En esta obra --protagonizada por Cristina Fernández y Àngel Fígols-- destaca una puesta en escena vanguardista, con proyecciones de mapping 3D y vídeo en directo. Con el apoyo de la tecnología construye un espacio visual impactante, donde diferentes líneas argumentales y escenarios se entrecruzan en un puzle teatral que intenta construir la realidad a partir de la memoria y el margo de error que hay entre ambas.
El teatro de Juan Pablo Mendiola es reconocible por su búsqueda de nuevos lenguajes y el uso de la tecnología en sus montajes. Esto le ha valido reconocimientos como el Premio Max al mejor espectáculo infantil de 2015 por Dot, de Maduixa Teatre, y la candidatura como mejor autor revelación por Harket, la primera producción de PanicMap, compañía creada por él y Margarita Burbano en 2012.
Esta obra se representó en festivales de toda España, logrando muy buenas críticas y el Premi BBVA de Teatre al mejor espectáculo de 2014 y a la mejor intérprete, Cristina Fernández. La actriz valenciana también protagoniza Dystopia, esta vez junto al actor Àngel Fígols, y nuevamente asume la creación coreográfica del espectáculo.
Los dos mantienen un intenso duelo interpretativo en escena, desdoblándose en unos papeles de gran exigencia emocional y física: los protagonistas van a encontrarse en diferentes lugares y momentos, interactuando con los elementos visuales que los envuelven en el escenario y descubriendo poco a poco los límites de su propia realidad.
Tras el éxito de 'Harket', PanicMap vuelve a ofrecer una combinación de tecnología y nuevas formas de expresión teatrales para lograr una impactante puesta en escena, por momentos cinematográfica, y para estimular al espectador con un relato no lineal y nada convencional.
El nuevo espectáculo de Juan Pablo Mendiola redobla su apuesta por el teatro de vanguardia desde Valencia y con profesionales valencianos, investigando en lenguajes escénicos y mezclando diferentes disciplinas artísticas. En palabras de su autor, "el espectáculo nos muestra la necesidad que tenemos de construir una realidad paralela cuando aquello que nos rodea se descompone a trozos, cuando nuestro presente nos parece un futuro distópico de nuestro pasado".
LABERINTO DE ESPEJOS
"Nuestro protagonista se adentra en un laberinto de espejos emocional, en el que le cuesta reconocerse. Dystopia es una propuesta muy exigente para los dos actores, que continuamente se ven exprimidos física y emocionalmente", añade.
El resultado, subrayas desde Las Naves, es "un teatro radicalmente contemporáneo, que busca la emoción y la reflexión del espectador con técnicas innovadoras y construye sobre el escenario historias e imágenes tan atractivas como sorprendentes".
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