nadie con nombre y apellidos españoles se ha acercado a Ruiz Zafón casi dos décadas después de su irrupción. 'La sombra del viento' es el único caso español que logra codearse con los Dan Brown o JK Rowling del escaparate internacional en lo que va de milenio. Hasta 15 millones de ejemplares se han comprado de su historia fundacional sobre el Cementerio de los Libros Olvidados (toda una paradoja porque será el libro menos olvidado de la literatura española en decenios). Una historia de misterio, casi de aventuras clásica, de iniciación, en una Barcelona que roza el mito desde la nostalgia y el recuerdo imposible y con una fuerte carga metaliteraria. Con los códigos narrativos de entretenimiento de aquellos libros que atrapan desde el principio en Sevilla y en Nueva York, en Berlín y en Londres. 

"Fue el primer autor español que rompió definitivamente las fronteras del mercado nacional y abrió las puertas de Estados Unidos", señala Carmen Moreno, escritora y editora de Cazador. Porque 15 millones de libros no se alcanzan con ventas solo en librerías españolas, desde luego. Según datos de Nielsen, 'Reina roja', de Juan Gómez-Jurado, no llegó a las 145.000 ventas durante el año pasado, y fue el segundo libro más vendido (el primero fue 'Sidi', de Arturo Pérez-Reverte). Por lo general, cuando una obra llega a los 200.000 en un ejercicio es todo un éxito y 'Patria', de Fernando Aramburu, que ha sido el último gran fenómeno editorial, necesitó más de dos años para superar el medio millón. Lo complicado es vender durante muchos años. Por ejemplo, María Dueñas no superó el millón de su 'El tiempo entre costuras' hasta pasada una década. 

Tampoco es casualidad que el primer párrafo de esta noticia remede el arranque de la primera entrega de 'El Capitán Alatriste', de Arturo Pérez-Reverte. Porque esa era la literatura de masas cuando arrancó el siglo XXI en España: el autor murciano, la anual entrega del Premio Planeta y el puñado de nombres reputados y respetados desde los años ochenta: Marías, Muñoz Molina, Mendoza... y no siempre especialmente rentables en la facturación.  Fue en ese panorama cuando irrumpió Ruiz Zafón, una rareza en el mercado nacional. 

Rareza por muchas razones de antes y después. Las de antes arrancan con el autor, apenas conocido por publicar novelas juveniles en unos años (los noventa) en los que esta narrativa no era ni de lejos lo que es ahora con su impacto global gracias a las redes y sus adaptaciones a varios formatos. Con su estreno, 'El príncipe de la niebla', ganaría el Premio Edebé y ese mismo año de 1993 se mudaría a Estados Unidos. Desde allí acabaría la trilogía en torno a esa primera obra y añadiría otra, 'Marina', de corte sobrenatural pero también dirigida a los jóvenes en 1999. 

Un año después, y con este bagaje que no le granjeaba la admiración del sector, Ruiz Zafón presenta su primera novela adulta, 'La sombra del viento', al premio Fernando Lara. No lo gana pero alcanza la terna final y, según cuentan desde el sector, Terenci Moix insistió a Planeta para que se editara. Así ocurriría en el año 2001 y su éxito fue moderado al principio. Aquí comienzan las rarezas del después, ya que tanto en 2001 como en 2002 la novela más vendida en España fue 'Soldados de Salamina', de Javier Cercas, y nada se dice en las listas de Ruiz Zafón. La explosión que le auparía a lo más alto de las ventas no vendría hasta 2003 y solo bajaría al año siguiente al segundo puesto porque aparecería 'El código Da Vinci'.

Desde entonces, Ruiz Zafón fue un fenómeno de masas y nadie sabía explicar muy bien la razón. Sí, el empujón definitivo se puede localizar en Alemania y en el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, quien en un programa de televisión mostró su pasión por el libro y lo convirtió en superventas en su país y, desde ahí, la ola se trasladó a España (nos van a decir los alemanes qué es bueno o no en nuestro país). Sea como sea la receta inasible de los éxitos editoriales, Ruiz Zafón puso todo de su parte cuando ideó su obra como un canto de amor (llegó a escribir partitura propia de acompañamiento) por la literatura, conjugando su experiencia americana con su profesión como publicista. 

A rebufo de los millones de copias vendidas, Planeta se aseguró uno de esos contratos que forman parte de las leyendas en el sector editorial español y con el que no solo se publicarían las otras tres entregas de la tetralogía sino que se recuperaban las obras juveniles sin destacar demasiado su carácter de nicho. Cualquier cosa con seguir vendiendo ya que, pese a llevar en activo 25 años, apenas escribió nueve obras largas. Demasiado poco para la voracidad habitual del mercado.

Un mercado y un mundillo al que Ruiz Zafón rehuía y alimentaba lo mínimo. Él había logrado lo que todo escritor desea y, una vez en la cumbre, no tuvo prisa ni ambiciones desmedidas. Jamás quiso vender los derechos al cine de su obra, al entender que su carácter literario quedaría manchado por su trasvase a otro medio y su producción literaria es la mejor muestra de que no escribió por escribir ni para lograr dinero rápido. 

En uno de sus últimos tuits, Carlos Ruiz Zafón dice: "El Cementerio de los Libros Olvidados era una metáfora sobre las ideas perdidas, sobre las personas olvidadas. Porque creo que somos lo que pensamos. Y cuanto menos recordamos, menos somos y menos capaces somos de entender a dónde vamos y de dónde venimos". Él mismo pensaba mucho lo que decía y lo que escribía quería que llegase a quien lo necesitaba. Las muestras de cariño de varias generaciones en las redes sociales desde la mañana del viernes son su mejor legado. Puede que su Barcelona no sea la de Juan Marsé (en lo literario) y su retrato social no se pueda comparar a Miguel Delibes. No lo necesitó para meterse en la cabeza de tantos.   

Pero su Cementerio es un icono y un refugio para millones. De eso iba la literatura, de buscar consuelo y razones, y por ello Ruiz Zafón no dudó en sumarse a la iniciativa lanzada por Planeta el 17 de marzo (apenas tres días de estado de alarma por entonces) de regalar su obra en formato digital (junto a Dueñas o Brown). La misma obra que había vendido 15 millones de copias y con la que había roto cualquier molde imaginable de las letras españolas. Mucho tendrán que vender (o escribir) otros para acercarse a su estela.   

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