"¿Qué estás mirando?", crónica del arte moderno de la mano de Will Gompertz

  • Desde las pinturas de las cavernas hasta las obras actuales muestran "que los humanos necesitamos el arte" y más que crearlo "tenemos que contemplarlo. Mientras exista el hombre habrá arte", en opinión de Will Gompertz autor del libro "¿Qué estás mirando?", un paseo por el arte de los últimos 150 años.

Mila Trenas

Madrid, 7 mar.- Desde las pinturas de las cavernas hasta las obras actuales muestran "que los humanos necesitamos el arte" y más que crearlo "tenemos que contemplarlo. Mientras exista el hombre habrá arte", en opinión de Will Gompertz autor del libro "¿Qué estás mirando?", un paseo por el arte de los últimos 150 años.

Publicado por Taurus, el libro propone de la mano del director de arte de la BBC y ex director de la Tate Gallery de Londres una nueva manera de mirar el arte contemporáneo y descubre muchas de las historias que hay detrás de las obras y de sus creadores.

Durante una entrevista con Efe, Gompertz recordó que cuando trabajaba en la Tate la gente que visitaba la galería le comentaba que no tenían ni idea de arte "y eso no es cierto. Todo el mundo sabe algo, pero muchos se sienten nerviosos ante el arte moderno, no lo entienden, no quieren parecer estúpidos y su respuesta es decir no se nada de arte".

Su intención no es indicar lo que es bueno o malo "sino explicar que es lo que está intentando hacer el artista, el entorno en el que trabaja y dar al lector la información que necesita para tener su propio juicio y saber que es lo que está mirando".

Y Gompertz lo hace de una forma amena, directa, con un lenguaje claro que permite a expertos y profanos disfrutar de su lectura, en contra de los que ocurre con algunos textos de comisarios y conservadores "que se convierten en textos inviables, que son casi un chiste, una broma, escritos en un lenguaje arcaico imposible de comprender".

"¿Qué estás mirando?" cuenta de forma cronológica, y a través de los diferentes movimientos, la historia del arte moderno, desde el impresionismo hasta nuestra época, y lo hace de una forma irreverente, según su autor, pues los artistas son irreverentes, retan a la normalidad, a las convenciones.

"Quería escribir un libro que tuviera más el instinto de artistas como Duchamp, que era muy divertido, o Picasso, que era un rebelde. El arte no siempre es tan serio, te puedes divertir con el arte, no tiene porque ser aburrido".

Como introducción a esta historia, Gompertz recuerda anécdotas que vivió en la Tate durante unos años en los que el arte moderno pasó de ser visto como un chiste de mal gusto a convertirse en algo respetado y reverenciado, proceso en el que el dinero ha sido importante.

Aunque reconoce que muchas de las obras que se hacen actualmente no superarán el paso del tiempo, cree algunas piezas creadas durante los últimos cien años "se encuentran entre algunos de los mayores logros del hombre moderno".

Y en este hombre moderno es fundamental la figura de Duchamp al que Gompertz dedica varios momentos del libro. "Su presencia es omnipresente en esta historia y es el responsable del debate acerca de si algo es o no es arte".

En este debate y en como lo percibe el público en general, el crítico considera que cuando se trata de arte abstracto la gente no comprende lo que puede significar una mancha roja en un lienzo, "y en cierto modo es fácil".

La razón del arte abstracto "es que el artista no quiere que pienses en el mundo real, sino en la imagen. Si pintas una mancha roja, el espectador tiene que responder a esa mancha, a ese color. El artista busca una respuesta directa, emocional, llegar a tu inconsciente".

En el arte conceptual, el planteamiento es más sobre una idea que sobre un objeto, es como un crucigrama. "Si no comprendes la idea, no vas a comprender la obra de arte. Por eso el primer capítulo se lo dedico a Duchamp, padre del arte conceptual".

Reconoce que el arte se ha convertido en un bien de consumo y los artistas en marcas. "En esto hay algo que no nos gusta porque no es romántico. Nos sentimos mejor con artistas hambrientos que con los que viajan en jet privado".

Pero, afirmó, el arte es un reflejo de nuestro tiempo. "Se dice que tenemos los artistas que nos merecemos y vivimos en tiempos de capitalismo global, en un mundo de marcas donde la gente se expresa a través de esas marcas. Esto ocurre también en el arte, donde Damien Hirst o Koons son auténticos maestros".

Defensor de museos como el Guggemheim de Bilbao, "ejemplo de lo que puede hacer un museo de arte moderno para transformar una ciudad", cree que a medida de que las personas van menos a la iglesia "encuentran una plenitud espiritual similar cuando van a una galería de arte, a un museo, porque son lugares de tranquilidad y contemplación".

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