Es momento de poner sobre la mesa los conocimientos adquiridos hasta la fecha, por ese motivo, los aspirantes cocinarán con los mismos ingredientes con los que crearon el plato que les abrió las puertas del programa. Además, se reencontrarán con sus parejas, familiares y amigos, un momento emotivo que les cargará las pilas. En juego está hacerse con el delantal dorado, que otorga la inmunidad, clave para asegurarse un fogón en la semifinal.
En Santiago de Compostela rendirán un homenaje a los peregrinos que cada año dejan su huella en el camino. Contarán con los consejos de chef Pepe Solla, poseedor de una estrella Michelín, y Paloma, finalista de MasterChef Junior, para preparar un menú típico gallego. En la última prueba, los aspirantes tendrán que calcar la receta de los chefs Oriol Castro y Mateu Casañas, que durante 15 años trabajaron en El Bulli.
El espacio de Shine Iberia espera captar la atención de los espectadores en la peor de sus ediciones en cuanto a audiencia. Con 2.400.000 espectadores de media, la franquicia televisiva atraviesa sus registros más bajos desde su estreno en 2013, habiendo perdido un millón de seguidores con respecto a la primera temporada.
Además, se suman las muchas polémicas en las que se ha visto envuelta la competición, como la controversia por los becarios no remunerados de Jordi Cruz, los comentarios machistas de José Luis (séptimo expulsado), supuestos tratos de favor por parte del jurado a Miri o las quejas de los usuarios por los constantes retrasos de la emisión. Sin embargo, TVE confirmaba hace pocos días la renovación del formato para una nueva tanda en 2018.
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