Muñoz Molina: La derecha española imita a la de EEUU, que destruye lo público

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 10 jun.- El escritor Antonio Muñoz Molina, que esta noche ha presentado su ensayo "Todo lo que era sólido", cree que la derecha española ha dejado de seguir el modelo de la derecha "conservadora y social alemana" para imitar a la republicana de Estados Unidos, que promueve "la destrucción de lo público".

"Eso es lo que ha ocurrido con la derecha española, y con políticos como José María Aznar o Esperanza Aguirre", aseguraba Muñoz Molina en la Residencia de Estudiantes, a la que acudieron varios centenares de personas, deseosas de asistir a la presentación de este ensayo que el nuevo Premio Príncipe de Asturias de las Letras escribió para tratar de entender cómo se ha llegado a la crisis en la que está sumida España.

El salón de actos se quedó pequeño para acoger a tanta gente y hubo que habilitar otras salas, además de numerosos asientos en el jardín de la Residencia. Desde todos esos lugares se escuchó el interesante diálogo que Muñoz Molina, uno de los escritores españoles de mayor prestigio internacional, mantuvo con el periodista Jordi Évole, presentador del programa de televisión "Salvados".

En ese diálogo, el autor de "Sefarad" afirmó que, en España, cuando se dice lo que se piensa, lo pueden considerar a uno "traidor", "facha" y, en el mejor de los casos, "aguafiestas"; criticó la politización de la Administración pública, e insistió en la necesidad de defender los grandes servicios públicos que se habían conseguido en los años de democracia, como la sanidad y la educación, que ahora parecen peligrar.

Y una conversación en la que, al final de la misma, Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) volvió a mostrarse crítico con la Monarquía, como hizo el pasado miércoles cuando ganó el citado premio, y dijo que "sería extraordinario" que el Rey abdicase en el heredero de la Corona.

"Eso es una cosa indiscutible", recalcaba Muñoz Molina antes de afirmar que el Príncipe "es una persona muy cualificada y que ahora mismo está más cualificada que su padre para reinar", una afirmación que el escritor, que no sabía si su "condición de premiado" le permite "opinar sobre estas cuestiones", reconoce que "no es popular" decirla en estos momentos. .

Intelectual comprometido con su época, como destacó el jurado del Premio Príncipe de Asturias, Muñoz Molina sintió la necesidad urgente de escribir "Todo lo que era sólido" (Seix Barral) al ver cómo se tambaleaban algunos de los logros de los años de democracia, en especial la sanidad y la educación públicas, las libertades públicas y la legalidad democrática.

Desde principios de los noventa, al escritor expresó en sus artículos "la desazón e irritación" que le producía la evolución de las administraciones públicas y la tendencia, por ejemplo, que hay en España a "la celebración desaforada", como sucedió en 1992 con la Exposición Universal de Sevilla.

"La celebración parecía justificar el gasto excesivo y cualquier tipo de frivolidad", decía el escritor, que criticó aquellos excesos aunque sabe que "en Andalucía es terrible ser aguafiestas".

Se habla mucho, continuó Muñoz Molina, "de los nacionalismos periféricos", como los del País Vasco o Cataluña, pero "no se habla de las imitaciones del nacionalismo de otras zonas, como sucedió en Andalucía", donde se creó un canal de televisión "carísimo para convencernos de lo andaluces que éramos" y se ha llegado incluso a dar cursos de "espíritu rociero" a los que querían ser profesores.

Al autor de "Ventanas de Manhattan" se le ocurrió criticar lo del "espíritu rociero" en un artículo y lo llamaron "traidor a Andalucía", señalaba el escritor, que también aludió a "la obsesión por recuperar la cultura autóctona" que ha habido en comunidades autónomas y ayuntamientos.

"En Asturias les dio por recuperar la cultura prerromana", porque "no se rindieron a los romanos", y en cualquier pueblo o ciudad andaluza les dio por celebrar la feria a lo grande, como se hace en Sevilla.

Por su propia experiencia (trabajó como funcionario en el Ayuntamiento de Granada de 1981 a 1988), Muñoz Molina vio cómo se fue politizando la Administración y cómo desaparecían los controles del gasto público que había antes y que "servían para luchar contra el caciquismo". "El Tribunal de Cuentas está dominado por los partidos y se cubren unos a otros", afirmó el escritor.

Cuando fue director del Instituto Cervantes en Nueva York, de 2004 a 2006, pudo ver cómo muchas administraciones públicas españolas derrochaban el dinero promocionando actividades en esa ciudad y subvencionando a "instituciones riquísimas" de la Gran Manzana.

"Todos querían vender su comunidad o su ciudad en Nueva York". Se gastó "mucho dinero que se podía haber destinado a cuestiones más importantes, como la educación o la investigación", señaló Muñoz Molina.

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