"Palestina", la premiada novela de un "judío árabe" que cree posible la paz

  • Madrid.- El escritor francés Hubert Haddad, un "judío árabe de origen tunecino" y pacifista, compone en "Palestina" una novela en clave de "tragedia clásica" con una doble finalidad: sanar heridas personales y movilizar conciencias en favor de la paz.

"Palestina", la premiada novela de un "judío árabe" que cree posible la paz
"Palestina", la premiada novela de un "judío árabe" que cree posible la paz

Madrid.- El escritor francés Hubert Haddad, un "judío árabe de origen tunecino" y pacifista, compone en "Palestina" una novela en clave de "tragedia clásica" con una doble finalidad: sanar heridas personales y movilizar conciencias en favor de la paz.

Premio de los Cinco Continentes de la Francofonía 2008 y Premio Renaudot de Bolsillo 2009, "Palestina" (Demipage) pretende "inquietar". "Es -dice Haddad- como una interrogación que surge desde el fondo del ser humano para que se tome conciencia de la encrucijada" del conflicto entre israelíes y palestinos.

Pero, "incluso, aunque la novela es trágica, muestra un deseo de paz", asegura Haddad (Túnez, 1947) en una entrevista con Efe con motivo de la promoción en España de "Palestina", en la que un soldado israelí por avatares del destino adquiere la identidad de un palestino en Cisjordania y sufre las penurias de ese pueblo.

"Hay que salir del circulo infernal" de "la lógica de la guerra" para encontrar un terreno de entendimiento que haga posible la coexistencia de un estado palestino y otro israelí, y que incluso "trabajen juntos" y se conviertan "en un ejemplo para el mundo".

Para Haddad, quien también novela en "Palestina" el traumático suicidio de su hermano mayor, el problema del conflicto palestino-israelí es que "concentra todos los odios del mundo".

Y para desactivar ese eterno polvorín, propone dejar de lado la "noción de identidad", ya que por encima del "mito racial" están "las personas" y la urgencia de encontrar ya una solución.

Para él, esa solución pasa porque Israel permita la creación "lo más rápido posible" de un estado palestino, aunque eso implique "el desmantelamiento de todas las colonias judías que son ilegales desde el punto de vista del Derecho Internacional".

Para salvar ese escollo, Haddad propone una idea que, reconoce, "puede parecer utópica": que "Palestina proponga a las colonias judías integrarse en ese futuro estado y trabajar juntos".

"Igual que ahora hay un millón de árabes israelíes, ¿por qué no podría haber judíos palestinos que trabajarían por Palestina y en un contexto de paz e intercambio?", se pregunta, y concluye que "así todo el mundo estaría en la tierra de sus antepasados".

Reconoce que el "combate" de los pacifistas judíos y palestinos en favor de la paz es "minoritario", pero no pierde su optimismo: "A lo largo de la Historia lo minoritario ha tenido más futuro que lo mayoritario. Hay que confiar en las minorías progresistas".

En ese deseo se inscribe su novela "Palestina", que presenta hoy en el Instituto Francés de Madrid, una novela que nació de sus orígenes "judío árabes".

Esa dualidad le ha "enriquecido", al igual que la cultura cristiana de la que también se ha nutrido, señala Haddad, quien se nacionalizó francés a los 10 años, cinco después de haberse afincado con sus padres en un barrio popular de París.

"De niño estaba en un ambiente mitad judío, mitad árabe. Hizo falta tiempo y dramas, especialmente -confiesa- la perdida de un hermano que fue a vivir a Israel y que se suicidó por desesperanza ante la imposibilidad de una salida" al conflicto para poder escribir "Palestina".

Se escribe, dice, "con todas las emociones de la vida". Para Haddad la literatura es su "espacio vital" y la poesía, en concreto, su "respiración", porque "todo nace de la poesía".

Su amor por la literatura, por la palabra le ha llevado desde hace años a impartir también talleres de escritura en prisiones, colegios, hospitales psiquiátricos infantiles y escuelas para adultos analfabetos.

Catalina Guerrero

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