Távora lleva La Traviata a un entorno de flamenco con fandangos desgarrados

  • Barcelona.- Salvador Távora pone en escena a partir de hoy en Barcelona "Flamenco para Traviata", un espectáculo en el que sitúa la historia de la ópera de Verdi en un entorno de flamenco con fandangos desgarrados.

Távora lleva La Traviata a un entorno de flamenco con fandangos desgarrados
Távora lleva La Traviata a un entorno de flamenco con fandangos desgarrados

Barcelona.- Salvador Távora pone en escena a partir de hoy en Barcelona "Flamenco para Traviata", un espectáculo en el que sitúa la historia de la ópera de Verdi en un entorno de flamenco con fandangos desgarrados.

Al frente de su compañía, La Cuadra de Sevilla, el artista hace temporada en el Teatro Poliorama, en donde permanecerá hasta el 24 de enero con un espectáculo estrenado en 2008 en el Festival de Peralada.

El artista sevillano, torero durante diez años, vuelve a la capital catalana tras su desencuentro de 1999 con la Generalitat, que le prohibió la lidia de un toro en el intermedio de la representación de la ópera "Carmen" en la plaza de toros de Barcelona.

Esta vez Távora no trae un toro, sino un caballo de nombre Cascanueces, que sitúa en el escenario "como símbolo de poder", según ha explicado.

El caballo de alta escuela aparece a ritmo de un fandango, cante popular que dice "señor que vas a caballo y no das los buenos días, si el caballo cojeara, otro gallo cantaría".

Con este espectáculo, Távora hace una llamada a la conciencia histórica acerca del valor poético del fandango desgarrado, como crónica oscura de la realidad popular del cante y como homenaje a tantos y tantos fandangueros olvidados.

En el esquema sonoro del espectáculo están incluidos para su memoria los estilos de fandangos de doce cantaores, entre ellos Chocolate, Caracol, Camarón, El Pichichi, Paco Toronjo y otros.

Távora ha explicado que recrea su propia Traviata, con una mezcla de recuerdos de su infancia, de La Alameda sevillana y del mundo de la prostitución, y explica la historia de una prostituta de altos vuelos que desarrolla su condición en las más altas esferas de la sociedad.

El papel de la prostituta, Violeta, lo interpreta la bailaora María Távora, nieta del artista sevillano.

Con música en directo y retazos de la ópera de Verdi grabados, una cantaora (Ana Real) y un cantaor (Javier Allende) hacen las veces de narradores.

Fiel a la concepción de su compañía, el cantaor, torero y creador ha reafirmado su compromiso de cuarenta años en el sentido de que "en un mundo lleno de conflictos, el flamenco tiene que hacer algo que contribuya a una sociedad mejor", con "sensibilidad y solidaridad para tener un mundo más comunicativo".

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