"Playgrounds", un gran patio de juegos público a través del arte

  • Grabados de Goya y pinturas de Maruja Mallo relacionadas con el carnaval introducen al visitante en el gran patio de juegos que recrea la exposición "Playgrounds. Reinventar la plaza", organizada en el Museo Reina Sofía.

Madrid, 29 abr.- Grabados de Goya y pinturas de Maruja Mallo relacionadas con el carnaval introducen al visitante en el gran patio de juegos que recrea la exposición "Playgrounds. Reinventar la plaza", organizada en el Museo Reina Sofía.

A través de trescientas obras, entre pinturas, esculturas, instalaciones, vídeos, fotografías, cine o documentos, se propone una aproximación al espacio de juego, el sitio de recreo, entendido como apropiación del espacio público.

En esa concepción lúdica de la vida surgen una serie de aspectos relacionados con el comportamiento colectivo que la exposición recorre de forma temática e histórica con obras de James Ensor, Henri Cartier-Bresson, Helen Levitt, Alberto Giacometti, Ángel Ferrant, Hélio Oiticica, Lina Bo Bardi, Vito Acconci, Xabier Rivas, Joan Colom, Jean Vigo o Xabier Rivas.

La relación entre el juego y el espacio público "es compleja y no falta de tensión", en opinión de Manuel Borja-Villel, director del museo y comisario de la exposición junto a Teresa Velázquez y Tamara Díaz.

Por ello, la muestra plantea el conflicto entre la espontaneidad del juego, su control y normativación, su relación con la realidad y el poder y su compleja acotación.

En el siglo XIX "el capital y la fuerza productiva pasaron a ser sustituidos por el tiempo como valor primordial de cambio con el que cuenta un ser humano", señaló el director.

Además, ha situado el punto de arranque de la exposición en la Comuna de París de 1871, momento en que el terreno de juego se asocia a la toma del espacio público y da pie a las primeras manifestaciones de lo que será el gran estallido de la vanguardia con la entrada del siglo XX.

La "Actualidad del carnaval" trata la suspensión temporal de la vida social ordinaria que celebra la ambigüedad del mundo al revés a través del carnaval. "Aquí es donde el juego cobra su componente más transgresivo", según Borja-Villel.

En una sociedad centrada en el trabajo asalariado "no sorprende que se reivindicara el derecho a la pereza, al que se dedica otro de los apartados de la exposición con autores como Henri Cartier-Bresson, James Ensor, Jean Vigo, Weegee, Humphrey Spender, Fernand Léger, Boris Mikhailov o Martin Parr.

El tiempo libre se erigió como un derecho, defendido por pensadores como Paul Lafargue, autor del ensayo "El derecho a la pereza" (1880).

Los trabajadores tomaron conciencia de que la diversión no era exclusiva de las élites e idearon prácticas de ocio colectivas, como parques de atracciones o establecimientos vacacionales al borde del mar.

"En los desechos del mundo, un nuevo mundo" se muestran en calles, solares vacíos y terrenos de la periferia urbana que históricamente han ejercido un atractivo especial como lugares de juego para los niños.

La calle, la ruina y los descampados como territorios de juego de una infancia desarraigada se convirtieron en escenario y asunto de interés para la fotografía documental y para el cine de denuncia. La mirada de Pier Paolo Pasolini o Roberto Rosellini otorgó un carácter poético a este universo de espacios urbanos marginales.

En "La ciudad, tablero de juego" proyectos de artistas como Alberto Giacometti e Isamu Noguchi plantean la idea de ciudad como un laberinto que conduce de manera inmediata a su consideración como espacio de juego.

La sección "Modelo playground" hace referencia a un recinto tipificado, separado de la calle y destinado integralmente al juego. El pensamiento arquitectónico en torno a la cuestión del juego tuvo dos momentos destacados protagonizados por Le Corbusier y Aldo van Eyck, quien construyó en Amsterdam 734 parques infantiles entre 1947 y 1978.

"La revuelta del homo ludens" se centra en las experiencias del movimiento de la Internacional Situacionista y en las acciones del movimiento holandés "provo", que defendían vivir una vida más intensa y liberar la existencia de la rutina que imprime el trabajo. Este despertar tuvo su momento álgido en el revolucionario Mayo del 68.

En "Asalto al museo" se recuerda el proyecto que Palle Nielsen realizó en 1968: la inserción de un parque infantil en el Moderna Museet de Estocolmo, así como el proyecto Edén, realizado por Hélio Oiticica en la Whitechapel Gallery de Londres, en 1969.

"Juegos de espacios" explora cómo la condición cambiante de la sociedad de consumo y el desarrollo técnico de los años de postguerra fueron la base de nuevas soluciones urbanísticas.

Mientras que "Reinventar la plaza" recoge cómo manifestaciones y acampadas en 2011 -cómo en la Puerta del Sol (Madrid), la plaza Tahrir (El Cairo) o Wall Street (Nueva York)-, devolvieron a esos espacios su dimensión pública y permitieron experimentar nuevas formas de organización y vida en común.

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