Nélida Piñón y Sergio Ramírez, narradores de Latinoamérica en la FIL

  • Además de exitosos escritores, el nicaragüense Sergio Ramírez y la brasileña Nélida Piñón son ante todo narradores de Latinoamérica y de sus raíces, y hoy compartieron su visión de la literatura con los asistentes al salón literario de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Guadalajara, 30 nov.- Además de exitosos escritores, el nicaragüense Sergio Ramírez y la brasileña Nélida Piñón son ante todo narradores de Latinoamérica y de sus raíces, y hoy compartieron su visión de la literatura con los asistentes al salón literario de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

"Yo no soy solamente yo. Yo soy mis ancestrales, yo soy las historias que me contaron. Tengo la pretensión de ser más que Brasil, más que América; yo quiero ser la herencia (...) de la variedad", apuntó la brasileña durante esta charla, una de las principales actividades de la FIL que se inició ayer en Guadalajara.

Para la integrante de la Academia Brasileña de las Letras, uno es "fruto de todas las narrativas" que tiene cerca. "Yo estoy muy agradecida a la familia. Soy muy anacrónica porque amo la familia. Creo que toda desgracia y los males del mundo están en el microcosmos de la familia", apuntó.

Nieta de gallegos que emigraron a Brasil, Piñón es autora de "A república dos Sonhos" (La república de los sueños, 1984), que trata de la emigración que realizaron sus abuelos y las penurias que sufrieron, una de las obras que le llevaron a ganar el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2005.

"Nuestra historia es mucha. Siempre tengo la sensación de que cada día me acuerdo de una historia que quizás nunca llegue a escribir, pero está cerca, es palpable y me enseña un poquito a vivir", agregó la autora de 77 años.

En opinión del nicaragüense Sergio Ramírez, "uno tiene que sacar una historia porque necesita sacarla, necesita transcribirla y necesita que alguien la lea", y es esto es lo que le pasó cuando acabó la Revolución Sandinista (1979-1990) al verse en la necesidad de contar lo que había pasado en el país y lo que le había pasado a su familia en libros como "Adiós muchachos" (1999).

Ramírez cree además que "el gran depósito de la historia personal es siempre la infancia", a la que uno regresa constantemente y "cuando no recuerda, inventa" porque "la infancia es un espejismo".

Y es que lo que uno no recuerda de la infancia lo llena con imaginación, que es "el gran deleite" de la escritura, "poder crear, poder imaginar".

"Ir a esos territorios íntimos y personales y poderlos reproducir y encontrarse con la maravilla de que cuando uno reproduce un territorio de este tipo el lector se encuentra en él, y esa comunicación con el lector, es lo que hace la literatura", apuntó.

"Si el lector no se reconoce en la literatura es que está muerta, porque la literatura no es un monólogo; es un diálogo, un diálogo múltiple. Cada vez que uno abre un libro uno establece un diálogo con el lector diferente, y ninguno de esos diálogos se parece. Hay tantos libros como lecturas, tantos personajes como lectores", agregó el escritor, reciente ganador del Premio Carlos Fuentes a la Creación Literaria.

En la literatura, "uno lo que imagina lo pone en signos y esos signos tienen que ser descifrados por el que lee, y el que lee a su vez imagina. Esa doble, triple, múltiple imaginación es lo que hace la literatura", concluyó.

El salón literario es una de las actividades principales de la FIL y desde que falleció Carlos Fuentes en 2012 se bautizó con su nombre. Hoy fue su viuda, Silvia Lemus, fue quien entregó a los dos escritores una medalla conmemorativa por su participación en esta actividad.

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