Vencedores y vencidos de 2020

Los perdedores de las 'Streaming Wars': HBO, las salas de cine y la calidad final

El cambio de estrategia de las plataformas para monetizar el dispendio en nuevas producciones y estrenar sus grandes películas de estudio en la pequeña pantalla ponen en duda el futuro de las salas de cine.

Warner, que pertenece a la teleco AT&T, lanzará en su plataforma HBO Max los grandes estrenos de 2021.
Warner, que pertenece a la teleco AT&T, lanzará en su plataforma HBO Max los grandes estrenos de 2021.
EFE

Fue el mejor año posible para las plataformas de streaming mundiales porque la población mundial se ha encerrado en sus casas. Hay estudios que apuntan a crecimientos de hasta el 40% en el número de usuarios en Estados Unidos, por ejemplo, pero no hace falta ser un analista concienzudo: solo anotando los 86 millones de suscriptores de Disney+ en un solo año y los crecimientos en clientes del 20% ininterrumpidos de Netflix todo el ejercicio se termina el misterio. 

Y, remedando aquel histórico comienzo de novela, fue también el peor año para otros. Tras la lista de ganadores (todos ellos con el asterisco de no llevarse una victoria absoluta y la carga de afrontar problemas derivados precisamente de su éxito), vienen los perdedores. Un podio que se alimenta recíprocamente entre posiciones. Porque la derrota de uno es un varapalo para el siguiente y el resultado final (tercer clasificado) es la suma de todos los demás. Incluyendo a los ganadores.

Palomitas de microonda

¿Ha muerto el cine como lo entendimos durante más de un siglo? Aclaremos cine en primer lugar: en español, la palabra define el género como el lugar donde se veía. De la vigencia de lo primero no hay demasiadas dudas (aunque las hay a largo plazo). Las plataformas llevan años produciendo películas con el mismo nivel presupuestario y de prestigio que los estudios tradicionales. Que los Oscar lo asuman es cuestión de semanas, seguramente. El dinero corre de otra forma, eso está claro. Pero sigue corriendo

El perdedor más insigne de 2020 es el cine entendido como lugar físico. El auge de los dispositivos caseros venía pisando fuerte incluso ya al final de 2019. La sala con la gran pantalla y el olor a palomitas que se adhiere a los butacones, la moqueta, los altavoces: los recuerdos. La pandemia cerró en marzo las salas unánimemente en primavera y han vuelto de manera desigual y muy por debajo de sus prestaciones. Quedándonos en España, las taquillas semanales durante este último trimestre han sido entre el 85% y el 90% menores a las de 2019.

Solo en verano hubo cierto repunte pero, así y todo, apenas se superaban los dos millones de taquilla cuando la semana más floja de un año antes de la Covid superaba los seis millones. Fue en ese periodo de cierta normalidad cuando logró colarse (un aplauso para quien lo decidiera) la película más vista del año: ‘Padre no hay mas que uno 2’. Con unos ingresos totales de casi 13 millones de euros. Mucho peor (aunque es la tercera más vista del año) le fue a ‘Tenet’, con unos escuálidos siete millones. Entre una y otra, y con 9 millones, una película de antes de la pandemia (que fue cuando ingresó todo, claro): ‘1917’. El resto del top ten también son películas de enero y febrero, siempre según los datos de Taquilla España. Por ajustar las comparaciones, la película más vista de 2019 fue ‘Joker’ y logró recaudar 30 millones solo en España. Visto lo visto, que cierren cines o que se conviertan en supermercados es simple destino natural.

El desastre es equivalente en cualquier lugar del mundo se mire donde se mire. Incluso en China, donde llevan casi todo el año con los cines abiertos, los grandes estrenos de Hollywood están rindiendo a un tercio de lo que obtuvieron películas similares de años precedentes. Con estos mimbres, llegó la puntilla en forma de cambios en la forma de estrenar películas. Universal rompió el hielo en verano, estrenando su apuesta infantil de temporada en streaming. Se le echaron encima las grandes empresas distribuidoras y las salas americanas y pareció que se acababa la guerra.

Después vino Disney con ‘Mulan’, aplazada desde marzo su estreno, que se lo llevó a Disney+ a un precio equivalente a tres entradas de cine. Lo hizo allí donde operaba la plataforma y no hay datos concretos de su impacto en la aplicación (en los países donde pasó por los cines fue mucho menor a otras cintas parecidas), pero la empresa ya ha dejado claro que alternará este sistema durante mucho tiempo. Tan solo los grandes taquillazos irán primero a las salas. Si es que hay salas. 

