No es tan raro estrenar tarde o no estrenar, dicen los actores de "La Mula"

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

Madrid, 9 may.- "La mula", una producción de Gheko Films rodada hasta casi el final por el británico Michael Radford, ha tardado casi cuatro años en solucionar los problemas judiciales que impedían su estreno, algo no tan raro en España, según apuntan sus actores, hoy responsables máximos de la película ante la prensa.

La película se ha resentido por este retraso, opina su protagonista, Mario Casas, en una entrevista con Efe, porque "al final, las preguntas de las que nos estamos haciendo cargo los actores no es un asunto del que nosotros deberíamos preocuparnos; se nos escapa de las manos, no tenemos nada que ver".

"No tenemos la culpa. Nos hubiera gustado que se hubiera estrenado a su tiempo, pero es este el momento de 'La mula', y lo disfrutamos con ilusión", afirma el actor, con el beneplácito de la coproganista y pareja del actor en la vida real, María Valverde, que junto a Secun de la Rosa, se encargaron hoy de la promoción de "La mula", que se estrena, por fin, en las salas, el próximo viernes.

Basada en una novela de Juan Eslava Galán, "La mula" es una historia tierna y cómica sobre hechos reales ocurridos al padre del escritor, acemilero en la Guerra Civil, que Radford empezó a rodar en 2009 (tras tres años de intentarlo, recuerda María Valverde, presente desde los inicios del proyecto) con producción en parte británica.

Las discusiones por la autoría, los porcentajes de gastos y distribución y las leyes que deberían aplicarse -británicas o españolas- acabaron con la cinta en un limbo judicial que ya, por fin, ha sido resuelto a favor de Gheko.

"Hay mucho miedo cuando una película se retrasa tanto o no se termina -apunta Secun de la Rosa-, pero esto es mucho más habitual en el cine de lo que se cree el público: que se quede en un cajón, yo conozco muchos casos. Aunque es duro, no es excepcional", dice este actor de 44 años que ha participado en más de cincuenta producciones de cine y televisión.

Casas recuerda que el rodaje fue "una piña". "Había muchos actores y, cuando acabó la película, como hubo todos estos problemas, hicimos más piña todavía. Nos llamábamos a ver qué pasaba, si salía o no la película, cómo habría quedado...".

"A mí me encantaría, como a mis compañeros, estar hoy en un 'photocall' donde estuviera Alejandra (Frade, dueña de Gheko) y con Radford con nosotros, porque pusimos lo mejor de nuestra parte -afirma Secun de la Rosa-, pero desde algún punto estamos huérfanos, porque estamos sin el director".

Normalmente, reflexiona De la Rosa, "es el director el que dice lo bien que están sus actores (...). Es duro, pero ahora lo que importa es que la película se vea y que el público sepa que todos lo hemos hecho lo mejor que hemos podido".

Y a falta de las "flores" del director, De la Rosa resume el trabajo de Mario Casas como "impresionante".

"Tiene momentos de inocencia, pero luego cambia; hasta su manera de hablar, después de que le den la medalla... Va sumando y sumando, y eso es muy difícil. Y María igual", remata el madrileño.

Para la actriz, "es un honor el simple hecho de que te dirija un director tan grande como Radford; es una película que bebe de actores, y eso se ve en el resultado final".

"Creo mucho en el destino y creo que las cosas pasan por algo", dice Valverde. La película "ha tenido este rumbo y hay que estar agradecido; quizá, si se hubiera estrenado antes, no hubiera tenido el cariño que está teniendo ahora".

Casas coincide con ella en que "la mejor manera de llevar las cosas es dejar que sigan su rumbo".

Biznaga de Plata por este trabajo, el actor ve "la misma fuerza y el mismo empeño" en "La mula" que en clásicos de la comedia española guerracivilista, desde la obra maestra de Luis Berlanga "Bienvenido Míster Marshall" a "La Vaquilla" o "Ay, Carmela".

"La mula", desvela Eslava Galán, es una película que no ha salido "ni de izquierdas ni de derechas, sino de españoles metidos en un conflicto, con mucho humor y ternura".

El escritor, también asesor del equipo británico de Radford, se encargó también de controlar la uniformidad de los soldados, "o mejor, la falta de ella, que les llamaba tanto la atención a los ingleses", cuenta a Efe, y fue quien consiguió para el rodaje el último tanque en funcionamiento de aquella época.

Está fielmente reflejada la época en el texto, y el autor se siente "el único del mundo" que está "encantado" con lo que han hecho con su obra. EFE

aga/ram

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