Robots contra explosivos se convierten en artistas

  • Málaga.- El artista Fernando Sánchez Castillo imagina "una sociedad mejor", en la que los robots de desactivación de explosivos no deban ser utilizados "en situaciones traumáticas, sino en situaciones creativas", en una exposición inaugurada hoy en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga.

Robots contra explosivos se convierten en artistas
Robots contra explosivos se convierten en artistas

Málaga.- El artista Fernando Sánchez Castillo imagina "una sociedad mejor", en la que los robots de desactivación de explosivos no deban ser utilizados "en situaciones traumáticas, sino en situaciones creativas", en una exposición inaugurada hoy en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga.

Dos robots del Grupos de Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (GEDEX) de la Guardia Civil han empuñado una brocha para crear varios cuadros específicamente para este espacio, en la primera ocasión en que estos dispositivos son utilizados para tal fin.

También se proyecta el vídeo "Pegasus Dance", en el que dos camiones antidisturbios de la Policía holandesa, de Rotterdam, concebidos para lanzar agua a presión a los manifestantes, "danzan" al son de la música clásica, y en el exterior del CAC Málaga, un busto de Felipe V ha sido convertido en un dispensador de alimento para las aves.

"He compartido durante varios días las labores de estos héroes de la España contemporánea democrática, gente que trabaja exponiendo su vida para desactivar los artefactos que impiden el discurso y el diálogo", ha afirmado hoy el artista en la presentación de la exposición.

Después de esta experiencia, Sánchez Castillo (Madrid, 1970) sostiene que el arte "tiene unas exigencias y una disciplina hasta militar, y requiere unos procesos, un conocimiento y un espíritu de trabajo muy austero y muy dedicado, que encaja muy bien con el espíritu militar".

"Al final, han resultado unas obras de arte fantásticas, porque surgen de la colaboración de un artista con un cuerpo de héroes anónimos que cada día se juegan la vida y están ahí para permitir que podamos hablar con libertad", ha añadido.

Sobre su trabajo con los camiones de la Policía de Rotterdam, ha explicado que aquel proyecto "requirió tres años de entrevistas, reuniones y explicaciones, en las que se iba subiendo de escalafón en cada cita".

"Para la Policía de Rotterdam, había que justificar que un artista se metiera en su quehacer diario, y la justificación era hacer ejercicios de coordinación que nunca habían hecho antes, porque normalmente estos camiones funcionan de uno en uno, y deben actuar con delicadeza, porque controlar una masa no significa aniquilarla", ha señalado.

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