Sgae, ya no te quiero

  • Más de tres mil autores se dan de alta cada año en la sociedad de gestión de derechos de autor y algunos, muy pocos, renuncian a su contrato por motivos ideológicos o prácticos. El dinero, poco tiene que ver.
Remezclar y reusar clama la camiseta de Anki Toner. Foto: ZEMOS98.
Remezclar y reusar clama la camiseta de Anki Toner. Foto: ZEMOS98.
Julio Albarrán / ZEMOS98
Elena Cabrera

"¿Qué te hace tomar la decisión de darte de baja como socio de la Sgae?", le pregunto al músico barcelonés Anki Toner, asociado a esta entidad durante 19 años. Su álbum Hapiness Is Stupid de su grupo Superelvis fue disco del año para la revista Rockdelux en 1996. "Es difícil de resumir", contesta. "En la solicitud de baja puse que no me siento defendido, que no comparto su postura respecto a la autoría y que considero vergonzosa y vergonzante la forma como esta entidad defiende los derechos de los autores".

Las críticas a la Sgae vienen más de fuera que de dentro, ya que en 2010 se dieron de alta 3.143 nuevos creadores, alcanzando un total de 100.108 socios, entre autores (91.051), editores (1.903) y herederos (7.154). Se trata de la cifra más baja de nuevos socios de los últimos cuatro años (3.902 en 2009, 3.757 en 2008 y 3.385 en 2007).

Los músicos prefieren darse de alta aunque vayan a ganar poco ya que, si no, el dinero recaudado por los derechos de autor que les corresponden (los que pagan las discográficas por fabricar un disco –fonomecánicos- y los que se recaudan por comunicación pública) se quedarían en una bolsa general de lo no reclamado que al final irá a parar, proporcionalmente, a los socios que más dinero generan. En 2010, la Sociedad recaudó 365 millones de euros (un 7.7 por ciento más que el año anterior) y repartió entre sus socios 345 millones (un 5.8 por ciento más que en 2009).

Los socios no sólo reciben el dinero que les corresponde sino que también pueden acceder a ayudas, mutuas, adelantos o descuentos en servicios de salud.


La dificultad de liberar derechos

El mallorquín Miki Serra fue uno de los miembros fundadores de Sexy Sadie, formación que abandonó en 1997 para seguir su carrera en solitario, tras componer canciones en los dos primeros discos. Ha sido socio de Sgae durante quince años, periodo en el que ha recibido de ella unos 4.000 euros. Toma la decisión de darse de baja porque no quiere "pagar autores por fabricar un cd o al hacer un concierto" y quiere distribuir su música como le parezca.

Es precisamente el tema de la distribución y las licencias el que más apostasías –por usar un término de actualidad en asuntos religiosos- provoca. A pesar de que algunos autores asociados como Nacho Vegas están buscando la manera de que la entidad les permita que determinado repertorio quede libre de derechos, en materia de organización interna esto no está regulado. Anki Toner prefiere no ser socio para poder "editar obras de Dominio Público o bajo licencias Creative Commons sin tener que esconder mi identidad y sin pedir permiso a nadie. Sí, en la peli ¡Copiad, malditos! parece que Sgae no pone ningún problema, pero pruébalo sin las cámaras delante y un documental en Rtve detrás, y luego me cuentas".

Los miembros de Tarántula, a excepción de Joe Crepúsculo, que se dio de baja y luego de alta de nuevo, también renunciaron en el año 2005 después de preguntar si había "algún problema" en poner su disco Esperando a Ramón para descarga gratuita en la web del sello, Producciones Doradas. "Nos dijeron que debíamos pagar por cada descarga hecha y que luego cobraríamos una parte en concepto de derechos de autor. Nos pareció estúpido para nuestros intereses y presentamos nuestra solicitud para causar baja".

La poco lucrativa música experimental

Los creadores de música experimental como Anki Toner o Alfredo Costa Monteiro piensan que para la Sgae esta música "no existe", dice el segundo, que dejó de ser socio después de cuatro años "y mejor así". El portugués residente en Barcelona desde 1992 explica que ser socio de la entidad de gestión le ha traído problemas, en ciertos casos, con "los dueños de sellos" extranjeros que han editado su música porque "han tenido que pagar un impuesto a la 'sgae' de su país, ya yo era miembro de la Sgae en España".

Los problemas que alude Toner como socio vienen derivados de conflictos propios de una actividad musical que no se enclava en la cuadrícula del pop. "Que lo que vosotros hacéis en Superelvis no se puede registrar" le decían, "que hay que llevar obligatoriamente partituras de los temas, que no se puede registrar tal o cual seudónimo, porque 'Anki Toner' no me lo concedieron, ya que me habían concedido antes 'Pako Corbella', que esto lo tenías que haber dicho antes, que no podemos defenderte en tal problema con un concierto en directo en Radio 3 y el archivo de RTVE...".

Los que se han dado de baja coinciden en que el trámite es sencillo. Según el contrato, para evitar las renovaciones tácitas de este cada tres años, es necesaria la "denuncia por parte del titular", formalizada por escrito dirigido a la Junta Directiva "con una antelación mínima de un año de la fecha de su vencimiento". La entidad no puede romper el contrato, sólo el socio.

En un mes adiós a Sgae pero la editorial es para siempre

"Mi contrato ponía, en letra pequeña, los pasos a seguir" para darse de baja, explica Anki Toner, "pero dudo que fueran correctos, porque los estatutos de la entidad habían cambiado y mucho. Uno de los problemas es que cuando yo entré en Sgae los estatutos no contemplaban el contrato de gestión. Ahora, si quieres entrar te obligan a aceptar todos los estatutos, "especialmente el artículo 14". Me lo miré y vi que para darse de baja hay que solicitar la baja y, además, denunciar el contrato de gestión. A los que estamos en Sgae antes de la reforma de los estatutos en el 97 nos metieron el contrato de gestión doblado, aparte de cambiar la E de Sgae, que era de España, por la E de Editores".

"Poco menos de un mes después de presentar la solicitud y la denuncia del contrato de gestión me contestaron que 'en la reunión del consejo de administración de nuestra entidad se acordó concederle la baja total de la Sgae'. Del contrato de gestión no dicen nada. Todavía debe estar en vigor, según ellos, hasta el 31 de diciembre de un año de estos. Puesto que sólo gestiona mis temas viejos y, de todas formas, mis co-firmantes siguen siendo socios de Sgae, me preocupa poco". Es la experiencia de la mitad del dúo Ankitoner Metamars.

A Miki Serra le preocupa más "el tema de las editoriales, porque de la Sgae te das de baja cuando quieres. La editorial, en cambio, se queda con derechos de tus canciones y puede hacer con ellas lo que quiera". El músico, cuyas canciones de su nuevo disco Relatos cortos. Parte I están disponibles en su web, admite que "siempre hice lo que quise con mis canciones, aún sin estar de baja, yo soy un pezqueñito para ellos".

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