Sam Savage dice que los encuentros literarios le aburren hasta el llanto

  • Madrid.- Sam Savage, viejo profesor de Filosofía en la Universidad de Yale que vio su sueño de escritor cumplido, aunque tardíamente, con el éxito sin precedentes de "Firmin", su primera novela, reconoce abiertamente que no conoce a muchos escritores y que los círculos literarios "me aburren hasta el llanto".

Sam Savage dice que los encuentros literarios le aburren hasta el llanto
Sam Savage dice que los encuentros literarios le aburren hasta el llanto

Madrid.- Sam Savage, viejo profesor de Filosofía en la Universidad de Yale que vio su sueño de escritor cumplido, aunque tardíamente, con el éxito sin precedentes de "Firmin", su primera novela, reconoce abiertamente que no conoce a muchos escritores y que los círculos literarios "me aburren hasta el llanto".

En una entrevista con EFE, a la que respondió a través del correo electrónico desde EEUU, el escritor, a punto de cumplir 69 años, pone de manifiesto que, en su caso, la escritura tiene un poder redentor, y recuerda que aunque publicó "Firmin" en 2006, cuando ya era muy mayor, "me he pasado la vida escribiendo, o intentando escribir".

"No es que empezara a escribir tarde; digamos que empecé a terminar lo que escribía en vez de abandonar antes de acabarlo", subraya Savage, quien asegura que quizás fue determinante en el hecho de concluir sus novelas, después de llevar treinta años escribiendo, tomar conciencia de que "el tiempo se estaba acabando".

Savage, que acaba de publicar su segunda novela, "El lamento del perezoso", una novela tragicómica que retrata a Andrew Whittaker, un entrañable y singular visionario, un Don Quijote del siglo XXI empeñado en ser feliz a toda costa, considera que hoy día "hemos perdido capacidad para la tragedia".

"Ahora somos demasiado sentimentales para la tragedia", subraya, para añadir que si un escritor desea contar una historia triste sin caer en lo lacrimógeno, "casi mejor que intentes hacer reír", y como ejemplo pone los ataques del 11-S y "las espantosas novelas que se han escrito sobre ello. Y así seguirá siendo hasta que ese acontecimiento encuentre su Kurt Vonnegut".

Savage reconoce que temas como la soledad, la escritura y el poder de la imaginación son los que mejor domina, "los que mejor comprendo y sobre los que sé escribir", lo que se aprecia claramente tanto en "Firmin" como en "El lamento del perezoso".

Asegura que cuando intenta escribir sobre otras cosas "los resultados me suenan a impostura, a falso", y considera que quizás ha influido en ello el hecho "de haber tenido una infancia solitaria y haberme pasado los días soñando despierto".

El autor norteamericano, que antes de escribir y de ejercer como profesor de Filosofía fue mecánico de bicicletas, carpintero, pescador y tipógrafo, admite que no tiene respuesta para el éxito que obtuvo "Firmin", algo que aún le mantiene "desconcertado" y que le ha servido para darle "confianza en mí mismo".

"Aunque externamente mi vida no ha cambiado en absoluto, ahora cuando me siento a escribir estoy prácticamente seguro de que las palabras que escribo algún día serán leídas por alguien", lo que le provoca una "sensación increíble", y ha hecho que ahora "escriba con más felicidad y menos desesperación".

Reconoce que aunque él es el autor de "Firmin", su "hada madrina" fue Elena Ramírez, editora de Seix Barral, editorial responsable también de "El lamento del perezoso", quien "por accidente dio con el libro y le gustó lo suficiente como para adquirir los derechos mundiales", a lo que se añadió "el boca-oreja, responsable absoluto del éxito en EEUU".

Sobre el futuro de su segunda novela, subraya que el protagonista de "El lamento del perezoso" a priori puede ser tan atractivo como la rata lectora e intelectual de "Firmin", aunque añade que aquellos lectores que sólo disfrutan una novela cuando se identifican con su protagonista "igual lo tienen más difícil. Aunque bien pensado, Firmin es una rata, así que... quien sabe".

Según Savage, la publicación de sus dos libros le ha enseñado a no pensar a largo plazo, a no planear cómo irá la novela, "a no hacer borradores. He aprendido a quitarme de en medio en mi proceso de escritura y a que el libro vaya por el camino que quiera, no por el que yo quisiera".

El autor, que está concluyendo otra novela que se titulará "Edna at Sea", contada en primera persona por una mujer de avanzada edad, señala que como ha estado "bastante enfermo" durante largo tiempo, escribir es "una de las pocas cosas que aún puedo seguir haciendo", aunque admite que le gustaría probar a escribir otras cosas "que no fueran novelas".

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