Sidonie apuesta en "El fluido García" por que "la guarrería" puede ser bella

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 17 oct.- Con "El fluido García", la banda Sidonie trata de demostrar que, sin ayuda de agentes químicos externos, la psicodelia que los juntó sigue recorriendo sus venas, apostando por un disco que aúna surrealismo poético y un sonido directo y áspero, convencidos de que "la guarrería puede ser bella".

"Desde la portada, el acercamiento a la psicodelia es total, menos por la ingesta de drogas", ha dicho en una entrevista con Efe en Madrid Marc Ros, cantante de este grupo barcelonés, al que sus compañeros, Jesús Senra y Axel Pi, señalan como un Obélix psicotrópico que no requiere de pócimas extrañas para recrear los viajes astrales de su sexto disco de estudio.

En él, vuelven por los fueros que hace 13 años los juntaron, tras responder a un anuncio que proponía formar una banda con referentes como The Beatles, The Rolling Stones, The Velvet Underground o Syd Barrett.

"Pero no hemos viajado a ningún sitio, suena a Sidonie de 2011", precisan estos músicos que recelan de términos como "revival" o "sonido retro", pese a haber echado mano de una novela de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo, "El Anacronópete" de Enrique Gaspar, para titular esta otra "aventura" discográfica, que los aleja del sonido de su anterior disco, "El Incendio" (2009).

"Allí hicimos un acercamiento al pop más clásico. Ese fue el auténtico reto. La psicodelia es aquello con lo que nos conectamos los tres, es el estilo por el que nos conocimos y el que fluye de una manera natural", explican.

Añaden que no escogieron ellos el cambio, sino que de forma natural surgió "El bosque", primer single del disco, y que esta canción tiró de las demás de una forma "instintiva".

El cambio se siente sobre todo en el sonido, pero también en las letras, que abandonan las historias de pareja o las conversaciones de bar para centrarse en las "metáforas poéticas" compuestas por Ros.

En "El fluido García", apostaron por grabar en directo las bases de guitarra, bajo y batería, por la oportunidad de tocar mirándose a los ojos, con su margen de "improvisación, entendimiento e imperfecciones", que se han incorporado al disco.

Califican el sonido resultante de "guarrería" por su crudeza, pero una guarrería bella, basada en la idea de que el error es interesante.

Quizás la crisis, reconocen, tenga algo que ver con esa suciedad. "Cuando compongo, apelo a lo cercano, a lo íntimo, a lo familiar y a los amigos, a mis ex... pero al final lo que sucede en el mundo te afecta e igual ese sonido áspero tiene que ver con que la humanidad parece abocada al caos", razona Ros.

Tras su paso frugal por Madrid y Barcelona, mañana y el miércoles respectivamente, para tocar ante los primeros 120 compradores de su álbum en distintos centros de FNAC, el grupo tiene previstos dos conciertos más en estas ciudades: el jueves en la Sala Apolo de Barcelona y el 24 de noviembre en el Teatro Circo Price de la capital.

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