París descubre el arte plástico del actor Jean Marais

  • Maria Llort.

Maria Llort.

París, 16 feb.- Apasionado por la escultura, la pintura o el dibujo, con un talento aplaudido incluso por Picasso, el actor Jean Marais fue muy reconocido por sus prestaciones interpretativas, pero legó también una ingente producción artística, poco conocida hasta ahora, y que una exposición en París saca a la luz.

Protagonista de "El Conde de Montecristo", rostro conocido de la gran pantalla y de los escenarios franceses, Jean Marais (1913-1998) también es célebre por haber mantenido una relación artística y sentimental con el escritor Jean Cocteau.

Pero, lejos de los focos, Marais mantuvo una ingente labor artística, desde el diseño de moda a la pintura pasando por la escultura y las ilustraciones para cuentos infantiles.

El resultado de su trabajo, plasmado en 1.200 obras, se puede contemplar hasta el 16 de marzo en la exhibición "Jean Marais. Historia de una vida" del parisiense centro Élephant Paname, en una oportunidad que probablemente sea única, ya que alrededor del 30 por ciento de las piezas serán subastadas después.

"Picasso decía que había dos tipos de artistas, los buenos y los malos, y que Marais formaba parte de los buenos", señala a Efe el comisario de la exposición, Laurent Fiat, quien considera que el intérprete no reflexionaba sobre sus creaciones sino que simplemente seguía su instinto.

Éste le llevó a adoptar un estilo "minimalista y surrealista" que, según Fiat, demuestra la influencia que recibió del escritor y dramaturgo Jean Cocteau, hasta que punto de que el actor consideraba que no había nacido hasta que en 1937 le conoció.

El encuentro impresionó también a Cocteau, que veía en Marais un ideal estético inspirador y, juntos, trabajaron en películas como "La Bella y la Bestia" (1945) y "Orphée" (1949).

Prolífico intérprete, Marais participó en más de 80 cintas, que le valieron un premio César de Honor en 1993, y cuyo rastro también está presenten en la exhibición gracias a carteles y algunas de las prendas del vestuario.

La muestra evoca además su relación con el teatro, que conoció desde diversos prismas -actor, decorador y director de escena- en obras como "Andromaque", "Pygmalion" y "Britannicus".

Desde su debut sobre las tablas en 1936 con "Julio César", el actor triunfó con piezas como "Les Parents terribles" y "Cocteau-Marais", que se representaron varias temporadas.

Más allá de su labor interpretativa, Marais se refugiaba, especialmente después de la muerte de Cocteau en 1963, en los pinceles de su taller, recreado con todo detalle en la exposición.

Allí pintó cuadros protagonizados por colores vivos, esculpió en metal y, durante la última etapa de su vida, experimentó también con la cerámica.

Con todo, Marais siempre se definió como "un artesano" porque la alta consideración que tenía del arte le impedía "creerse un artista".

"Trabajo con las manos y mi cabeza las guía menos que mi corazón", explicaba el actor, quien detallaba que sus creaciones eran un "acto de amor" hacia un objeto o un ser tan admirado que deseaba "fijarlo definitivamente sobre el lienzo".

El sentido de la estética nunca le abandonó y, tras años diseñando trajes para la escena, en 1970 lanzó su propia colección de "prêt à porter" con el seudónimo de Jean Mora.

Los bocetos expuestos reflejan influencias de Coco Chanel, fundadora de la mítica marca francesa, Christian Bérard, conocido por su maestría en los drapeados, y André Bardot, cuyos trajes de chaqueta eran muy solicitados.

Ya en su madurez, Marais ilustró en 1978 cuentos y discos infantiles, impulsando así una afición que cultivaba desde su niñez, cuando sentía la necesidad de plasmar sobre el papel un mundo imaginario.

Con una técnica digna de los miniaturistas de la Edad Media, según los organizadores de la muestra, el actor francés optó entonces por un realismo pictórico protagonizado por la naturaleza y los animales.

"Jean Marais era un creador muy completo, pero su faceta como artista plástico es poco conocida", destaca Fiat, para quien esta exposición es una forma de descubrir "la parte oculta de su personalidad".

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