Niñas y niños a la conquista de la música electrónica

  • Los preadolescentes quieren ser djs aunque no puedan entrar en los clubes. Si se les inmiscuye en el concierto y se les trata con seriedad disfrutan de la música por muy avanzada que sea. Solo hay que intentarlo, como en el festival Sonar versión infantil llamado SonarKids.
SonarKids en 2010
SonarKids en 2010
SonarKids
Elena Cabrera

"A los niños hay que tratarlos con la misma seriedad que a un adulto" dice el compositor y padre de dos niñas Oriol Rossell. "En directo, cuando se trata de niños, intentamos acercarnos a ellos haciéndoles participar, preguntándoles cosas, animándoles a cantar y dar rienda a toda su creatividad con el cuerpo o como quieran" dicen Adrià y Paulita, del grupo Papa Topo. "Creo que no hace falta que nos digan nada, a nosotros nos gusta probar cosas nuevas", dice Joan Canyelles, joven dj de 15 años.

La música es uno de los principales estímulos para niños y bebés, e incluso algunos aprenden a leer partituras antes que palabras. Pero sobre la música electrónica se ha mantenido una veda que comienza a transgredirse.

Rosa Amuedo es la coordinadora del grupo de niñas y niños pinchadiscos Pioneer DJ Kids que actuarán en el próximo SonarKids, festival de música y experiencias creativas para niños y padres, el 19 de junio en Barcelona. A Rosa, que dirige el taller del Institut Secretari Coloma de Barcelona del que sale este colectivo, lo que más le sorprende es "el control que tienen físico, reflejos, y el lenguaje de las máquinas, ya que nacen con una Nintendo DS en las manos". Para ella, los que ahora tienen 20 años, son la primera generación en entender el manejo de los platos y la mesa de mezclas como "un instrumento más" y "sin prejuicios", como si se enfrentaran a una flauta, un teclado o una batería.

Joan Canyelles, quinceañero del taller de Rosa, explica que "fue probarlo y engancharse" al oficio de dj. "Mi opinión es que intentamos superar a los otros y a nosotros mismos, pero no nos cortamos nada en hacer las cosas". "No dejan un botón sin tocar –confirma Rosa- sin vergüenza, sin miedo. Siempre hay imitación en la cultura, se aprende y se evoluciona desde el pasado, aunque ahora la cultura esté secuestrada por las multinacionales, sus contratos draconianos y sus derechos". Joan es crítico con la escena: "la verdad es que no deberíamos tener como ejemplo a djs de club, hay algunos que no se cómo han conseguido trabajo, lo mejor es saber en qué consiste". Por eso no le duele prenda no tener la edad suficiente para entrar a un club y ver en acción a sus djs favoritos -Daft Punk, Boys Noize, Justice, Armin Van Buuren, Deadmau5...- porque "si tu vas a un club, no verás la mesa de mezclas, así que mucho no vas a aprender en los clubes ni en los vídeos, solo de oído". "No puedes ver nada de lo que hacen pues están en las alturas como Dios", confirma la profesora, que les aconseja para el futuro disciplinas universitarias con diferentes salidas profesionales como la ingeniería acústica o la producción musical. Además, "les gusta mucho la radio, es un medio que para nada está pasado de moda. Y, como no, ¡Internet! La puerta al mundo. Algunos se comunican por Facebook con sus ídolos y hasta les piden temas en exclusiva y los artistas encantados".

Oriol Rossellha realizado talleres en el MediaEstruch de Sabadell y en la Fundación Miró de Barcelona para niños entre 8 y 12 años. En el medialab de Sabadell, dedicado a las artes en vivo y las nuevas tecnologías, Rossell y Julià Carboneras montaron un taller de grafiti láser y otro de sampling donde los niños podían grabar sonidos y ellos les ayudaban a componer una pieza de hip-hop para que entendieran que se podía hacer música sin tocar un instrumento tradicional. "Siempre me ha molestado la tendencia general a hablar a los niños como si fueran tontos–opina Rossell- de hecho, creo que son mucho más inteligentes que los mayores, aunque su experiencia vital sea más breve. Su apertura de miras y capacidad de absorción de conocimiento son increíbles".

Nos cuestionan

Pero es un público difícil "porque su umbral de atención, o su capacidad de disimular, es menor a la de los adultos, y eso exige un discurso con múltiples puntos climáticos, con muchos estímulos", desvela Oriol Rossell. "El recurso más habitual es establecer un diálogo tipo pregunta-respuesta con ellos, pero esta estrategia corre el riesgo de relegar una clase a mero espectáculo. Insisto en que tratarlos con seriedad, que no con ausencia de humor, suele verse recompensado con su atención".

Para Papá Topo, un grupo indie editado por Elefant Records que participará en SonarKids, el truco de sus conciertos para niños está en conectar "porque las canciones son pegadizas y contamos historias sencillas con las que ellos pueden identificarse" en las que introducen "elementos que a ellos les pueden parecer cercanos, como animales, robots, vampiros, helados, cosas que forman parte de su fantasía, del juego y pasárselo bien".

La participación del público, dejar de tratarlos como espectadores y darles un rol de actores también parece esencial para atraparles: "En algunos conciertos les hemos repartido instrumentos para que tocasen con nosotros y en otros pintaban o bailaban", dicen los autores de La chica vampira.

Oriol Peña tiene 14 años y también forma parte de los Pioneer Dj Kids. Tiene las ideas tan claras que las resume con concisión: "No queremos parecernos a nadie, cada uno tiene su estilo y su técnica. Solo práctica, imaginación y respeto por la música". "La verdad que de los niños siempre se aprende" concluye Rossell. "En mi caso, tanto como profesor como padre, he aprendido a flexibilizar mi perspectiva de las cosas. Justamente por la ausencia de ciertos referentes su discurso se construye de una forma muy orgánica, muy fresca, prescindiendo de axiomas universalmente aceptados, lo cual los lleva a conclusiones muy originales y perfectamente legítimas que invitan a poner en entredicho muchas cosas que los adultos damos por hechas".

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