Springsteen abre su gira mundial cantándole a Mandela

  • Bruce Springsteen abrió hoy en Ciudad del Cabo su nueva gira mundial cantándole a Mandela, en un sentido homenaje que se repitió al término del espectáculo al dedicarle al exactivista por la igualdad racial sudafricano su última canción.

Marcel Gascón

Ciudad del Cabo (Sudáfrica), 26 ene.- Bruce Springsteen abrió hoy en Ciudad del Cabo su nueva gira mundial cantándole a Mandela, en un sentido homenaje que se repitió al término del espectáculo al dedicarle al exactivista por la igualdad racial sudafricano su última canción.

Los acordes del clásico de los 80 de "The Special AKA", el himno pop de la lucha contra el racismo en Sudáfrica "Free Nelson Mandela", resonaron en el pequeño recinto de Belville, una pedanía obrera de la ciudad austral cuya relación con la urbe comparaban hoy algunos locales a la del Nueva Jersey de Bruce con Nueva York.

La emotiva apertura -en celebración de uno de sus héroes, el legendario expresidente sudafricano fallecido el 5 de diciembre- contó con un coro negro de dos chicas y un chico que le dieron a la E Street Band el aire festivo africano que distinguía al himno por la libertad del líder entonces encarcelado.

Le siguió "Badlands", uno de los clásicos de Springsteen, que llenó de júbilo el pabellón en la primera visita de su carrera a Sudáfrica.

Quizá porque sabía que les llevaba una carrera debiendo una visita, el recital no se lanzó en tromba a presentar al público su nuevo álbum, el líder de ventas en 10 países "High Hopes", aunque era a lo que había venido.

Vestido con chaleco negro que perdió por el camino, camisa gris, tejanos y corbata negra, Springsteen ya se había metido varias veces entre el público cuando llegó "Hungry Heart", y la masa cantó con la banda los versos ante el silencio atento del jefe.

Así, con las descargas de guitarra del ex de "Rage Against the Machine" Tom Morello aportando electricidad al espectáculo, se hizo la oscuridad conmovedora habitual de "The River".

Y vinieron dos de los hits de su último trabajo, "High Hopes" y "Heaven's Wall", con "The Boss" pidiéndole a Ciudad del Cabo que alzara las manos.

"Johnny 99" encendió a la masa con un despliegue de potencia y los instrumentos de viento marcando el paso en primera fila.

Con Springsteen obligando a todos a levantarse la banda tocó "Pay me my money down", y los acordes centroeuropeos de esta canción originaria de los esclavos negros de América que el rockero toca desde hace años pusieron a bailar a todo el velódromo.

La introspección regresó a esta Nueva Jersey del Cabo con "American Skin (41 Shots)", que permitió a la guitarra de Morello -tocado con una gorra en la que escribía "Madiba", nombre tribal de Nelson Mandela- volver a rasgar la tórrida noche sudafricana con otro de los temas de "High Hopes".

Después, el recinto ya entregado coreó "Because The Night", mientras Springsteen seguía demostrando a sus 64 años su vigor y vitalidad, corriendo por los pasillos, dejándose caer delante de las fans y hasta bebiéndose una de sus cervezas de un solo trago ante los vítores de sus cerca de diez mil fieles del velódromo.

Éstos le fallaron minutos más tarde al quedarse en silencio cuando Bruce les dejaba cantar "Waitin' on a Sunny Day".

"Esta canción es muy fácil, la sabe hasta un niño", les dijo "The Boss" ya de vuelta al escenario, al que subió para demostrarlo a una niña, que cantó a capella el estribillo.

Morello volvió a ser protagonista al tomar el micrófono sin dejar la guitarra con "The Gohst of Tom Joad", también del trabajo más reciente de Springsteen.

El público, de edad variada y abrumadoramente blanco, quizá porque cuando Springsteen empezó a sonar los negros no eran ciudadanos en Sudáfrica, empezó a despedirse del jefe cuando tocó "Land of Hope and Dreams".

Pero volvieron, él y la E Street Band, a expresar el privilegio de estar "en la tierra de Mandela" y a dedicarle "We are alive" después de recordar el círculo que se cierra con esta visita a Sudáfrica, hoy libre y democrática 25 años después de que "The Boss" viniera a cantar a Harare contra el "apartheid".

Y lanzarse a una interminable sacudida de clásicos como "Born in the USA", "Born to Run" o "Dancing in the Dark", para delirio de un público sudafricano que ya fue a verle en 1988 a la vecina Zimbabue (15.000 sudafricanos cruzaron la frontera entonces para ver a su ídolo, que boicoteaba a Sudáfrica) y le había esperado décadas.

"Thunder Road", con "The Boss" a la guitarra acústica y solo en el escenario, cerró una inolvidable primera cita en casa para los sudafricanos y para Bruce.

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