Netopil saca brillo a "La novia vendida" una ópera cómica de Smetana

  • Valencia.- El director checo Tomás Netopil ha sacado brillo a "La novia vendida", de Bedrich Smetana, una ópera cómica entretenida pero que no ha llegado a calar en su estreno, hoy, en el Palau de les Arts de Valencia.

Valencia.- El director checo Tomás Netopil ha sacado brillo a "La novia vendida", de Bedrich Smetana, una ópera cómica entretenida pero que no ha llegado a calar en su estreno, hoy, en el Palau de les Arts de Valencia.

Con un argumento sobre un matrimonio de conveniencia en el que la astucia del granjero protagonista será clave para deshacer un falso engaño, la acción decae en algunos momentos por la simplicidad y la falta de tensión del propio argumento.

De ambiente rural, "La novia vendida" es una ópera muy popular en la República Checa, país de origen del compositor, y la única de Smetana que ha logrado mantenerse en el repertorio de los grandes teatros de la lírica, aunque con desigual predicamento.

En su tercera ópera en el Palau de les Arts, Netopil ha sacado una brillante sonoridad a la Orquestra de la Comunitat Valenciana, que sigue escalando peldaños y adaptándose con facilidad a todo tipo de repertorio.

El elenco vocal ha alcanzado un buen nivel, sobre todo la pareja protagonista: la soprano eslovena Sabina Cvilak (Marenka) ha exhibido una voz versátil y bien modulada que ha dado encanto a su personaje y que ha arrancado aplausos en el aria del tercer acto. Por su parte, el tenor checo Alés Briscein ha sido un astuto Jenik de voz bien timbrada.

Notable ha sido también la actuación de los dos personajes cómicos: el bajo ruso Vladimir Matorin, que ha encarnado a un casamentero Kecal de voz rotunda aunque quizá haya que achacarle una excesiva sobriedad, y el tenor catalán Vicenç Esteve, que con dominio vocal y del personaje, ha encarnado a un acomplejado Vasek, incapaz de enamorar a ninguna mujer.

Correctos el resto del reparto, con menciones a Miguel Ángel Zapater y Pilar Vázquez (los padres de la novia), al igual que el Coro de la Generalitat, que mantuvo su buen nivel acostumbrado.

La versión que se ha estrenado esta noche en el Palau de les Arts es una producción de la Ópera North de Leeds (Reino Unido) de hace doce años que destaca por un montaje escénico tan simple como efectivo: una tarima, que ocupa dos terceras partes del escenario, flanqueada con un poste en cada esquina, y a la que se le van añadiendo diversos elementos (banderolas, mesas de taberna o carromato circense) para conseguir los diferentes ambientes.

Smetana concibió para "La novia vendida" una partitura con melodías del folclore popular checo, que proporciona a la obra un ritmo alegre y festivo, con momentos de lirismo y fugaces acentos dramáticos.

Estrenada en Praga en 1870, uno de los pasajes más conocidos de esta ópera es la obertura, que incluye unos compases que recuerdan fugazmente uno de los motivos de Madama Butterflay, de Giacomo Puccini, estrenada en 1904.

Otro atractivo de esta ópera son las dos danzas (una polca y un típico furiant checo), así como el vistoso número acrobático protagonizado por los titiriteros del circo ambulante.

Daniel Slater realizó una correcta dirección de escena, moviendo con naturalidad a un amplio número de campesinos y dando agilidad al cambio de escenas.

El estreno de "La novia vendida" concitó un menor interés que otras producciones recientes del Palau de les Arts de Valencia, con un palco presidencial ocupado por la consellera de Cultura, Trinidad Miró, y algunos huecos en palcos, platea y butacas laterales de los pisos.

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