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Qué serie veo ahora: 'Better call Saul' y 'Ozark' ya no quieren ser 'Breaking Bad'

La obra maestra que terminó en 2013 ha buscado desde entonces su sucesora e incluso se ha esforzado en crear secuelas e historias para cerrar su universo.#

'Breaking Bad' forma parte de las pocas series sobre las que nadie duda sobre si es o no una obra maestra.
'Breaking Bad' forma parte de las pocas series sobre las que nadie duda sobre si es o no una obra maestra.
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Que ‘Breaking Bad’ es una de las series más importantes, elogiadas, seguidas y estudiadas de la Edad Dorada de la televisión hay pocas dudas. La creación de Vince Gilligan (aunque con un amplio equipo técnico y creativo no menos importantes en su diseño y ejecución) arrancó en 2008 y su primera temporada fue víctima de la huelga de guionistas que tuvo en pausa durante meses al sector. Por su culpa, se acortó el número de episodios y quedó clara que la serie era pintona, con un punto de partida (un profesor de química se ve forzado a fabricar droga para ganar dinero rápido y dejárselo a su familia antes de morir de cáncer) llamativo, un buen reparto y varios nombres conocidos del mundillo.

Pero no fue suficiente. Aquellos siete capítulos eran pasables y punto. Incluso algo inconsistentes y demasiado centrados en aglutinar imágenes impactantes (ay, esa bañera) que en construir un mundo nuevo. Sin que esté clara la razón (si por el parón de los guionistas o gracias a él), la segunda temporada empezó a erigir la leyenda tras unas primeras entregas no del todo redondas. Ahí se escondía algo grande que no fue hasta la tercera (esa escena final de ‘One Minute’, el capítulo 7) cuando ya los críticos empeza-ron a confluir y aceptar que ‘Breaking Bad’ iba camino de leyenda.

Lo fue y lo sigue siendo. Con un final extrañamente aceptado por los aficionados y los expertos (cuanto mayor es la expectación más frustraciones brotan y aquí el desenlace había degenerado en cuestión de estado para el mundillo seriéfilo), ‘Breaking Bad’ ha buscado desde entonces a su digna sucesora y las dos grandes aspirantes a serlo quizás hayan dejado claro que no hace falta otro Walter White. Que las cosas únicas, por defi-nición, no se pueden repetir. Y que cuando dejan el rebufo del modelo imposible de superar es cuando más crecen por sí mismas.

Como sucesoras más plausibles, hablamos de ‘Better call Saul’ y ‘Ozark’, ambas disponibles en Netflix (como la propia ‘BB’). La primera es una obviedad, toda vez que es una precuela de la historia del profesor de instituto, con un buen puñado de personajes que repiten. La segunda, en cambio, fue víctima en su estreno de la comparación odiosa, lo que le hizo más daño que beneficio porque el único parecido radica en la relación en la que incurre un tipo aparentemente normal con los cárteles de la droga mexicanos. Había más posibles similitudes, pero aquello era forzarlo. O intentar vender un producto, por supuesto.   

Better call Saul (2015-actualidad)

La serie 'Better call Saul' narra los años previos de parte de los protagonistas de 'Breaking Bad'.
La serie 'Better call Saul' narra los años previos de parte de los protagonistas de 'Breaking Bad'.

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Creada por Vince Gilligan y Peter Gould y disponible en Netflix. Menos de dos años que se pusiera punto y final a las aventuras de Walter White, los incondicionales de la serie ya tenían con qué enjugar sus lágrimas. En este caso, Gilligan se apoyó más que nunca en una de las mentes detrás de 'Breaking Bad' y lo ascendió a cocreador. Con ello, también advertía de que esta nueva serie respetaría las señas de identidad de antecesora en cuanto a calidad e intención artística y narrativa de fuego lento. Sin duda, el éxito que les precedía les daba toda la seguridad posible por mucho que la elección del protagonista sorprendiera a más de uno: Saul Goodman, el abogado sin escrúpulos que da cobertura legal a los negocios del cártel en suelo americano. 

Y en el punto de partida de la serie también hay otro guiño evidente a 'BB', dado que la historia arranca cuando el letrado era un don nadie, que trabajaba de chico para todo en el lujoso despacho del que su hermano mayor era socio y leyenda en el mundillo. También un neurótico que empeora de su pánico a la electricidad y al que debe cuidar el pequeño. Un tipo que no se llama Saul, sino Jimmy. Era, en definitiva, una nueva historia de hombre aparentemente normal que se va volviendo malo. 

