Philippe Petit, el funámbulo que alcanzó las nubes: "El miedo no existe en mi vida"

    • El funámbulo francés Philippe Petit cruzó las Torres Gemelas de Nueva York a través de un cable el 7 de agosto de 1974, cumpliendo un sueño que llevaba tiempo persiguiendo.
    • Con motivo del estreno de 'El desafío (The Walk)', Petit visitó Madrid y nos contó su experiencia, lo que sintió al pasear por el cable, además de darnos su opinión sobre la película.
Philippe Petit, durante su visita a Madrid con motivo del estreno de 'El desafío' / José González
Philippe Petit, durante su visita a Madrid con motivo del estreno de 'El desafío' / José González

El 13 de agosto de 1949 nació un artista rebelde en Nemours, Francia. Un artista que tenía un sueño y que no cedió en el empeño hasta conseguirlo: subió a lo alto de unas Torres Gemelas en construcción, unió los dos edificios con un cable y, sin ningún tipo de mecanismo de seguridad, caminó sobre la delgada cuerda que separaba la vida de la muerte ante la atónita mirada de decenas de neoyorquinos. Philippe Petit pasó a la historia por tal magnífica -e ilegal- hazaña, pero su historia no comenzó en Nueva York, sino años atrás en su Francia natal, como cuenta la película 'El desafío (The Walk)', que llega hoy, día de Navidad, a las carteleras españolas.

El amor por desafiar a las leyes de la física germinó en él desde muy pequeño. Con tan solo cuatro años, Philippe ya se subía "a todas las cosas" con el objetivo de distanciarse de sus congéneres, ya asomaba en él "cierto desdén hacia el prójimo", narra en su libro 'Alcanzar las nubes'. Se convirtió en una persona autodidacta, aprendiendo, por ejemplo, magia por su cuenta. En la siguiente década, cultivó otros artes como el dibujo, la pintura, la escultura y el teatro apoyado por maestros de renombre. Cuando cumplió diecisiete años, sus padres le emanciparon "legalmente" y comenzó a desarrollar su destreza en los malabares y el funambulismo.

A los 18 años, Petit, que había sido un estudiante problemático con tendencia a la cleptomanía, se marchó de casa y se convirtió en un trovador errante sin licencia que veía cómo las fuerzas del orden le frustraban los espectáculos con sus constantes detenciones.

En el invierno de 1968, en París, una visita al dentista por un insufrible dolor de muelas a causa de varias caries le cambió la vida. En la consulta, hojeando un periódico, se quedó fascinado ante un artículo y una imagen presente en su interior: unas impresionantes torres gemelas, de 110 plantas, que van a alzarse en Nueva York y que "harán cosquillas a las nubes". Su pasión por el funambulismo había alcanzado tal obsesión que agarró un lápiz y trazó una línea, simulando una cuerda, entre las dos azoteas. Arrancó la hoja y se la llevó a casa, aunque durante los siguientes cuatro años se olvidó del recorte. Mientras, las torres iban tomando forma en la capital neoyorquina.

Petit, antes de centrar todos sus esfuerzos en subir a esos dos brazos que señalaban a los dioses, fascinó a los espectadores con otras exhibiciones funambulistas, como la que fue su "primera actuación aérea ilegal", en la catedral de Notre Dame (21 de junio de 1971), o su paseo entre las torres en la parte norte del puente de acero de Sidney, Australia (3 de junio de 1973). Entre ambas hazañas, se topó en una revista con un nuevo artículo sobre las torres de Nueva York, que ya estaban en construcción. Se convirtió en una obsesión para él, no podían acabarlas sin que él antes las hubiera unido con su cable. Removió cielo y tierra -buscó cómplices que le ayudaran en su ilegal internada en las Torres Gemelas- para cumplir su objetivo. El 7 de agosto de 1974 alcanzó las nubes, alcanzó su sueño.Philippe Petit visita el cielo de Madrid

Con motivo del estreno de 'El desafío (The Walk)' este 25 de diciembre, Sony Pictures nos invitó a vivir en lo alto de la Torre Picasso de Madrid una experiencia de vértigo. En la azotea del edificio, en una sala de cine acristalada, entró Philippe Petit, con 66 años, infinidad de intensas experiencias a su espalda y una energía envidiable de una persona que, sin duda, disfruta con lo que hace. El artista respondió, en un bastante fluido español, a las preguntas de los allí presentes, que queríamos saber más sobre lo que le empujó a arriesgar su vida a más de 400 metros de altura y su opinión sobre la película dirigida por Robert Zemeckis.

Petit fue muy claro desde el inicio: "Sin rebeldía no puede haber creación". Con sus espectáculos, asegura rebelarse "contra todo, contra la condición humana,las reglas de los padres, de la sociedad, de todo". Petit no quería formarparte del "rebaño".

