"Restos humanos" de Jordi Soler,el esperpéntico retrato de un santo resignado

  • Un hombre vestido con una túnica blanca y sandalias entra en un mercado y comienza a predicar sobre la bondad y la solidaridad, una imagen a partir de la cual el escritor mexicano Jordi Soler construye una esperpéntica historia en la que este "santo" se enfrenta resignado a la corrupción que le rodea.

Madrid, 11 abr.- Un hombre vestido con una túnica blanca y sandalias entra en un mercado y comienza a predicar sobre la bondad y la solidaridad, una imagen a partir de la cual el escritor mexicano Jordi Soler construye una esperpéntica historia en la que este "santo" se enfrenta resignado a la corrupción que le rodea.

En "Restos humanos" (Mondadori), Jordi Soler retrata con humor a un santo incomprendido, una especie de "Jesucristo superstar", a través de los ojos de un periodista especializado en historias excéntricas y al que le encargan una crónica sobre este personaje.

En esta como en sus otras nueve novelas, según cuenta en una entrevista con Efe, Soler parte de una imagen, que en este caso concreto ha sido la de un santo entrando a un mercado, a un burdel o a un supermercado del siglo XXI.

"La novela es el desarrollo de esa imagen. En realidad, la novela es un pie de foto de doscientas páginas", recalca.

La sociedad que se plantea en este libro "está corrompida de arriba abajo. El que está fuera de la corrupción no funciona, de hecho, ralentiza el proceso social que hay en las sociedades corruptas que son, según vamos viendo, todas últimamente", señala Soler.

Y es que el santo, al que en sus rondas por el barrio algunos le reciben a palos y otros vecinos con admiración, se verá envuelto en una inquietante red de suministro de restos humanos y de corrupción y tendrá que tener tratos con la mafia rusa.

"La cima de la corrupción es el tráfico de órganos. No me puedo imaginar una actividad más infame. De hecho, la clave de humor de la novela es para restarle oscuridad a esa actividad", indica el autor, convencido de que no habría podido contar de otra manera una trama donde intervenga esta actividad.

"Sería una novela para ponerse a llorar y yo quería reírme. Y como todas las actividades infames, la del tráfico de órganos humanos tiene un gran filón cómico", sostiene.

El santo es "un tío resignado", una actitud con la que Soler dice no estar de acuerdo ya que "uno de los grandes lastres de la sociedad occidental es la resignación", pero también es alguien que cree en lo que hace.

La impunidad es también uno de los aspectos analizados en la novela: "Nos dicen desde niños que el que la hace la paga, pero comprobamos cada día que no es verdad. Puedes ser un delincuente y después ser alcalde de una ciudad, es totalmente factible", dice Soler, que ha utilizado la corrupción como "abono narrativo" del libro, en el que la investigación que hace el narrador, es decir el periodista, está llena de referencias literarias.

La novela no tiene referentes geográficos, pero Soler tiene claro que se desarrolla en el mundo hispano: "puede ser en España, México o Venezuela. Por eso tiene que ver con la resignación, ves que un corrupto va ascendiendo, que nadie le echa el guante nunca pero te han contado desde niño que la justicia es divina y que tarde o temprano este señor va a pagar lo que ha hecho: esto es mentira, lo comprobamos cada día", insiste.

Al igual que su protagonista, Soler se refiere a la "confianza ciega" que tienen los escritores, ya que aunque es evidente que la literatura no ayuda mucho a mejorar la situación, "nos empeñamos en sacar un libro cada tantos años".

"Creo que esta novela puede cambiar algo mínimamente, si no, no lo haría", señala.

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