Sebastián Castella, Puerta Grande bajo la lluvia

  • Burgos.- El francés Sebastián Castella cortó tres orejas y salió a hombros en el segundo festejo de la feria de San Pedro, hoy en Burgos, en una tarde con la lluvia como protagonista también, y en el que tanto Manuel Jesús "El Cid" como Alejandro Talavante pasearon un trofeo cada uno.

Sebastián Castella, Puerta Grande bajo la lluvia
Sebastián Castella, Puerta Grande bajo la lluvia

Burgos.- El francés Sebastián Castella cortó tres orejas y salió a hombros en el segundo festejo de la feria de San Pedro, hoy en Burgos, en una tarde con la lluvia como protagonista también, y en el que tanto Manuel Jesús "El Cid" como Alejandro Talavante pasearon un trofeo cada uno.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Antonio Bañuelos, bien presentados, nobles y muy toreables, destacando los dos últimos.

Manuel Jesús "El Cid": estocada (silencio); y estocada (oreja).

Sebastián Castella: estocada (oreja); y casi entera atravesadilla (dos orejas).

Alejandro Talavante: media tendida y desprendida, y tres descabellos (silencio); y dos pinchazos y estocada (oreja).

En cuadrillas, Javier Ambel saludó tras banderillear al quinto.

La plaza rozó el lleno en tarde lluviosa, con agua de principio a fin.

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TOROS A TODA COSTA

Tremenda incomodidad por segundo día en el tendido. Nadie tiene en cuenta lo desagradable de asistir a una corrida bajo la lluvia, más de dos horas con impermeable o debajo del paraguas.

Pero tampoco nadie protesta. La gente quiere celebrar sus fiestas a base de toros a toda costa. Y con ese talante, casi todo de lo que se hace en el ruedo lo ve bien el espectador.

La corrida de Bañuelos se prestó mucho a pesar de no andar sobrada de raza ni de fuerza. Corrida fácil para los toreros, que, no obstante, debían poner la chispa que no tenía el ganado.

El triunfador, el francés Castella, sumó tres orejas por faenas cuya clave estuvo en la quietud. Muy suelto con el capote en su primero, lo mismo en el recibo por verónicas, que en un galleo por chicuelinas al caballo y posterior quite de igual guisa.

En la muleta alternó Castella las dos manos siempre a media altura y en series cortas para no mermar todavía más las pocas fuerzas del noble astado. La espada, matando a la primera, fue definitiva para cortar la oreja.

El quinto aguantó más, y en consecuencia la faena tuvo más consistencia, fundamentalmente en el toreo a derechas, con mucha limpieza y ajuste. La estocada fue otra vez determinante para el premio final, ahora de dos orejas.

"El Cid" no se encontró a gusto en el que abrió plaza, toro de poco brío, cortito de embestida, al que hubo que llevar siempre a media altura y con el que salió por los aires en una voltereta que por fortuna quedó sólo en el susto. Toro que terminó "rajándose", insuficiente para armar faena.

En el cuarto, con más fondo, se prodigó mucho y bien "El Cid" sobre la mano derecha para terminar cortando una oreja.

Talavante se quedó a medias en su primero, con notables altibajos, sin terminar de ahondar en una faena que tuvo sus mejores momentos en el toreo por la derecha.

Al sexto, el mejor del encierro, lo lanceó bien a la verónica, y la faena de muleta tuvo el encanto de la quietud y la despaciosidad, sobre todo en lo que se entiende por toreo fundamental.

Dos tandas de naturales de exquisito temple y gran estética, y una a derechas también muy lograda. Hubo fin de fiesta por bernadinas muy a modo. Pero el fallo a espadas dejó la cosa en una sola oreja.

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