Oreja al esfuerzo de Padilla y Bolívar en una variada corrida de Victorino

  • El esfuerzo de Juan José Padilla y la disposición también de Luis Bolívar han tenido su recompensa, de una oreja para cada uno, en la variada e interesante corrida de Victorino Martín que cerró hoy la Semana Grande de toros en Bilbao.

Juan Miguel Núñez

Bilbao, 28 ago.- El esfuerzo de Juan José Padilla y la disposición también de Luis Bolívar han tenido su recompensa, de una oreja para cada uno, en la variada e interesante corrida de Victorino Martín que cerró hoy la Semana Grande de toros en Bilbao.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victorino Martín, bien presentados y de juego muy desigual. Hubo tres y tres. Los mejores, el encastado tercero, el noble y enclasado quinto y el muy manejable sexto. En cambio, el primero fue manso y "rajado", el segundo tuvo peligro y el cuarto muy difícil.

Juan José Padilla: pinchazo y estocada (silencio); y buena estocada (una oreja).

Diego Urdiales: tres pinchazos y estocada (silencio); y dos pinchazos y estocada (vuelta tras aviso).

Luis Bolívar: estocada delantera y caída (oreja); y pinchazo hondo y descabello (palmas).

La plaza tuvo más de media entrada en tarde soleada.

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VICTORINO SE APUNTA UN TANTO

Victorino Martín ha salvado con nota alta el compromiso más fuerte que ha tenido esta temporada. Bilbao iba a ser definitiva de cara a su cotización para el año próximo dado que en este 2011 apenas ha lidiado en plazas de primera, con una ausencia más que notable, la de Madrid.

Ésta de hoy le va a servir, por el interés que ha tenido el conjunto: las exigencias de unos toros con mucha movilidad, otros con los problemas de la casta, los hubo también que regalaron embestidas muy templadas y largas. Una corrida para todos los gustos y con muchas posibilidades en función de la disposición y la capacidad de los toreros.

Al final, oreja de peso al valor de Padilla, que hizo un esfuerzo tremendo con el cuarto toro, una auténtica alimaña, de viajes cortos y aviesas intenciones, que amagaba constantemente.

Lejos de arrugarse Padilla le buscó las vueltas a fuerza también de consentirle mucho, tragándole una barbaridad. A éste y al que abrió plaza los banderilleó con mucha solvencia. Y cabe resaltar también la buena estocada al cuarto, que por si sola valía la oreja. En aquel primero, que se negó a las primeras de cambio, no pudo pasar el torero del intento.

Trofeo también para el colombiano Bolívar en el toro tercero, por una faena que, aun con algunas pausas injustificadas, tuvo el mérito de acertar en las distancias, siempre muy bien colocado y dejando la muleta "puesta", de modo que el animal, que metía bien la cara, terminó colaborando mucho para el triunfo.

En el sexto no hubo tanto acople al perder Bolívar demasiados pasos entre pases, en un toreo destemplado, excesivamente rápido.

Y sin haber "tocado pelo" la faena más bella y compacta de la tarde la firmó Urdiales, en el quinto. Un "victorino" noble y con mucha clase, al que, no obstante, también tardó el hombre en cogerle el aire.

Pero cuando se acoplaron toro y torero surgió un toreo muy lento y hondo. El temple del toro y la capacidad del torero enganchándole por delante y llevándole muy atrás. Todo esto en las cercanías, en un ambiente de clamor. Lástima que no mató bien, pues hubiera sido de una oreja de peso, o quién sabe si las dos.

En el anterior astado, el que hizo segundo, que fue un auténtico "regalo", más pendiente del torero que de la muleta, Urdiales no pudo si no salir del trance sin mayores agobios.

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