Tarde sin interés en otra "mixta" sin sentido

  • Logroño.- Un festejo mixto con dos toreros de muy distinta proyección, y otro, rejoneador, de diferente escalafón, sin ninguna competencia entre ellos, depararon como se preveía una tarde sin el más mínimo interés, hoy en Logroño.

Tarde sin interés en otra "mixta" sin sentido
Tarde sin interés en otra "mixta" sin sentido

Logroño.- Un festejo mixto con dos toreros de muy distinta proyección, y otro, rejoneador, de diferente escalafón, sin ninguna competencia entre ellos, depararon como se preveía una tarde sin el más mínimo interés, hoy en Logroño.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros para rejones de Fermín Bohórquez, nobles y a menos, y cuatro en lidia ordinaria de Fuente Ymbro, bien presentados y de juego desigual, destacando el enrazado primero; "sirvió" también el tercero; y segundo y cuarto, descastados y deslucidos.

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza: rejón trasero y contrario sin llegar a quebrar, y con vómito (silencio); y cinco pinchazos (silencio).

Leandro Marcos "Leandro": pinchazo y estocada caída con derrame (ovación); y cuatro pinchazos y tres descabellos (silencio tras aviso).

Daniel Luque: estocada caída y descabello (silencio); y pinchazo hondo y seis descabellos (silencio).

La plaza tuvo más de tres cuartos de entrada en tarde agradable, con la cubierta sin echar.

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RIVALES DE NADIE

Una rara corrida de tantas como han abundado esta temporada sobre la base de la mixtura, cuyo cartel no decía absolutamente nada. Un mano a mano menor entre dos toreros que no tienen nada que dilucidar.

Y, por delante, lo que el maestro Antonio Díaz Cañabate llamó "el numerito del caballo", aunque en el caso que ocupa no encaja el tono peyorativo para referirse a Pablo Hermoso de Mendoza, primera figura indiscutible en lo suyo. Además en corridas como ésta Hermoso se anuncia con dos toros en lugar de con uno como antiguamente se hacía, e intenta rivalizar consigo mismo.

Pero Hermoso tiene otra competencia, en singular, con nombre propio, Diego Ventura, a quien no se sabe por qué elude constantemente. Éstos son los dos nombres que interesan ver, y juntos mejor.

Nada tienen que dilucidar entre sí "Leandro" y Luque, toreros en agraz, todavía haciéndose, que nada han demostrado hasta ahora para ser considerados rivales de nadie.

Es cierto que "Leandro" entró en el cartel a última hora para sustituir a Miguel Ángel Perera, de baja por una reciente operación. Pero tampoco decía nada la confrontación Pêrera-Luque, que ya se había dado precisamente con los toros de Fuente Ymbro en Sevilla en el mes de abril, y entonces resultó un auténtico fiasco.

El caso es que sucedió lo que se temía: no hubo el más mínimo interés en la tarde.

Hermoso se las vio con dos ejemplares de Bohórquez, nobles pero muy parados, con los que estuvo correcto sin más. Dos faenas en las que contaron la habilidad y el arrojo de su magnífica cuadra, y en las que él mismo contó también por su forma de comprometer a las cabalgaduras.

Un tanto desigual en el que abrió plaza al clavar un par de veces "al aire". La mala colocación del rejón final, que produjo un desagradable vómito en el toro, enfriaron los ánimos del tendido para la petición de trofeo.

En el otro, toro también aplomado, Hermoso estuvo fácil y seguro al clavar, limpio en las reuniones, pero pinchando reiteradamente en la suerte suprema.

"Leandro" ha vuelto a disfrutar de una enésima oportunidad esta temporada. A sus manos fueron a parar los únicos toros con posibilidades. Sobre todo el primero fue un gran toro.

Un bravo "fuenteymbro" con el que sólo había dos caminos, o ganarle la pelea o perderla. Toro que exigía imponerse a base de dominio. Y ahí fue donde se equivocó "Leandro", más pendiente de la estética.

Los cites fuera del toro, demasiada rapidez en el manejo de las telas, tirones y por fuera. Le faltó mando a la faena, le sobraron posturas bonitas, forzadas e innecesarias. Ganó el toro.

El quinto, también toro manejable, iba y venía. Y ahí estuvo "Leandro", haciendo como que quería. Pero fueron sólo las apariencias. La faena no tuvo ninguna trascendencia, ni palmas en los remates. Y matar, como viene siendo habitual en él, ni por casualidad. Se hartó de pinchar.

A Luque le correspondieron los dos "fuenteymbros" más deslucidos. No respondió su primero, rebrincadito, sin estilo ni entrega. Quiso mucho Luque, muy responsable, asentado, pero la respuesta del toro fue nula.

También el sexto, justo de fuerzas, defendiéndose, sosito y sin terminar de pasar, no aportó absolutamente nada. Al paso, la mayoría de las veces sin ir más allá de las medias arrancadas. Por mucho que lo intentó Luque, aquello no tuvo el menor eco.

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