De hecho, se rebeló hasta tal punto que dejó de hablarse con sus padres."Sentí durante gran parte de mi vida que no tenía padres. Sentí que no me entendían. Mi padre, que era un autor, deportista, piloto del ejército, no podía ir a un cocktail y decir 'mi hijo es un malabarista en la calle y pasa el sombrero'. Él decía que trabajaba en el teatro. No sentí la ayuda de mis padres hasta el final de sus vidas. En los últimos meses de su vida, fui el mejor amigo de mi padre", contó en lo alto de la Torre Picasso.

Petit insistió en varias ocasiones en que para él sus hazañas nunca fueron desafíos, sino sueños. "No tenía miedo.Para mí no era un desafío. Ese no era mi título. Mi título [del libro] era 'Alcanzar las nubes'". Recalcó: "El miedo no existe en mi vida".

Al ser preguntado sobre qué sintió al cruzar el cable en las Torres Gemelas, expresó: "No es difícil para mí la respuesta porque yo viví esta aventura. En medio segundo puedo viajar 41 años atrás. El principal sentimiento fue éxtasis, felicidad de gran altura. También había temor, miedo en el cuadro de mi actuación, pero no dentro de mí, porque, si hubiera habido miedo dentro de mí, no hubiera dado esos primeros pasos. La felicidad se ve en las fotografías, en la pantalla, con una sonrisa de oreja a oreja".

¿Se sintió invencible?"Ser humilde no es mi fuerte. Pero,para un artista que se juega la vida, es muy importante ser humilde porque el momento en el que se siente invencible es el momento en el que la muerte está más cerca de llevárselo", reflexionó.¿Es la película fiel a la historia real? Petit responde

Inevitable fue preguntarle sobre qué le había parecido la película, si era fiel a lo que realmente ocurrió y si transmite en sus fotogramas lo que él vivió en sus propias carnes al caminar por el cable.

¿Hasta qué punto se parece la escena del paseo representada por Joseph Gordon-Lewitt a lo vivido en 1974? Es "muy próximo a la realidad", reconoció. "La primera cruzada fue muy técnica porque no pude comprobar los anclajes (de un lado sí, del otro no). No sabía cómo el cable iba a vibrar. La segunda, la tercera y posteriores cruzadas eran el principio del espectáculo. En ese momento, me vino a la cabeza una música clásica de piano, como la que el director puso en la película. Es exactamente lo que sentí. Creo que la película logra que la gente esté conmigo sobre el cable".

Su valoración general de 'El desafío (The Walk)' es buena, aunque sí revela que hay "pequeños detalles" que solo él puede ver que no le gustan. "Lo que me gusta de esta película es que se muestra la aventura, mi personalidad, el alma de las torres, de Nueva York". A lo que añade: "Lo mejor de la película es la alegría, porque soy alguien que no puede vivir sin alegría, y eso se siente en la pantalla. Es más o menos mi historia, un trozo de mi vida. Cuando se cuenta una historia, se modifican las cosas, se cambian los personajes. Es normal. Hollywood lo hace desde hace años".

Los detalles a los que se refería son, por ejemplo, el tropiezo al inicio de la actuación o la sangre en el pie en el momento de cruzar las torres. También aseguró que le hubiera gustado hacer un pequeño cameo en el filme y que Ben Kingsley le hubiera consultado para interpretar a papa Rudy, para que este se pareciera más a cómo era en realidad. Aun así, dijo gustarle la creación del oscarizado actor.'El desafío' vs. 'Man on Wire'

No es la primera vez que la valerosa historia de Philippe Petit llega a las pantallas. En 2007, James Marsh dirigió una película documental, 'Man on Wire', sobre la hazaña del funámbulo francés. Para Petit no son incompatibles las dos obras, pues narran de forma distinta lo acontecido.

"Un documental está cerca de la verdad. No tiene dinero para hacer una cruzada real. [Recurre más a] Investigación, policía. El documental fue maravilloso. Ganamos el Óscar. ¿Necesita una película? En mi opinión sí. Muestra cosas que el documental no podía mostrar. La película invita a la gente a caminar detrás de mí y eso no puede hacerse sin iMAX, 3D. Hay espacio para dos maneras de contar. Son obras muy diferentes que no se pueden comparar".Las Torres Kio y Las Ventas, sueños pendientes

Sin dejarse amedentrar por sus 66 años, Philippe Petit sigue en activo ("continúo haciendo todos mis artes: magia, malabarismo en la calle, pero de forma puntual")y solo parará cuando las piernas no le funcionen más. "Galopas por la vida mirando posibilidades", y entre esas posibilidades están las torres Kio de Madrid y la plaza de toros de Las Ventas ("es un lugar maravilloso"). Le encantaría cruzar un cable en estas famosas construcciones madrileñas, si bien, como él mismo explica, hoy en día se es más propenso que antes a decir 'no', porque decir 'sí' supone comprometerse y tener que trabajar.

Otro de los sueños de Petit es abrir una escuela, una fundación, de los artes del teatro, no tanto para enseñar, sino para abrir puertas a aquellos que quieran formar parte de este universo artístico.

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