El Real dejará oír "el pensamiento" de "Suor Angelica" e "Il prigioniero"

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 31 oct.- La idea de "casar" a "Suor Angelica" y a "Il Prigioniero" en el Real permitirá escuchar "el pensamiento" de dos protagonistas, uno de Puccini, otro de Dellapicola, torturados más que por su falta de libertad por la ausencia casi absoluta de esperanza, "la más terrible de las condenas".

Ingo Metzmacher, director musical de esta coproducción del Real y el Liceo, que se estrena el próximo viernes en Madrid, está seguro de que el público se "conmoverá" con una música que pone, "nota por nota", la piel de gallina en ambos casos, afirma en una entrevista con Efe el alemán.

"Es la música del silencio, de la reflexión, de buscarle sentido a lo que se dice, a lo que no se dice, a lo que se hace para disimular y contener lo que de verdad quiere hacerse pero no se puede", subraya.

El Real ha programado "Il prigioniero" seguido de "Suor Angélica" porque Metzmacher, el director de escena, Lluis Pasqual, y el intendente del Real, Gerard Mortier, entienden que tiene "mucho más sentido" y una abre el paso a la otra a pesar de que la primera es más moderna.

"La pieza de Dallapiccola (1904-1975) está en la tradición italiana en su ambientación pero es moderna porque es dodecafónica, aunque muy melódica. Que se hayan programado una detrás de otra es muy importante y un acierto", subraya Metzmacher, uno de los directores de ópera más reclamados en festivales como el de Salzburgo.

Dallapiccola, dice el director, tenía "una esmerada educación" y se percibe en el uso que hace de las líneas dodecafónicas para crear grandes melodías y su "enorme cuidado" con el papel de la orquesta.

La de Puccini (1858-1924) es, detalla, un prodigio "de precisión", en la que uno de los compositores "más interpretados, famosos e importantes de la historia", apunta y puntúa cada nota con especificaciones "exactas" que hacen "muy interesante" su trabajo.

"Lo que conecta ambas obras es que el prisionero de la primera y la monja de la segunda no tienen libertad, encerrados uno en la cárcel y la otra en un monasterio, y que pertenecen ambos a familias aristocráticas".

Ambos personajes están unidos, indica, por la forma en que afrontan la falta de libertad: "sufren una atmósfera de falta de esperanza, de luz, la peor condena para un ser humano".

En las dos óperas la música es suave y la mayoría del tiempo la orquesta "calla" mientras avanza en una tensión que finalmente explota en grandes estallidos de violencia.

"La monja ha estado callada, aceptando los grilletes de la religión para expiar su 'pecado", sepultada en vida, sin ninguna noticia de su hijo. Todos hablan bajo, todo es contenido. Sólo tres o cuatro veces tocan fortísimo y eso genera un efecto fascinante. Lo más difícil en esta ópera es lograr esa suavidad".

Las dos piezas, añade, hablan de circunstancias externas, las dos tratan de captar esa atmósfera para llegar a esos determinados momentos "en los que todo se convierte en grito".

La soprano estadounidense Deborah Polaski, "absolutamente genial", interpretará a la madre en la ópera de Dallapiccola y a la princesa en la de Puccini.

Los barítonos Vito Priante y Georg Nigl se alternarán en el papel titular de "Il prigioniero", y las sopranos Veronika Dzhioeva y Julianna Di Giacomo compartirán el rol de "Suor Angelica".

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