El "sertanejo", la música country que hace suspirar a todo Brasil

No es samba, rock ni bossa nova: la música que más suena en las radios y las fiestas de Brasil proviene del interior rural, sus cantantes visten jeans apretados, camisas a cuadros, sombreros de cowboy y cautivan a la platea con pegadizas canciones de amor.

Se trata del sertanejo. En Goiania, la capital "country" de Brasil (a unos 200 km de Brasilia), Jorge & Mateus, uno de los dúos más exitosos del momento, salen al escenario envueltos en luces LED, humo y gritos ensordecedores del público.

Con un look de cowboy moderno -cuerpos fuertes, jeans ajustados, camisas con estampas, barba delineada y cabello con efecto mojado-, hacen vibrar a sus fanáticos con canciones de amor y desengaño.

"Son esencialmente músicas románticas, letras románticas, que traen energía positiva, que hablan de paz y amor", resume Mateus, de 30 años y barba "hipster", quien con su voz y su guitarra eléctrica hace suspirar a miles de mujeres desde su irrupción en escena en 2005.

De las 100 canciones más escuchadas el año pasado en las radios de Brasil, 75 pertenecen al género sertanejo, según un ránkingde la empresa Crowley, especializada en la industria musical.

Con dúos de hombres, de mujeres, mixtos, de hermanos e incluso de parejas, estos grupos son también los que más suenan en las discotecas y en las cortinas musicales de las novelas y se cuentan entre los artistas que más dinero recaudan por derechos de autor, junto a nombres legendarios como Caetano Veloso y Tim Maia.

Lejos de la imagen de exuberancia tropical y país de la bossa nova que Brasil irradió para el mundo en los años 60, el sertanejo tiene una raíz en el país profundo, del interior.

La música "sertaneja" (del "sertao", una árida región alejada de la costa y de los centros urbanos) tiene al menos un siglo de existencia; pero a partir de los años 80 y 90 se transformó en un fenómeno de masas, con megaespectáculos organizados por grupos vinculados al agronegocio en torno a eventos y ferias.

Con elementos de pop internacional -encarnado en Brasil en la figura de Roberto Carlos- y de country estadounidense y con personajes típicos del medio rural, ciertos dúos empezaron a abrirse camino en el mercado. Sus temas combinan amor por la "tierra" y un estilo adaptado a la vida en la ciudad, capaz de exhibir la pujanza de ese medio rural industrializado.

Por ello, "usan un tipo de ropa que ya no apunta más a lo estrictamente campesino; visten jeans, como si fuesen cowboys norteamericanos, con varias insignias que muestran que tienen acceso al dinero", apunta Edson Farías, sociólogo de la Universidad de Brasilia que estudia el sertanejo como fenómeno de la cultura popular.

Los instrumentos y la calidad de los espectáculos también se diversificaron: a las tradicionales guitarra acústica y acordeón se fueron incorporando elementos del rock, como guitarra eléctrica y batería, así como teclados y elementos de la música electrónica.

"Sentíamos que la música no podía quedarse solo en aquel estilo acústico que venía del campo", cuenta a la AFP José de Lima Sobrinho, integrante de la dupla de hermanos Chitaozinho y Xororó, originarios de Paraná (sur), que rompieron récords de ventas en los años 90.

Su exitoso álbum "Cowboy de asfalto" (1990), condensa a la perfección esa mezcla de raíces rurales y progreso industrial.

Tras más de cuatro décadas de carrera, Chitaozinho y Xororó continúan en el escenario cantando sus "hits", que hablan de historias de amor pero también de la añoranza de una tierra idílica, de la vida en el campo, anclada a valores tradicionales.

Para este dúo histórico, el éxito de la música sertaneja reside en que "se identifica mucho con la historia de cada brasileño, principalmente aquel que tiene un origen del interior, que conoce bien el campo, la agricultura, la ganadería".

Incluso en su versión moderna, el sertanejo exalta valores conservadores, "ligados a la virilidad, la fidelidad, a la normalidad de una familia heterosexual", resalta el profesor Edson Farías.

Con la influencia de otros ritmos modernos y la presencia de temas universales como el amor y el desengaño, el sertanejo consiguió trascender el ámbito rural y "ese glamoroso cowboy cantante (...) se convirtió en un ídolo de masas", apunta.

El ritmo bailable de la música y el melodrama de sus letras son elementos que pueden ayudar a explicar su éxito.

"No es que nos guste sufrir, pero es una música que habla mucho del corazón, del romanticismo, del sufrimiento, entonces las personas se acaban identificando", reflexiona Cristina de Souza, de 38 años, ataviada con tacones, maquillaje y vestido de fiesta en la fila para el concierto de Jorge y Matheus.

"Son un dúo muy positivo y es un ritmo que cautiva a cualquiera", dice ilusionada.

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