Pablo Milanés inunda Valladolid de nostalgia y romanticismo

  • Valladolid (España).- El cantautor cubano Pablo Milanés ha ofrecido hoy un recital en el Teatro Carrión de Valladolid (centro), un longevo recinto que ha inundado con el romanticismo, la nostalgia y la melancolía que emana de su extensa discografía.

Pablo Milanés inunda Valladolid de nostalgia y romanticismo
Pablo Milanés inunda Valladolid de nostalgia y romanticismo

Valladolid (España).- El cantautor cubano Pablo Milanés ha ofrecido hoy un recital en el Teatro Carrión de Valladolid (centro), un longevo recinto que ha inundado con el romanticismo, la nostalgia y la melancolía que emana de su extensa discografía.

Tras 39 álbumes grabados en solitario, con 67 años a sus espaldas y una enfermedad crónica en sus huesos, el cantante, músico y productor (Bayamo, Cuba, 1943) acudió junto a dos de sus incondicionales músicos: el director musical y pianista Miguel Núñez y Dagoberto González, al violín y teclados.

Vestía camisa y pantalón oscuros y, sentado sobre un taburete, logró que su cálida y pausada voz simbolizase el perfecto envoltorio para la belleza de sus letras.

Antes, se guardó un minuto de silencio en memoria del escritor vallisoletano Miguel Delibes, fallecido hoy.

Tras estos sepulcrales sesenta segundos, el aplauso se prolongó con fervor, el mismo que prometió Pablo Milanés en su primera alocución. "Yo también me sumo al homenaje que se le hace al alma de esta tierra. Lo hago con canciones, con poesía y con una gran entrega. Espero que podamos sentirnos bien y pasemos una noche maravillosa, entre amigos".

Inició el recital con "La vida no vale nada", canción que aborda con entereza y alegría la no tan manida temática sobre la muerte, para después pasar a "Los días de gloria", "En sacos rotos" y "Nostalgias".

Pero este era un registro temático que se agotó para dar paso, sin dilación, a la ternura y el romanticismo puro con "Si ella me faltara alguna vez", "La felicidad", "Sonidos del alma" o "Amor". Algunas de ellas, aplaudidas con mesura. Otras, celebradas sin tapujos por el público.

Rimas declamadas que versan sobre la necesidad de amar y de huir de "La soledad" que a Milanés descarna. Y es que, no concibe la vida sin despertarse al lado de la persona amada, como así demostró con "Matinal", una de las canciones de su último disco, titulado "Regalo".

Un tono más alegre y jovial, sin desmarcarse de la cadencia plana de su música, que precedió a la espiritualidad y el misticismo que, para él, rodea la búsqueda del amor, como así materializó en "El largo camino de Santiago", un tema que cobra especial significado en este Año Santo Jacobeo.

Siguió con "Despertar" y "Ya ves", una de sus canciones más antiguas y que él más cariño guarda.

Sin lugar a duda, Pablo Milanés es un cubano con alma de trovador capaz de escribir una "Canción de cuna para una niña grande", tema dedicado a una de sus hijas cuando estaba embarazada. Una mirada entrañable que prologó a los dos temas más celebrados de la velada.

Fueron "El tiempo, el impecable, el que pasó" y "Yolanda". Esta última fue recitada por buena parte de un público que se arrancó en halagos hacia el cantautor, los cuales se prolongaron con el siguiente gran éxito, "El breve espacio", con el que se despidió.

Pero el público no cesó en su empeño hasta que Milanés no regresó al escenario para poner el broche de oro a la velada con uno de sus temas más populares, "Para vivir", con el que contagió, finalmente, su amor pleno a la vida, mientras que con "Yo pisaré las calles nuevamente" recordó con desgarro su tierra natal.

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