Sin embargo, 'Better call Saul' es mucho más y, recién terminada su quinta y penúltima temporada, las dos últimas han entrado directamente a lo mejor de cada año. Ya es una de las series punteras de este final de década y lo ha logrado con una evolución curiosa. En sus inicios, todos los seguidores querían disfrutar de guiños con 'BB' y los aplaudían y deseaban encontrar referencias (para satisfacer a la legión de fans que deseaban saber qué pasó después y no antes de terminar la serie, los autores lanzaron durante 2019 la película 'El Camino', donde se desvela el destino del atormentado pupilo del profesor mafioso). Curiosamente, durante buena parte de su desarrollo inicial, logró algo tan sorprendente como que la parte menos relacionada con el mundo de la droga (es decir, la parte legal del propio Jimmy) fuera más interesantes que las escaramuzas con el cártel 

Imagen de 'Breaking Bad', donde se ve a Walter White con el abogado Saul Goodman.
Imagen de 'Breaking Bad', donde se ve a Walter White con el abogado Saul Goodman.

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Gran parte de ese logro se debe al personaje de Kim (Rhea Seehorn), uno de los pocos de nueva creación en esta serie y a la que jamás se menciona o se ve en 'BB'. La novia de Jimmy es el gran personaje de la serie a estas alturas y uno de los más complejos de las series actuales. Además, y mientras que en la tercera y cuarta temporada la serie parecía dividida en dos grandes bloques, en la quinta ya han confluido todas las tramas y, a punto de terminar, parece dispuesta a no ser una simple sucesora o antecesora o prima de la obra maestra a la que le debe todo. Es una obra maestra y de referencia por sí misma.

Ozark (2017-actualidad)

La serie 'Ozark' lleva tres temporadas y cada vez suma a más seguidores a su historia.
La serie 'Ozark' lleva tres temporadas y cada vez suma a más seguidores a su historia.

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Creada por Bill Dubuque y Mark Williams y disponible en Netflix. Fue lanzada por la propia plataforma como la nueva 'Breaking Bad' y eso casi la hunde. Porque poco parecido tiene con la serie de Nuevo México salvo que habla de los que lavan el dinero a los narcos. Pero nada más. Aquí, el protagonista ya empieza la serie enredado en la maraña y lleva años blanqueando millones a los traficantes. En su caso, una serie de acontecimientos que se suceden en el piloto le obligan a huir de Chicago al sur profundo (a la zona lacustre de Ozark, en Misuri) junto a su familia para empezar una nueva vida. 

No obstante, debe lavar más dinero que nunca para los traficantes de turno y aquí es donde arranca una concatenación de desgracias y retos que superar al genio de las finanzas en un terreno tan ajeno para él y su lujosa vida de gran ciudad como es la América rural. A veces, parece que son demasiados problemas para poder solucionar en una consecución de desafíos que fue una de sus mayores críticas iniciales. No salía de un lío y ya se metía en tres nuevos. Eso hace que el ritmo sea elevado y que se incurra en no pocas incongruencias y retorcimientos del guion. 

 Aun así, la serie es muy entretenida de ver. Con una paleta de colores azulada que incide en lo sombrío del trasfondo, la segunda temporada sirve para dar por fin empaque y profundidad al personaje de la mujer, que desde ese momento toma el mando gracias a la contundencia de Laura Linney que se come a un Jason Bateman (que venía de la comedia y que en la primera temporada mantiene el tipo como ingenioso y balbuceante vendemotos financiero). También ayuda al conjunto el papel de Julia Garner (premiada por ello en los Emmy), una joven de la zona, que vive en caravana y que solo ha conocido la violencia, y que muy pronto se gana a todos los espectadores.

 Sí, la serie está a años luz de 'BB' en profundidad y estructura narrativa. Tampoco lo pretende. Su principal obsesión es enredar la madeja con conflictos de paletos y políticos, peleas entre los cárteles y lecciones rápidas de blanqueo de millones. Los hijos, que suelen ser un lastre en tantas series, tampoco molestan demasiado y, como es más directa en las tramas, en cuanto un personaje secundario agota su recorrido termina muerto. Sin contemplaciones. Hasta que salta por los aires la situación y empieza un nuevo lío. A día de hoy, es de las apuestas más sólidas de Netflix.

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