Oreja para cada matador en tarde triunfal del becerrista Aranda en Daimiel

  • Una oreja pasearon cada uno los matadores de toros Javier Castaño, Luis Miguel Vázquez y Alberto Aguilar en la corrida mixta celebrada hoy en la localidad ciudadrealeña de Daimiel, en la que el becerrista local, Carlos Aranda, con cuatro orejas, fue el máximo triunfador de la tarde.

Daimiel (Ciudad Real), 2 sep.- Una oreja pasearon cada uno los matadores de toros Javier Castaño, Luis Miguel Vázquez y Alberto Aguilar en la corrida mixta celebrada hoy en la localidad ciudadrealeña de Daimiel, en la que el becerrista local, Carlos Aranda, con cuatro orejas, fue el máximo triunfador de la tarde.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Adolfo Martín, de aparatosas cornamentas, pero sin remate de carnes. Sosos y descastados. Manejables sin más segundo, tercero y séptimo; y dos erales de El Cotillo, extraordinario el cuarto, y flojo el octavo.

Javier Castaño, ovación y oreja.

Luis Miguel Vázquez, silencio y oreja.

Alberto Aguilar, ovación y oreja.

El novillero sin picadores Carlos Aranda, dos orejas y dos orejas.

La plaza tuvo dos tercios de entrada.

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MUCHA FACHADA Y POCA BRAVURA

Mucha expectación había levantado la corrida de Adolfo Martín en Daimiel, por la gran temporada que está echando la vacada extremeña, y por la cantada seriedad de la corrida a lidiar. Y a la postre, la seriedad de las caras de los toros fue lo más destacado de un festejo en el que hubo muchos pitones, pero poco contenido de bravura.

Lo más destacado del festejo corrió a cargo de un Alberto Aguilar que vio la botella medio llena con su lote. Lució a la verónica en el recibo de capote, y ya con la muleta supo ganarle la acción al tercero de Adolfo y robarle algunos derechazos templados y de relativa longitud, a pesar de la falta de remate en mayoría de las embestidas del toro.

En el segundo de su lote se inventó una faena que nadie había vislumbrado. El toro solo tenía media arrancada y echaba el freno de manera escalofriante en los dos primeros tercios. Sin embargo Aguilar se puso en el sitio, clavó los pies en la arena, y tiró de su oponente a media altura consiguiendo robarle derechazos de muy buen trazo. Faena de verdadero mérito. E inesperada.

Javier Castaño tuvo un lote sin apenas posibilidades. Su primero, cornipaso y muy armado, no terminaba sus viajes, mientras que al quinto logró sacarle varios derechazos templados ganándole la acción.

De la lidia de este debemos destacar tres soberbios pares de banderillas; dos de David Adalid y uno de Fernando Sánchez, además de la lidia de Marco Galán. Es decir, nada que -por fortuna- no sea habitual en esta cuadrilla.

Luis Miguel Vázquez, quien hacía el primer paseíllo de luces de la temporada, no tuvo su tarde. El torero de Daimiel anduvo a merced de sus dos toros con el capote, y con la muleta tan solo logró entonarse en el último tramo de la faena a su soso y deslucido segundo.

El triunfador numérico del festejo fue el novillero sin picadores local Carlos Aranda.

En primer lugar -cuarto de la tarde- se las vio con un extraordinario eral de El Cotillo, al que dio réplica con elegancia y fases de toreo basado en la compostura. El que cerró festejo careció de fuelle, y se defendió con cabezazos que impidieron alcanzar mayores alturas, a pesar de que se le concedieron dos orejas.

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