Primavera Sound, el triunfo de la letra pequeña

  • El festival barcelonés pone fin a tres días de música irrepetibles en el marco de su décimo aniversario.
Pixies desata la euforia en la segunda jornada del festival indie Primavera Sound en Barcelona
Pixies desata la euforia en la segunda jornada del festival indie Primavera Sound en Barcelona
Markus Steen

El balance final de un festival de música depende, en gran medida, de las decisiones de cada asistente. En Primavera Sound hay que afinar al máximo para obtener el mejor rendimiento posible: con más de 200 conciertos repartidos en seis escenarios, a los que hay que sumar mini shows paralelos, hay que hacer auténticos malabarismos para escapar de un concierto en desarrollo, pegarse una carrera para ir a la otra punta del recinto y, si hay suerte, encontrar hueco. Cinco minutos de ventaja sobre el resto del público pueden ser vitales.

Las paradas obligatorias de este año, en el que Primavera Sound cumplía una década de vida, han sido por aclamación popular los conciertos de Pavement, Wilco y Pixies. Los californianos desgranaron en la sesión inaugural del jueves un repertorio centrado en su dos de sus discos más aplaudidos, Crooked rain, crooked rain y Wowee zowee, que diez años después de su separación sonaron como una vuelta a los años de juventud para muchos y un gran descubrimiento tardío para otros tantos.

Wilco, una de las mejores bandas en directo en la actualidad, también fue designada por el público como una de las elegidas en el festival barcelonés. A los problemas técnicos que lastraron los primeros minutos del concierto los de Jeff Tweedy respondieron con un gran recital marca de la casa: canciones lentas y reposadas interrumpidas por los ademanes eléctricos que tan bien ejemplifica el grandullón Nels Cline a la guitarra. Memorable actuación.

Pero la gran cita de la segunda jornada, y del festival por número de personas reunidas frente al escenario grande a partir de la medianoche, fueron Pixies. Ellos despertaron el espíritu más festivo entre los asistentes, provocaron las mayores ovaciones y arrancaron una baile detrás de otro al recordar canciones fundamentales en los últimos 20 años años de la historia de la música: Wave of mutilation, Monkey gone to heaven, Velouria o Where is my mind?

Victoria Legrand, de Beach House, y Florence Welch, de Florence and the Machine, compartieron la corona a la mejor interpretación femenina del festival. Con carta de presentación necesaria para el gran público, aunque conocidos por los más melómanos, ambas artistas fueron el día y la noche en su modo de explayarse sobre el escenario.

A los de Baltimore se les quedó pequeño el viernes el escenario ATP a base de un buen puñado de temas apoyados por guitarras introspectivas y un piano poderoso sobre el que Legrand desprendía un gran magnetismo. Una cualidad que desbordaba a borbotones Florence Welch durante los últimos compases de la tarde del sábado. La veinteañera londinense no cesó de agitar su pelirroja cabellera de un lado a otro del escenario y sorprendió gratamente con su gran voz.

En el apartado de nuevos talentos destacó The Drums. Estos cuatro adolescentes estadounidenses no lo tenían fácil: primer concierto en nuestro país y la mala fortuna de coincidir en la noche del sábado con Grizzly Bear y The Antlers, dos grandes reclamos para esta edición que llegaba a su fin. Aún así el público respondió y pudo asistir a un gran espectáculo liderado por su carismático líder, Jonathan Pierce, y sus tres divertidos secuaces. Con California en el horizonte y The Smiths en la memoria de su sonido fueron, sin duda, los ganadores de entre las bandas en letra pequeña a descubrir en esta edición.

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