"Pepita Jiménez", un poema entre el erotismo y la religión de Calixto Bieito

  • Concha Carrón.

Concha Carrón.

Madrid, 13 may.- Para la puesta en escena de "Pepita Jiménez", por primera vez en su versión original en inglés, el poco convencional director teatral Calixto Bieito se retrotrae a los "claroscuros" de los 60 y alumbra esta ópera de Isaac Albéniz, una especie de poema que se debate "entre el erotismo y la religión".

En cuatro únicas funciones -19, 21, 23 y 25 de mayo- los Teatros del Canal estrenan en España este montaje en el que Bieito ha optado por trabajar sobre la segunda versión, estrenada en la ópera de Praga en 1886, volviendo al libreto original en inglés, tal y como la escribió Albéniz, algo que -cree- "no es un inconveniente" porque la música es internacional y llega "directamente a los sentidos".

En esta coproducción de los Teatros del Canal y el Teatro Argentino de La Plata, dónde ya se ha representado esta ópera, el maestro José Ramón Encinar dirige a la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (Orcam), en un espectáculo que cuenta con las voces de la soprano hispanoalemana Nicola Beller y el tenor Gustavo Peña como protagonistas.

La escenografía, diseñada por Rebeca Ringst, tiene un papel primordial en el montaje, al integrar en el escenario una gran construcción de nueve metros que contiene 28 armarios que abren y cierran puertas, metáfora de los "secretos" que esconden los roperos, que han proporcionado siempre motivos de juegos y fantasías a los niños, como le sucedió de pequeño al propio Bieito.

La ópera "Pepita Jiménez" fue compuesta por Isaac Albéniz sobre un libreto en inglés de Francis Money-Coutts, basado en la novela del mismo nombre de Juan Valera, y su primera versión fue escrita en París, en 1885, siendo representada en el Liceo de Barcelona con una traducción al italiano del libreto original en inglés.

La segunda versión, sobre la que ha decidido trabajar Bieito, vuelve al libreto original en inglés y añade la novedad musicológica de poder escuchar esta primera orquestación inglesa más contundente.

La acción de "Pepita Jiménez" transcurre en un pueblo sin determinar de Andalucía, en el que surge una historia de amor entre Pepita y el seminarista Luis de Vargas, personajes interpretados por la soprano Nicola Beller y el tenor Gustavo Peña.

Para el director de escena, uno de los más reconocidos en el circuito operístico internacional, "Pepita Jiménez" es una ópera "excepcional", que podría estar "en cualquier teatro de ópera de Centroeuropa", con una música "arrebatadora y sensual, que huele a candelabros y a azahar".

Esa música, que ayuda a equilibrar "algunas endebleces" del libreto, le ha ayudado a recrear "un paisaje lleno de recuerdos familiares", de sus padres y abuelos, y ha indicado que aunque se han hecho versiones más pesimistas en las que su protagonista optaba por el suicidio, él ha querido un final "más luminoso, dónde la vida vence".

"No es una propuesta política, sino poética", ha dicho Bieito, quien ha asegurado que la puesta en escena está basada en la "oscuridad" que él recuerda de las casas españolas de finales de los 60 y principios de los 70.

Calixto Bieito ha elogiado el modelo teatral "distinto y moderno" que ha puesto en marcha los Teatros del Canal, que -a su juicio- "hacía falta" en el sistema cultural español.

José Ramón Encinar, director de la Orcam, ha lamentado que se haya "hipervalorado" la suite para piano 'Iberia', de Albéniz, mientras que el resto de su obra se ha "infravalorado" y es "mal conocida" cuando se trata de un repertorio "extraordinario".

Según Encinar, en esta ópera, que ha calificado de "absolutamente wagneriana" por su "discurso fluido", no es sencilla ni la parte de los cantantes ni la orquestal, aunque finalmente se logra un reparto "muy equilibrado" de voces "muy variadas".

El director artístico de los Teatros del Canal, Albert Boadella, ha calificado a Encinar y Bieito como "dos pesos pesados" de la escena, y ha asegurado que el director de escena pertenece a la categoría de aquellos que "se implican directamente en la acción; entra como un personaje en el interior de la obra", arriesgándose a que "los talibanes" le critiquen por poco ortodoxo.

"Si fuera por ellos, (por los talibanes e inquisidores) es evidente que el género humano no habría pasado del Paleolítico", ha dicho.

Mostrar comentarios