El Teatro Lara, la "bombonera" del susurro, se renueva en cueros

  • Madrid.- A 350 euros la pieza, los profesionales y "público en general" han asumido la renovación de las 300 butacas del patio del Teatro Lara, conocido, por su coqueto diseño, como la "bombonera" desde que se erigió en 1879 y que no cambiaba desde hace siete décadas sus asientos, tapizados en "susurrante" cuero.

El Teatro Lara, la "bombonera" del susurro, se renueva en cueros
El Teatro Lara, la "bombonera" del susurro, se renueva en cueros

Madrid.- A 350 euros la pieza, los profesionales y "público en general" han asumido la renovación de las 300 butacas del patio del Teatro Lara, conocido, por su coqueto diseño, como la "bombonera" desde que se erigió en 1879 y que no cambiaba desde hace siete décadas sus asientos, tapizados en "susurrante" cuero.

Para celebrar que han logrado su propósito, el teatro madrileño acogerá esta noche la gala de "Mecenazgo de las butacas", presentada por Aitana Sánchez Gijón y Paco León, e inaugurará la exposición "Los bombones del Lara", fotografías de gran tamaño de actores como Blanca Portillo y Eduardo Noriega.

El Lara, muy cerca de la Gran Vía, era el teatro burgués por antonomasia y en él se estrenaron obras como "Los intereses creados", de Jacinto Benavente, o "El amor Brujo", un ballet en un acto de Manuel de Falla, y actuaron actrices como Rosario Pino, Leocadia Alba y Catalina Bárcena.

Las nuevas butacas, una reproducción exacta de las que se instalaron en 1930 aunque con dos brazos y no con uno sólo, estaban puestas desde septiembre pero hasta ahora no incluían, en el borde inferior de los asientos, las placas que identifican a cada uno de sus "compradores", explica a Efe la actriz Ayanta Barilli, miembro de la junta directiva del Lara desde hace tres años.

Los gestores del Lara -además de Barilli, Antonio Fuentes, Carlos Roca, Merce Puy, Pedro Larrañaga y Enrique Salaberría- pensaron en el mecenazgo porque no tenían recursos para acometer el proyecto de renovación, del que los "benefactores""sólo" han aportado la mitad del coste real.

El resto, hasta los 700 euros que cuesta cada asiento -sólo se han renovado las 300 del patio porque el resto, otros 100 en los pisos superiores, no estaban en mal estado- lo asume el teatro y una subvención pública.

La nuevas butacas de "esta cajita de emociones y amor", como describe Barilli al teatro, han sido compradas en un 40 por ciento por espectadores "anónimos", que han querido contribuir al proyecto dejando en una placa constancia de su aportación y, en algunos casos, homenajear a un niño o algún familiar que había fallecido.

El 60 por ciento restante han sido adquiridas por profesionales como Blanca Portillo, Imanol Arias, Pastora Vega, José Luis Gómez, Emilio Martínez Lázaro, los tres miembros de Tricicle, Aitana-Sánchez Gijón, Melani Olivares o Millán Salcedo.

Prácticamente todos ellos han querido, además, llevarse a su casa la butaca que se reemplazaba, rellena, como se hacía en aquella época, de paja y con crines de mula.

El tapizado es en cuero y no en terciopelo, al contrario de lo que sucede en muchos otros coliseos, porque éste es un material que "devuelve" el sonido, que no lo absorbe, algo que contribuye a que la "bombonera" sea también conocida como el "teatro del susurro" o del "sotto voce".

Aún no saben si los mecenas, sobre todo los "anónimos", se "pelearán" por comprar en cada función a la que quieran ir a partir de septiembre -durante la primera temporada en los 350 euros está incluido un abono- el asiento que han patrocinado pero, ríe Barilli, "a lo mejor hay líos".

Estar al frente del teatro (cerrado entre mediados de los 80 y 1994), revela su gestora, le ha procurado las mayores alegrías pero también los mayores disgustos y "sustos", incluidos los "protagonizados" por el fantasma de la "extraordinaria" actriz argentina Lola Membrives (1888-1969),

Hay luces que se apagan inexplicablemente; hay zonas, como la de al lado del Palco de la Fundación, con "energía extraña" y, sobre todo, cuenta aún con repelús Barilli, los grifos del baño se abren sin que haya otra persona "de carne y hueso" en sus cercanías, y en todo el teatro, más que ella misma.

"Pasan cosas todo el tiempo. Ella es el fantasma del Lara y se enfada si dices que no existe", advierte medio broma medio en serio.

Jugando con esa idea "espectral" y sugerente, el fotógrafo Sergio Parra ha querido retratar a Maribel Verdú, Blanca Portillo, Eduardo Noriega, Silvia Abascal, Javier Gutiérrez, Paco León, Raúl Arévalo y Carlos Hipólito, entre otros, en distintos lugares del teatro, situado muy cerca de la Gran Vía.

La exposición de fotografías, que se venden a 1.200 euros, estará abierta hasta el 28 de junio.

Concha Barrigós

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