Schwartz se deja "seducir" por el desierto en "El príncipe de los oasis"

  • Madrid.- El escritor y diplomático Fernando Schwartz se ha dejado "seducir" por El Cairo y el desierto para escribir "El príncipe de los oasis", una novela de aventuras con trasfondo histórico que traslada al lector a la capital egipcia de los años veinte.

Schwartz se deja "seducir" por el desierto en "El príncipe de los oasis"
Schwartz se deja "seducir" por el desierto en "El príncipe de los oasis"

Madrid.- El escritor y diplomático Fernando Schwartz se ha dejado "seducir" por El Cairo y el desierto para escribir "El príncipe de los oasis", una novela de aventuras con trasfondo histórico que traslada al lector a la capital egipcia de los años veinte.

El autor ha explicado hoy en la presentación de la obra que este libro es el resultado de casi dos años de trabajo y un viaje de un mes por el desierto libio del Gran Mar de Arena para emular al explorador y político egipcio Hamed Hassanein Bey, en cuyas aventuras se basa la novela.

"La diferencia -ha aclarado Schwartz- es que él hizo el viaje con camellos y caminando casi 40 kilómetros diarios durante siete meses. Nosotros hemos ido en jeep".

Para el escritor, igual que para Hassanein, en el desierto "reside el alma verdadera porque no te permite distraerte: estás solo con tus pensamientos, tus vivencias y tus miserias. Es maravilloso para el que sepa aguantar su soledad", ha afirmado Schwartz (Ginebra, 1937), que se ha mostrado tan "fascinado" por el mar de arena como por El Cairo, donde transcurre parte de la historia.

"El príncipe de los oasis" (Espasa) relata el viaje por el desierto de Hassanein cuando descubrió las pinturas rupestres de los montes Uweinat, que revelan que en la Prehistoria, lejos de los calores e inclemencias del desierto, abundaban las plantas tropicales y el agua en la zona.

En este periplo acompaña a Hassanein su hijo Ya'kub, un personaje inventado por Schwartz que se aleja de El Cairo de las elites que conoce a través de su padre, uno de los personajes más influyentes del Egipto de la primera mitad del siglo XX, para descubrir al lector "El Cairo verdadero: una sociedad paupérrima con prostitutas, mugre, cafetines, golfos y droga".

"Me cuesta mucho trabajo separar la realidad de la ficción", reconoce Schwartz, que ha explicado que arrancó la novela a partir del personaje de Hassanein, pero que después de documentarse e informarse sobre El Cairo de los años 20, se dejó llevar por la historia, "como algo que te circula por las venas, como la vida, que siempre te sorprende".

Con este libro, la undécima novela de Schwartz, el escritor da por acabado -"o no", puntualiza su editora- su ciclo de novelas sentimentales en el que se incluyen títulos como "El desencuentro" (Premio Planeta 1996) y "El cuenco de Laca" (Premio Primavera 2008).

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