Primero Julieta, luego Romeo

  • ¿Los hombres y las mujeres aman y sufren de la misma manera? ¿En serio el de Romero y Julieta es un amor romántico? 'Julieta & Romeo' – dirigida por Marc Martínez – es una adaptación del clásico de Shakespeare en la que Julieta es la que manda y el título no es el único cambio.
Primero Julieta, luego Romeo
Primero Julieta, luego Romeo
lainformacion.com
Alessia Cisternino

La historia de Romeo y Julieta ha sido contada tantas veces que no hace falta contarla otra vez. Por eso, el director que se atreve con este clásico de William Shakespeare tiene un problema más que cualquier otro director: contarla de una manera algo diferente, buscando en el texto lo que el autor dice y que los otros directores todavía no han dicho. O por lo menos intentarlo.

La manera más segura de hacerlo es volver a leer el texto original del dramaturgo inglés, una y otra vez y averiguar si de verdad se conoce bien la historia y finalmente desenterrar aspectos o incluso personajes que normalmente pasan desapercibidos, tanto en el escenario como en la gran pantalla, y hacerles un hueco en el escenario. Es lo que ha hecho Marc Martínez cuando recibió el encargo de dirigir el montaje de Romeo y Julieta que, tras su paso por el Teatre Grec de Barcelona, esta semana llega al Teatro Español de Madrid. Volver a leer Shakespeare y escuchar el consejo de su madre: no hacer cosas raras.

De esta forma, Martínez ha dado cabida en este montaje a personajes como Rosalina, la mujer de la que Romeo está enamorado al inicio de la obra, que sólo nombra, que no aparece físicamente, ni siquiera esta vez, pero que está y es el motivo por el que Romeo acude al baile donde conoce y se enamora de Julieta. "En la mayoría de los montajes el personaje de Rosalina no está" afirma Marc Martínez, "muchas veces se corta y es básico para entender cómo ama un hombre y como quiere Romeo. Los hombres queremos como niños, con muy poca madurez, mientras las mujeres quieren como madres".

Julieta manda

De allí, la idea de apostar por un cartel que prescinde de besos y balcones y que recuerda más una piedad, que una historia de amor romántico. "No veo un amor romántico, el de Romeo y Julieta es un amor adolescente, es un amor irracional en el que ella es la que manda. ¿Por qué manda Julieta? Porque siempre manda la mujer, la mujer es la que lleva las riendas de una relación. El hombre mata y la mujer cura, el hombre es temerario y la mujer es valiente, el hombre es fuerte y la mujer es determinada" afirma Marc Martínez.

Por eso, el director barcelonés cambia el orden de los nombres de los protagonistas: primero Julieta, luego Romeo. "Si a Shakespeare le hubieran dejado, se hubiera atrevido a poner en el título Julieta y Romeo" dice. "De hecho, algunas traducciones sí lo han titulado así, no soy el primero que lo hace, pero lo vi muy claro desde el primer momento y cuando leí las últimas líneas de la obra– "Triste historia es la de Julieta y Romeo"– me dije que era el mismo autor el que me lo estaba chivando al oído".

"Romeo es un torpe queriendo, lo hace mal" sigue Marc Martínez. "Todos los hombres queremos querer. Somos pesados, insistentes, empalagosos, pero luego a la hora de la verdad, la calidad de nuestro querer es insuficiente. Sé que estoy generalizando un poco, pero Romeo somos todos, Julieta hay una sola: este chico está enamorado de otra cuando empieza la historia y luego se enamora de ella".

"En la escena del balcón ella le está diciendo desde el minuto uno qué tiene que hacer, cuándo lo tiene que hacer, dónde lo tiene que hacer. Él es un inmaduro, en el primero y el segundo acto Romeo es un crío aunque sea mayor que ella". Y todo esto está en el texto de Shakespeare, dice Martínez, "no he hecho ninguna modernez".

Autoridad femenina

Sin embargo, Martínez no hace todos los deberes y a pesar de la promesa hecha a su madre, sí hace una cosa rara: confía el papel del Príncipe a una mujer. Porque no es capaz de ver nada más que una mujer dirimiendo peleas entre niñatos que llevan la misma sangre. Niñatos como los Montescos y los Capuletos.

"No te puedes quedar sólo con la escena del balcón, porque este amor no se puede entender si no se entiende el contexto de odio, de violencia y rivalidad" explica, destacando cómo la preparación sólo de las escenas de esgrima en el escenario les ha llevado horas de ensayos todos los días durante cuatro meses.

Por lo menos, el desenlace dramático de la historia de amor entre Romeo y Julieta - o entre Julieta y Romeo - es fiel al texto original, no podría ser de otra manera, pero, anuncia Martínez, el montaje opta más bien por un final abierto. Con o sin el permiso de Shakespeare.

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