¿El fin de una era? Las razones por las que el desfile de Victoria's Secret se tambalea

  • El auge del feminismo y de una imagen más realista de las mujeres está haciendo que los perfectos ángeles de la firma de lencería pierdan interés.
Victoria's Secret
Victoria's Secret
EFE

Era uno de los eventos más esperados del año, sus participantes las mujeres más seguidas y admiradas y su puesta en escena enloquecía al público de todo el mundo. Pero ahora todo está cambiando, porque si hace unos años el desfile anual de la marca de lencería Victoria's Secret era de los acontecimientos más seguidos en la televisión, ahora se encuentra en la encrucijada con multitud de críticas y detractores. Un cambio que está directamente relacionado el auge del movimiento feminista.

En el último año, el feminismo ha tomado el discurso y la opinión pública, marcando el paso de la sociedad y también del consumo, pues en este tiempo las marcas han dado un vuelco radical a su estrategia hasta la fecha y han apostado por acercarse a las mujeres adaptándose a sus nuevos requerimientos. Las modelos 'reales' se han apoderado de muchas campañas de publicidad -incluido el 'low cost', que muestra modelos curvys, con celulis o estrías y de edades más mayores- y los mensajes empoderadores inundan camisetas y complementos para hacer visible esta nueva feminidad. 

El propósito de las marcas en este momento es hacer sentir a todas las mujeres que sus productos son para ellas sean como sean. Un discurso que no encaja demasiado bien con el de la firma estadounidense, que maneja un ideal de la mujer muy alejado de la realidad. Modelos esculturales que parecen perfectas a las que directamente llaman 'ángeles' y que se preparan a conciencia para ello son quienes desfilan con sus famosos sujetadores, una imagen que si años atrás provocaba admiración ahora produce rechazo para muchas personas.

El hecho de que el discurso de Victoria's Secret no se haya actualizado está pasando factura a la compañía, que está a punto de celebrar su famoso desfile anual, para el que, extrañamente y al contrario que otros años, todavía no hay fecha. Sí lugar, será en Nueva York, en lo que supone la vuelta a casa del show, pero quizá esta elección tenga una motivación económica detrás que indica que el popular desfile está en peligro de extinción.

Caída de ventas, bajada de audiencia...

Como decíamos, este año el show de Victoria's Secret no tiene fecha cuando otros años a estas alturas ya se sabía el día, la hora, el lugar, las actuaciones, las modelos confirmadas y se conocía quién luciría el Fantasy Bra, el famoso sujetador valorado en varios millones de dólares. Por el momento, se conoce que se celebrará en Nueva York que la diseñadora que colaborará con la firma será Mary Katrantzou.

Precisamente, la elección de esta creadora, que es relativamente nueva y desconocida por el gran público, choca con la colaboración del año pasado con Olivier Rousteing, el director creativo de la casa Balmain. Un detalle que no ha pasado desapercibido y que muestra que puede que estemos ante el desfile de perfil más bajo de los últimos años. Además, han preferido quedarse en casa después de los múltiples gastos que supuso el desfile del año pasado en China. Es decir, no se trataría tanto de un gesto nostálgico sino de una forma de ahorrar costes.

Porque, a pesar de la increíble y fastuosa puesta en escena del año pasado en Shanghái, la audiencia sufrió una bajada muy notable. En concreto del 25%, es decir. Si en 2016 conseguía reunir ante el televisor a 6,6 millones de personas en todo el mundo, en 2017 fueron 4,98 millones los que vieron desfilar a los ángeles, lo que supone que perdieron uno de cada cuatro telespectadores.

Pero estos no son los únicos números que indican la pérdida de interés de la marca. Los de la empresa también exponen esta nueva realidad. El pasado año L Brands, la compañía propietaria de Victoria's Secret y de otras firmas de moda, vio caer sus beneficios más de un 15%, pasando de los 1.151 millones dólares ganados en 2016 (1.020 millones de euros) a los 983 millones de dólares (826 millones de euros) de 2017. Precisamente, fue la marca de lencería la que más contribuyó a esta caída, pues sus ventas se redujeron un 8% el pasado año y se tuvieron que cerrar 22 tiendas. En España la cosa fue peor, porque multiplicó por cuatro sus pérdidas, hasta los 425.000 euros.

Un claro síntoma de que las consumidoras ya no se sienten identificadas con una marca que, según señalan numerosos colectivos feministas, muestran la feminidad desde la óptica masculina. Hay que recordar que precisamente la firma nació en los 60 con esa idea, ser el lugar "donde un hombre no se avergonzaría de que lo vieran comprando ropa interior a su mujer". Mientras tanto, han surgido otras marcas de lencería que dan otra óptica de la belleza femenina, que se muestran comprometidas con su lucha por la igualdad y que, además, tiene una variedad de tallas mayor, pues ese es otro de los puntos flacos de Victoria's Secret.

¿Igualdad o marketing?

Para este año, la enseña ha querido dar un paso en este sentido fichando a una modelo atípica para el desfile. Se trata de la modelo con vitíligo Winnie Harlow, una cara conocida en España porque fue antes la imagen de Desigual. Esta modelo ha destacado por visibilizar una enfermedad que deteriora la piel y hace que vayan muriendo las células que aportan pigmentación, lo que provoca que ésta se vaya decolorando en tonos más blanquecinos.

Con su fichaje, Victoria's Secret quiso mandar un mensaje de igualdad e integración al mundo en un momento en el que las pasarelas ya acogen a modelos de las razas, tallas y formas. Si bien estamos hablando de una mujer con un cuerpo escultural, totalmente dentro del canon del resto de 'ángeles', por lo que para muchos este movimiento no es más que un intento de lavar su imagen.

Porque que esta firma ha basado su éxito en un ideal de mujer perfecta -de ahí que llame a sus modelos 'ángeles'- es un hecho. Un físico que, además, hay que currárselo, porque durante los días previos al desfile las modelos realizan una rutina de ejercicios titánica y reducen considirablemente la ingesta de alimentos. Unos hábitos nada saludables que ponen todavía más sombras sobre la firma y que más mujeres les den la espalda en un momento en el que se promueve la aceptación física y el amor propio seas como seas.

Todas estas cuestiones hacen que cada vez suene con más fuerza la posibilidad de que estemos ante el último -o uno de los últimos-desfiles de Victoria's Secret. Al menos tal y como los conocemos, porque si la firma quiere sobrevivir no que va a quedar otra que adaptarse a los tiempos que corren. Y quizá eso pase por cortar las alas a sus ángeles.

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