Pavos reales y abanicos: "El Movimiento Estético" en el Victoria & Albert

  • Londres.- El llamado Movimiento Estético, equivalente británico del llamado "Art pour l'Art" francés, es objeto de una extraordinaria exposición en el museo Victoria & Albert, de Londres, dominada por los pavos reales, los abanicos y la bellezas femeninas de mirada lánguida.

Pavos reales y abanicos: "El Movimiento Estético" en el Victoria & Albert
Pavos reales y abanicos: "El Movimiento Estético" en el Victoria & Albert

Londres.- El llamado Movimiento Estético, equivalente británico del llamado "Art pour l'Art" francés, es objeto de una extraordinaria exposición en el museo Victoria & Albert, de Londres, dominada por los pavos reales, los abanicos y la bellezas femeninas de mirada lánguida.

No podía haberse encontrado una institución más apropiada para acoger la exposición dado que el V&A está estrechamente asociado desde su creación a ese movimiento como puede comprobar cualquier visitante de su cafetería, una de cuyas salas, el llamado Comedor Verde, conserva la bellísima decoración original de William Morris, una de las grandes figuras de esa corriente.

La exposición "El Culto de la Belleza: El Movimiento Estético 1860-1900" (del 2 de abril al 17 de julio) reúne numerosas obras de arte, pinturas y esculturas, muebles y toda suerte de objetos decorativos, situándolos en el contexto de una época abundante en dandies, bohemios y personajes extravagantes dedicados a la persecución de la pura belleza estética.

Es una época asociada a nombres como los de los fundadores de la Hermandad Prerrafaelita, los pintores Dante Gabriel Rossetti, William Holman Hunt, John Everett Millais, el teórico John Ruskin, el iniciador del movimiento Arts and Crafts, William Morris, o el arquitecto del revival gótico William Burges.

O a escritores cuyo estilo de vida escandalizó a la sociedad victoriana, como el poeta Algernon Charles Swinburne o el mucho más conocido internacionalmente poeta y dramaturgo Oscar Wilde, quien fue el propagador del nuevo evangelio esteticista en la gira que realizó por Estados Unidos en 1882.

La exposición londinense se centra en esas últimas décadas del siglo XIX en las que esos y otros creadores apostaron por un nuevo tipo de arte, liberado tanto de la moral puritana como del vulgar materialismo, la fealdad y el comercialismo que veían a su alrededor.

Para aquellos creadores, hermanados en espíritu con los cultivadores franceses del "Art pour l'Art", como los poetas franceses Théophile Gautier o Charles Baudelaire, el arte se justificaba por sí solo sin que necesitase estar al servicio de intereses espurios ya fueran políticos, morales o religiosos.

John Ruskin, el más influyente crítico de arte británico defendió así a los prerrafaelitas frente a los ataques del novelista Charles Dickens, aunque en la segunda mitad de su vida, su interés por las reformas sociales y las cuestiones económicas y políticas le llevó a distanciarse de la doctrina de la total autonomía de las artes.

Por su parte, Morris y otros impulsores del movimiento de Arts and Crafts como Walter Crane, Charles Rennie Mackintosh o Christopher Dresser, convirtieron las ideas estéticas de Ruskin en actividad práctica, revalorizaron la primacía del trabajo artesanal sobre la máquina y potenciaron la creatividad y espontaneidad del arte frente a la producción en serie del industrialismo.

Arquitectos y diseñadores como E.W. Godwin y el citado Dresser, ambos admiradores del arte y el diseño japoneses, buscaron corregir mediante la intervención directa en el proceso de producción industrial el para ellos deplorable gusto estético de las clases medias de la época.

Con su refinada sensibilidad a las formas geométricas o el gusto por el ornamento natural y la armonía cromática, esos y otros diseñadores crearon cerámicas, textiles, muebles y empapelados de paredes capaces de halagar el gusto de los estetas más exigentes.

Como señala el experto del V&A Stephen Calloway, los domicilios de artistas como Leighton, Rossetti o Morris o de ricos coleccionistas como Alexander Constantine Ionides y sus "extravagantes estilos de vida" se convirtieron en objetos de fascinación pública, lo que llevó a su vez a una auténtica revolución en la arquitectura y en la decoración interior.

Tanto la exposición, como el catálogo profusa y bellamente ilustrado que la acompaña, exploran también otros aspectos claves de ese movimiento como la moda femenina, la fotografía de pioneros como Julia Margaret Cameron o la influencia de la estética japonesa.

Ya a finales de siglo, los excesos del esteticismo acabaron convirtiéndose en objeto de sátira en revistas como "Punch". Algunas de sus figuras más importantes murieron en los noventa. El movimiento perdió energía y se impregnó de una mórbida sensualidad que se refleja en la literatura del período y que permite hablar ya claramente de "decadencia".

Joaquín Rábago

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