Saura lamenta no tener dos vidas para escuchar toda la música que desearía

  • Roma.- Llevado por esa inquietud artística que le caracteriza, el cineasta español Carlos Saura reconoce que es una persona a la que le gustan "demasiadas cosas" y, en este sentido, confiesa que lamenta no tener dos vidas para poder escuchar toda la música que desearía.

Saura presenta en Roma su particular visión del "Don Giovanni" de Mozart
Saura presenta en Roma su particular visión del "Don Giovanni" de Mozart

Roma.- Llevado por esa inquietud artística que le caracteriza, el cineasta español Carlos Saura reconoce que es una persona a la que le gustan "demasiadas cosas" y, en este sentido, confiesa que lamenta no tener dos vidas para poder escuchar toda la música que desearía.

En una entrevista con Efe hoy en la capital italiana, el director aborda ese gusto artístico multidisciplinar que le ha llevado a rodar "Io, don Giovanni", un filme sobre la ópera del austríaco Wolfgang Amadeus Mozart presentado hoy fuera de concurso en el IV Festival Internacional de Cine de Roma.

"La verdad es que soy una persona a la que le gustan demasiadas cosas, hasta el punto que lamento no tener dos vidas para escuchar la música que podría escuchar y que no escucho, que es imposible", comenta el director de "Ay, Carmela" (1990).

"Desde muy pequeñito he convivido con la música porque mi madre es pianista. Pero no sólo la música clásica me sigue interesando mucho, sino también la música de todo el mundo, y, sobre todo, los tangos argentinos, los fados portugueses y la música popular española, y el flamenco en particular", añade.

El gusto por ese arte es el que le ha llevado a concebir su espectáculo "Flamenco Hoy" durante el pasado verano y a rodar actualmente en Sevilla el filme "Flamenco, Flamenco", una cinta que no se incluye dentro del género de ficción y en la que participan destacados artistas de la música y la danza española.

Según Saura, en este nuevo proyecto, al que le quedan tres o cuatro semanas de rodaje, trabajan "los mejores artistas de flamenco del mundo", entre ellos, el guitarrista Paco de Lucía, la bailaora Sara Baras o los cantaores José Mercé y Miguel Poveda.

Un trabajo que sigue la estela de proyectos anteriores como "Sevillanas" (1992), "Flamenco" (1995), "Tango" (1998) o "Fados" (2007).

Películas en las que ha volcado unas inquietudes artísticas que el cineasta mantiene a sus 77 años y que son las que hacen que se muestre "escéptico" ante las afirmaciones sobre una crisis económica que afecta también al cine español.

Lo que está pasando, en su opinión, es que se está cambiando la forma de proyectar las películas: de los cines a las casas.

"Yo mismo me veo casi todos los días una película en mi casa. Creo que el cine ha cambiado, como han cambiado las cámaras de fotos. Ahora las cámaras que llevamos son digitales. Hay que aceptarlo. Yo creo que eso va a favor y no contra el cine. Lo que pasa es que hay un momento de no saber qué hacer con ello", incide.

En "Io, don Giovanni", producción italo-española, Saura pone imágenes a la historia del poeta italiano Lorenzo da Ponte, un judío convertido al cristianismo que es desterrado por comportamiento subversivo por la Inquisición, de Venecia a Viena.

En la capital austríaca entablará amistad con Mozart y pondrá texto a sus óperas de mayor éxito, entre ellas la que da título a la película, "Don Giovanni", o "Las Bodas de Figaro".

"Mi película es más sobre cómo se hace una ópera, cómo se comienza una ópera: a través de qué elementos, qué fragmentos de tu vida privada están incluidos allí. Y bueno, la relación del protagonista con Mozart a veces es divertida, a veces es menos divertida", explica Saura.

El hecho de que en la película esté también presente Giacomo Casanova como mentor de Da Ponte, no sólo en lo artístico, sino también en lo vital, aporta un elemento interesante por el curioso triángulo que forman estos tres personajes.

"Es fantástico. Es como cuando dicen en España (el pintor Salvador) Dalí, (el cineasta Luis) Buñuel y (el poeta Federico García) Lorca", apunta el director.

"Pues eso -prosigue-. No es normal encontrarte a tres potencias así tan fuertes que se centren de alguna manera en una obra, donde están más o menos sus vivencias, de alguna manera".

Una película, "Io, don Giovanni", que habla de ópera, en la que no se deja a un lado la presencia del amor y cuyos decorados son los propios del teatro, para hacer todo más "artificioso".

"Hay una concepción teatral, operística, pero teatral, sobre todo, de la película. Toda la película es artificiosa, pero deliberadamente artificiosa", explica Saura.

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