Durante la 34 gala de los Goya

El cine español aprovecha su buena onda con Moncloa y pide un estatus prioritario

Sánchez en los Premios Goya
Sánchez en los Premios Goya
EP

Todas las cámaras estaban puestas sobre el cine español durante su gran fiesta. Suele suceder cada vez que se entregan los Premios Goya, pero este año, con un Gobierno de coalición de partidos de izquierda en Moncloa, se esperaba un acercamiento entre sector y dirigentes. Y así fue. Pero la buena onda y la sintonía no vinieron solas. También se plantearon deberes y, sobre todo, se exigió al Gobierno que de una vez por todas trate al cine como una industria estratégica: se agradece tener a alguien que parece que se preocupa con ellos pero ahora falta demostrarlo con hechos. Y con dinero en forma de ayudas públicas, claro.  

Faltaban todavía casi dos horas para que comenzase la ceremonia cuando el presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, aprovechaba su llegada a la alfombra roja previa para asegurarse su mensaje antes de los informativos de la noche. "Al presidente del Gobierno le pediría que le reconozca al cine español el estatus que no tiene reconocido: el de industria estratégica y el de colectivo para el presente y el futuro. Y que eso se traduzca en las medidas que correspondan", declaró.

Ya luego en su discurso oficial, Barroso esquivó las reclamaciones directas y sí que se dedicó a reivindicar a tantos trabajadores anónimos de la industria y compararlos al Goya de Honor de este año, la actriz Pepa Flores (Marisol). El representante de la Academia se quedó con el dato de que el número de espectadores en 2019 fue el segundo mejor de la década (la recaudación fue la peor desde 2013 porque las entradas son más baratas tras la bajada del IVA).

"Hoy la gente del cine quiere reivindicar un país como el país al que representa, un país que trabaja", continuó Barroso a la vez que criticó "la precariedad" de tantos sectores y ha recordado a las labores más anónimas del sector. Por todo ello, puso como ejemplo de trabajo y honestidad, de huida de los focos por la simple fama, a la homenajeada en la noche: "Esa es la clave de nuestro éxito, compartir historias para los ciudadanos vivan donde vivan", un país "de convivencia y de respeto, un país de todos y de todas".

Pero no solo Barroso esgrimió el cariño hacia el cine como objeto político de doble dirección. Pedro Almodóvar también lanzó sus críticas políticas al mismo tiempo que celebraba el cambio de aires en el Ejecutivo. De esta forma, empezó lamentando que, pese a tanta campaña electoral que ha habido en los últimos tiempos, apenas se hablase de cultura. Eso sí, dijo que hablaría con Sánchez "de tú a tú". Ya luego, cuando pudo hablarle a la cara al recibir un Goya al mejor guion original, el cineasta manchego tiró de metáfora y deseos: "El guión es una parte fundamental de las películas. En los próximos 4 años él va a ser el coautor de guión de los españoles. Espero que le vaya bien porque si le va bien, nos irá bien a todos nosotros".

Pasada la una de la mañana, y al subir a recoger su Goya al mejor director, Almodóvar recuperó su traje protesta cuando terminó un discurso cargado de cariño hacia su equipo con una reclamación de un apoyo más efectivo al cine de autor, porque "es cierto que se vive un buen momento, pero también hay curvas". Más allá del Gobierno, aclaró, no todo son plataformas y grandes productoras.

Más allá de los grandes nombres de Barroso y Almodóvar no faltaron las habituales referencias a la política actual, desde un rejonazo al pin parental por parte del actor Juan Diego Botto a los agradecimientos, con tono reivindicativo, en euskera o gallego de algunos de los premiados.

Desde las butacas contemplaban todo el espectáculo desde el propio Sánchez al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, pasando por el representante de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros, Alberto Garzón (Consumo), el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Volviendo a las nuevas relaciones con el poder, Alejandro Amenábar ha agradecido la presencia de Sánchez aunque ha eludido pedirle nada, porque ya lo hará en una reunión, según ha señalado. Con todo, finalmente le ha instado a que gobierne y también a que le dejen gobernar.

Ya desde muy pronto, tan pronto como los minutos iniciales a pie de alfombra roja, habían comenzado los elogios hacia el Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Los presentadores, Andreu Buenafuente y Silvia Abril, quisieron resaltar, como un signo de normalidad, que el presidente del Gobierno acuda a la ceremonia, "gobierne quien gobierne". Eso sí, aprovecharon para bromear con que, si fuera por ellos, le darían un Goya a Sánchez... sobre todo, si con eso recibían a cambio una cartera ministerial.

En parecidos términos elogiosos hacia el jefe del Ejecutivo se mostró un actor por lo general reivindicativo como Carlos Bardem. Ahora, ha destacado que haya un presidente del Gobierno "que va al cine y no como otros que leían el 'Marca y presumían de ello". De igual modo, ha incidido en que la cultura "no es un gasto, es una inversión", al tiempo que ha agregado tras ser preguntado que pediría al presidente del Ejecutivo: "Dejar de estar a la cola en cultura en comparación con otros países". "La cultura es antifascista porque lo hacen las personas críticas", ha concluido. A este respecto, sí que se sumaron otras voces iniciales reclamando más apoyo público.

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