Dismorfobia, cosmeticorexia... Las nuevas adicciones a la medicina estética

  • La medicina estética cada vez tiene más adeptos en nuestro país, pero un uso incontrolado puede provocar problemas psicológicos
Cirugía estética
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La adicción a la medicina estética tiene muchas derivadas / Pixabay

En España se realizan cada año cerca de medio millón de intervenciones de cirugía estética y plástica, según los datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Estética y Plástica (ISAPS, en sus siglas en inglés). Esto nos convierte en el 12º país del mundo en intervenciones y el cuarto en Europa, con una tendencia que va en aumento. La Sociedad Española de Medicina Estética(SEME) estima que más de un 30% de la población ha recibido alguno o varios tratamientos médico estéticos y espera que, de aquí a cinco años, este porcentaje llegue a la mitad de los españoles.

Pero este tipo de intervenciones o tratamientos muchas veces esconden inseguridades o falta de autoestima por parte de los pacientes, que ven en ellos la única vía para mejorar su físico y, así, su felicidad. Tanto que puede crear adicción y derivar en enfermedades cuyo nombre nos es desconocido, pero tras los que se esconde algo muy simple, la adicción a la estética. Así lo expone la clínica de psicología, sexología y estética Isthar Beauty, que pone el acento sobre ellas para conocer sus consecuencias y cómo tratarlas.

Como advierten desde este centro, la búsqueda de la eterna juventud puede convertirse en una droga para las personas que están insatisfechas con su imagen y sufren presiones por parte de sus parejas, su entorno, la moda o la propia sociedad. Son estas las que buscan en la medicina estética la salida a su frustración y las más propensas a caer en estas enfermedades.

Aclarando conceptos

Para empezar, desde el centro psicológico nos aclaran que la dismorfobia o Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) es el conocido "síndrome de distorsión de la imagen". Es decir, es un trastorno de la percepción corporal que consiste en "la preocupación exagerada por un defecto físico que no existe o una valoración desproporcionada de alguna anomalía física". Normalmente, este problema lo sufren personas muy temerosas respecto a la opinión que terceros puedan tener sobre su físico. 

Es tal su distorsión de la realidad que "pueden llegar a verse como monstruos o con muchos defectos", indican desde Isthar Beauty. Esta percepción de si mismos hace que sean inseguros e infelices y recurran a la cirugía estética como única forma de salir de esa situación. Por ello, recomiendan a los médicos que van a intervenir a estos pacientes que, antes de ello, les sometan a un examen de la personalidad y la estabilidad emocional, "porque muchas veces creen que un cambio físico les va a llevar a un cambio psicológico".

Por su parte, la cosmeticorexia es un concepto que sale del ámbito de la medicina, pero está relacionado con la belleza. Se trata, básicamente, de la adicción a las cremas, que hace que las personas acumulen botes y botes de diferentes tipos de cremas ante el miedo de quedarse sin ellas. Como explican, esta extrema preocupación por la belleza puede convertirse en un trastorno conductual derivado del miedo a envejecer. Por ello, advierten de que hay que ser conscientes de nuestra edad y estilo de vida para determinar las verdaderas necesidades de nuestra piel, "porque las cremas no son la fuente de la eterna juventud, solo tienen la función de limpiar e hidratar la piel".

Por último, también mencionan el botox, el rey de las intervenciones estéticas. Este tipo de operaciones también pueden crear adicción -como hemos visto en muchos famosos y celebrities-, ya que sus efectos solo duran unos meses, por lo que para mantenerlos hay que inyectarlo de nuevo, generando una adicción en muchas personas, que ya no son capaces de sentirse felices sin tener botox en el rostro.

¿Cómo se combate?

Los especialista de este centro advierten de que, antes de intervenir a un paciente, los médicos deben valorar muy bien su perfil psicológico y, sobre todo, tener cuidado con los que acuden al poco tiempo de haberse realizado un retoque, "porque tal vez escondan otro problema más grave, puede que estén ocultando un trastorno producido por una causa emocional".

Para combatir estos problemas, recomiendan la terapia como forma de vencer la adicción a la medicina estética y, a la vez, esos trastornos e inseguridades que les hacen buscar la felicidad a través del bisturí. Si bien no ven ningún problema en que las personas que están sanas y felices consigo mismas se hagan alguna intervención para encontrarse aún mejor, pero siempre y cuando no lo usen como excusa para autorrealizarse.

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