Talavante, triunfador en la tarde de "figuras" en San Sebastián de los Reyes

  • El diestro Alejandro Talavante salió hoy a hombros en la corrida estrella de la feria del Cristo de los Remedios de San Sebastián de los Reyes (Madrid), una tarde que pudo haber sido mucho más redonda si los otros dos alternantes llegan a estar más acertados con los aceros.

Javier López

San Sebastián de los Reyes (Madrid), 30 ago.- El diestro Alejandro Talavante salió hoy a hombros en la corrida estrella de la feria del Cristo de los Remedios de San Sebastián de los Reyes (Madrid), una tarde que pudo haber sido mucho más redonda si los otros dos alternantes llegan a estar más acertados con los aceros.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Victoriano del Río Cortés, bien presentados, de variado pelaje, y aunque en el límite de las fuerzas y, sobre todo, de la raza, "se dejaron" en líneas generales. Destacaron primero, cuarto, quinto y sexto.

Julián López "El Juli": estocada trasera (oreja con fuerte petición de la segunda); y tres pinchazos y estocada trasera con derrame (ovación tras aviso).

Miguel Ángel Perera: estocada (ovación); y metisaca y estocada (ovación).

Alejandro Talavante: estocada ligeramente atravesada y cuatro descabellos (ovación); y estocada (dos orejas).

En cuadrillas, Juan José Trujillo se desmonteró en el sexto.

La plaza rozó el lleno en tarde entoldada y de calor bochornoso.

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TALAVANTE, AROMA Y NATURALIDAD

La proximidad a Madrid compromete a los toreros. Y así, hoy, en San Sebastián de los Reyes han actuado tres figuras que han pisado el acelerador en todo momento. Los toros, de ganadería también de prestigio, aportaron lo suyo.

La pena que los aceros no estuvieron lo suficientemente afilados, porque lo que pudo ser Puerta Grande para la terna con el mayoral de la ganadería se quedó en una única salida a hombros para Talavante, triunfo, no obstante, sobre la bocina, al desorejar al sexto toro.

El Juli mostró muy buena técnica en su primero, toro que blandeó de salida y que amagó con rajarse en los primeros compases con la muleta, pero que escondía un más que potable pitón izquierdo, por donde el madrileño lo pasó con temple, largura y profundidad a base de embarcarle muy adelante, llevándole"cosido" a milímetros de la franela y despidiéndole ajustado y por abajo.

Un circular invertido ligado a un cambio de mano por delante fue el momento álgido de una labor de ritmo creciente, que además tuvo buena rúbrica con los aceros. No se entiende que el presidente le diera sólo una oreja cuando la plaza era un clamor solicitando el doble trofeo.

Salió a por todas El Juli en el cuarto, en el que dejó bonitos pasajes con el capote, tanto en las verónicas iniciales como en posterior quite alternando chicuelinas y cordobinas. Brindis al respetable como preludio a una faena de mucha suficiencia, en la que se le vio haciendo una clara apuesta, serio y sin concesiones.

Lo mejor vino por el pitón derecho, por donde el toro tuvo mejor son, aunque al natural también lograría El Juli pasajes de notable ejecución. Lo importante fue también mantener el buen ritmo de principio a fin. Lástima la espada, con la que se cerró la Puerta Grande.

El primero de Perera, un punto bruto en sus acometidas, buscó el refugio de las tablas a las primeras de cambio, rehuyendo cualquier tipo de afrenta. El extremeño, que inició la faena con varios pendulazos sin enmendarse, puso voluntad en una porfía, tan insistente como de escaso relieve.

Ya en el quinto cambió el panorama, dado que el toro tuvo más esencia y que el mismo Perera gustó y se gustó en una labor muy sincera, con notables atisbos de torería sobre ambas manos. Faena compacta presidida por el temple y el trazo largo de los muletazos que instrumentó. No "tocó pelo" por marrar a espadas.

Talavante brindó al público la faena a su primero, toro al que apenas se le picó en el caballo, y en el que dejó bonitas pinceladas en el toreo a la verónica. Muleta en mano comenzó con ayudados por alto para torear después sobre la diestra con gusto y parsimonia en las dos primeras tandas.

El toro se movía pero sin son, y Talavante lo supo exprimir en una labor en la que estuvo por encima de las circunstancias. Final por manoletinas y varias "cositas" más por abajo también a modo, aunque acabaría estropeándolo todo con el descabello.

El sexto fue muy buen toro, y Talavante lo toreó con regusto por momentos, fajándose con él con pasmosa naturalidad sobre todo en el toreo al natural, en muletazos de trazo largo y sentido dentro una faena medida y con apreciables argumentos artísticos.

Importante dimensión del extremeño, al que se le ve más macizo y maduro, y que acabó cortando las dos orejas tras una certera estocada.

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