Los seguidores atléticos conquistan Milán y se llevan el duelo de aficiones

Milán era este sábado una ciudad española, llena de aficionados del Atlético y del Real Madrid para asistir por la noche (18h45 GMT) a la final de la Liga de Campeones, aunque los rojiblancos han ganado ya por goleada el duelo de hinchadas.

Por el centro de la capital lombarda circulaban este sábado, bajo un calor sofocante, riadas de españoles, aficionados del Atlético y del Real Madrid, dando hasta el momento una gran muestra de civismo y camaradería.

Rivales sí, pero no enemigos. Niños vestidos con la camiseta del Atleti de la mano del padre madridista; familias con miembros de uno y otro equipo; grupos de amigos compartiendo algo de comer en alguna de las terrazas del centro de Milán, abarrotadas a mediodía.

Las colas para visitar la catedral, hacerse una foto con la Copa de Europa en la plaza del Duomo o para participar en alguna de las numerosas actividades organizadas por los patrocinadores de la UEFA también eran una constante, siempre en un ambiente distendido.

Pero en el duelo de aficiones, la victoria es claramente para los rojiblancos, mucho más numerosos y ruidosos que los 'merengues'.

"Europe in red and white", rezaba una de las pancartas desplegadas por los aficionados atléticos junto a la catedral.

La Galleria Vittorio Emanuele, un majestuoso centro comercial situado junto a la plaza del Duomo, fue asaltada por una marea rojiblanca, que durante toda la mañana cantó consignas y gritos en favor de su equipo, como si estuvieran en el estadio Vicente Calderón.

"Tienen más ansias ellos por ganar la 'primera' que nosotros por la 'undécima'", admitió Alberto, un madridista asturiano que ha viajado a Milán con un grupo de amigos aficionados de los dos equipos.

"Esta noche va a ser que sí", añadió su amigo Daniel, hincha del Atlético, que transmite más tensión. "Venimos para acompañarle cuando pierda esta noche", bromean los madridistas.

Los cánticos de los aficionados madridistas, curiosamente, no se referían a su equipo o al Atlético, sino a su máximo rival, el Barcelona.

Las calles de Milán deparaban este sábado también alguna sorpresa, como decenas de alemanes vestidos con las camisetas del Bayern Múnich y unos pocos con las del Barcelona.

"Sacamos las entradas antes de conocer los finalistas y pensamos que el Bayern estaría aquí", dijo a la AFP Christos, un griego aficionado del club bávaro.

Pese a que el Real Madrid es uno de los mayores rivales del Bayern a nivel europeo, los aficionados alemanes apoyarán mayoritariamente al equipo entrenado por el francés Zinedine Zidane, que buscará la undécima Copa de Europa de su historia.

"El Atlético es el equipo responsable de que el Bayern no esté aquí", recordó Christos, refiriéndose a la eliminación de los germanos ante el equipo colchonero en semifinales.

También llamaba la atención la presencia en Milán de numerosos chicos con camisetas del Betis. Uno de ellos explicó que el equipo andaluz organizó un viaje de final de curso para todos sus equipos de las categorías inferiores y por casualidad coincidió con el fin de semana de la final... que tendrán que ver por televisión porque no tienen entradas.

Uno de los futbolistas que puede hacer historia es el arquero madridista Keylor Navas, que puede convertirse en el primer costarricense en ganar la competición europea más importante.

"Venimos con todo a apoyar a Keylor, que es el referente que tenemos en Costa Rica", asegura a la AFP Luis Alonso Cruz, que ha viajado a Milán desde Monteverde, en el país centroamericano.

Este costarricense destacó el ambiente de cordialidad entre los aficionados madrileños, un clima que ni siquiera alteró una falsa alarma de bomba que obligó a desalojar por la mañana algunas líneas del metro milanés.

Por la tarde, apenas a tres horas del encuentro, los aficionados de ambos equipos comenzaron a abandonar el centro de la ciudad y las zonas de aficionados para dirigirse el estadio, lo que generó problemas en el metro.

La estación de Lotto, en la que confluye la línea principal del suburbano con la que lleva al estadio, se cerró como medida de protección ante la gran cantidad de gente que se había concentrado.

Eso obligó a miles de aficionados de los dos equipos a recorrer a pie varios cientos de metros, pero siempre en un clima de cordialidad. El numeroso dispositivo de seguridad controlaba, eso sí, que no hubiese ningún problema.

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