El caos de HBO

Sí, el anterior apartado y este se entrecruzan, ya que tras el golpe encima de la mesa de Disney vino el requiebro sorpresa de AT&T, que es como hay que denominar a lo que controla lo que aquí se conoce como HBO desde que la compró hace dos años. La todopoderosa teleco americana (líder en telefonía de su país) no sólo adquirió la casa de las series más prestigiosa, sino que se llevó otros emporios audiovisuales como Turner y Warner. Con uno y con otro querían plantar cara a Netflix en su propio terreno y su última jugada ha sido llevar todos sus grandes estrenos de cine (empezando por ‘Wonder Woman 1984’) directamente a su plataforma, HBO Max

Las cosas no le han ido del todo bien desde hace tiempo a HBO. Las pretensiones de sus nuevos dueños empujaron a irse a los históricos que habían erigido pilares del mundillo como ‘Los Soprano’ o ‘Juego de Tronos’. Las prisas por convertir a HBO en Netflix llevaron a la eliminación de las múltiples caras de la plataforma en Estados Unidos e intentar agruparlas en HBO Max. El gran problema es que el trasvase de suscriptores fue desigual y la tecnología un caos. Además de muy cara

Las últimas cuentas de AT&T dan fe de la dualidad de la compañía. Mientras su negocio de telefonía se mantiene estable y casi calca ingresos y beneficios respecto a 2019, el área de entretenimiento es una película de desastres. En global, esta división recaudó un 10% y sus beneficios cayeron casi un 30%. En particular, HBO apenas reflejó un beneficio neto de 60 millones (un 90% menos que en 2019) debido a que todo lo que ingresó (que fue ligeramente menos que hace un año: un 2% abajo) lo dedicó al lanzamiento de HBO Max. Los estudios Warner Bros tampoco levantaron cabeza, con retrocesos en ingresos y beneficios en torno al 30%. 

Por lo tanto, ¿por qué no tirar de sinergias y nutrir la raquítica situación de HBO Max con toda la potencia de fuego del cine tradicional? Una potencia nada desdeñable, ya que se trata de estrenar directamente en el servicio de streaming las 17 películas que Warner tenía previsto lanzar en 2021 y entre las que destacan ‘Dune’ o la nueva ‘Matrix’. Durante el primer mes se podrá ver en salas y en HBO Max. Es la oferta y es su apuesta. Con ellas pretende reavivar unas suscripciones que no llegan a los 30 millones en Estados Unidos (y eso que AT&T aprovecha su músculo como operador de telecomunicaciones para incluir la plataforma en sus ofertas de nuevos clientes). 

Mientras tanto, en todo el mundo HBO (en sus distintas variedades territoriales) suma unos 140 millones de clientes. Su gran debe es que lleva estancado en esa cifra (con una ligera tendencia a la baja) desde hace años. 

Demasiadas ramas, bosque a oscuras

A principios de 2020, un informe de FX cifró en 532 las series que se ofrecieron solo de producción americana durante 2019. Se batía un nuevo récord y se dejaba muy atrás ese 2010 cuando la cifra rondaba los 200. A todo eso hay que sumar las producciones del resto del mundo y la irrupción durante este año de Disney+ o AppleTV y la expansión sin límites de las otras grandes por todo el mundo: Netflix, HBO, Amazon Prime… Todas ellas prometiendo en sus presentaciones de resultados que harán más series el año que viene. Con lo que es imposible no perderse la última gran serie de la que todos hablan, porque no hay tiempo de subirse. 

En días de listas de lo mejor del año, la sensación que deja el 2020 es que la multiplicación de actores no ha traído más variedad o calidad. Hay más cantidad y punto. Porque difícilmente este año ha sido el del comienzo de un próximo gran clásico o el de la confirmación para los que emitieran segundas o terceras temporadas. Con decir que ‘Better call Saul’ y su quinta temporada es posiblemente lo mejor del año y un recordatorio de aquella edad dorada cuando reinaba su hermana ‘Breaking Bad’ en una parrilla donde se emitían los primeros pasos de ‘Juego de Tronos’ o los finales de ‘Mad Men’ que, a su vez, había arrancado con ‘The Sopranos’ o ‘The Wire’ en antena

Ha habido buenas series y, curiosamente, las mejores se terminaron en una sola entrega y su trama no admite mayor ampliación. Es el caso de las dos mejores de 2020: la ‘Devs’ de Alex Garland y los ‘Antidisturbios’ de Rodrigo Sorogoyen. Otras destacadas fueron igualmente de aliento corto: la nueva variación de ‘High Fidelity’, ‘Miss America’, ‘Normal people’, ‘La línea invisible’ o la sorpresa de última hora: ‘Gambito de dama’. Pero estas últimas son sólo dignas, muy lejos de la excelencia y, desde luego, no están llamadas a marcar un hito.

Es el nuevo panorama. Series que se pueden ver en un fin de semana (si no se estrenan a capítulo por semana) y que se agotan cuando en los títulos de crédito del último episodio ya no hay otro que ver, sino una sugerencia distinta. Que también parecen condenadas al olvido casi inmediato porque hay otras 20 novedades que ver antes de acabar el mes. Para el año que viene Netflix espera recuperar algunos de sus enseñas, como ‘Stranger things’ o ‘The witcher’. Y quizá llegue a tiempo la nueva de ‘La casa de papel’. En HBO puede que se estrene la tercera de ‘Succesion’, pero apenas hay esperanza de nada más a la altura de su prestigio (las ‘Perry Mason’ y ‘Lovecraft country’ serían relleno en una HBO en forma), Amazon Prime tiene una joya ahora con ‘The Boys’ y poco más… a la espera de que venga la Tierra Media y Tolkien al rescate. Disney+ será mucho más que la simpática ‘The Mandalorian’ y, curiosamente, es en AppleTV donde huele más a clásico a poco que cuaje alguna de sus carísimas apuestas. Demasiados condicionales. 

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