¿Quién construyó el Empire State Building?

  • Figura clave del documentalismo social, Lewis Hine puso cara a los que venían etiquetados simplemente como un 'problema social' y dignificó el trabajo del hombre, convirtiendo a los obreros en el corazón pulsante de las máquinas. Su obra llega ahora a Madrid en una exposición monográfica donde también se muestra su famosa serie sobre la construcción del Empire State Building.

Un hombre al centro de una máquina. Concentración, experiencia y músculos en tensión. Es quizás una de las imágenes más famosas de Lewis Hine (1874-1940), fotógrafo estadounidense que puso su objetivo al servicio de los trabajadores y de los más desfavorecidos probablemente antes de que lo hiciera cualquier otro fotógrafo.

Ahora la obra de Lewis Hine llega a Madrid, en la sede de Recoletos de la Fundación Mapfre, en una exposición monográfica que abre sus puertas hoy y que se podrá visitar hasta el próximo 29 de abril. 170 imágenes en blanco y negro que recorren estas dos líneas del trabajo de Hine.

El corazón de las máquinas

'La ciudades no se construyen a sí mismas, las máquinas no pueden hacer máquinas, a menos que tras ellas no estén el cerebro y el sudor de los hombres. Llamamos a nuestra época la era de la máquina. Pero cuentas más máquinas utilizamos, más necesitamos hombres de verdad para hacerlas y dirigirlas'. Es lo que se lee en la introducción de Men at work, un libro publicado en 1932 y revisado personalmente por el mismo Hine, en el que fotógrafo estadounidense recogió algunas de sus secuencias más famosas como la serie relativa a la construcción del Empire State Building y la relativa al trabajo de los obreros en las fábricas.

A través de estas imágenes, Hine reivindicaba la dignidad y la centralidad del trabajo del hombre detrás de las maravillas de la tecnología. Marx y Chaplin están lejos. En el trabajo de Hine los hombres, los obreros, pero también las taquígrafas y las confiteras son alma y corazón de las máquinas, artífices de la magia del siglo XXI. Hombres y mujeres cuya actitud casi heróica recuerda la iconografía del realismo socialista.

Fotografiar lo que nadie mira

Sin embargo el progreso genera y atrae miseria. En una de sus series más tempranas, Lewis Hine retrató a los inmigrantes que llegaban a Ellis Island en Nueva York. Muertos de miedo, después de un viaje larguísimo, muchos de ellos, probablemente ninguno, ni sabían hablar inglés. Sin embargo se dejaron fotografiar por Hine. Italianos, armenios, eslovacos.

Y como ellos también los niños que vendían periódicos en las calles, los que habían perdido un brazo trabajando en una fábrica, los que no tenían un hogar. El mismo don, la misma sensibilidad hicieron posible que Lewis Hine se acercara y fotografiara a los que nadie ni siquiera miraba. Como destacó la comisaria de la muestra el jueves pasado en la presentación, Hine puso cara a los que simplemente se consideraban en su conjunto un 'problema social'.

Niñas, familias afroamericanas, parados, huérfanos en las calles europeas arrasadas durante la Primera Guerra Mundial. Son los protagonistas del cuento de Hine, las personas por las que luchó hasta convertirse en uno de ellos. Lewis Hine pasó sus últimos viviendo de la beneficencia pública, murió pobre y su legado fotográfico 2013 considerado ya anticuado y difícil por las mismas publicaciones progresistas que antes lo habían aplaudido 2013 fue ofrecido al MOMA, que lo rechazó.

Lo heredó la Photo League y, tras su disolución, la George Eastman House, de donde proceden las obras expuestas. La exposición ha sido organizada en colaboración con la Fondation Henri Cartier-Bresson donde se presentó a finales de 2011 y la Nederlands Fotomuseum de Róterdam donde viajará a finales de 2012.

Alessia Cisternino
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