Reverte retrata un Franco con poco talento militar y mucha astucia política

  • Madrid, 26 mar (EFE).- El escritor madrileño Jorge Martínez Reverte retrata en 'El arte de matar', su último libro sobre la guerra civil española, a un Francisco Franco 'con poco talento militar pero mucha astucia política', cualidad que le llevó a ganar el conflicto.

Madrid, 26 mar (EFE).- El escritor madrileño Jorge Martínez Reverte retrata en "El arte de matar", su último libro sobre la guerra civil española, a un Francisco Franco "con poco talento militar pero mucha astucia política", cualidad que le llevó a ganar el conflicto.

En una entrevista con Efe, Reverte, coincidiendo con el 70 aniversario de la conclusión de la guerra civil, revisa de una forma novedosa lo que sucedió entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939 y ofrece una interpretación según la cual a Franco no le interesaba alargar innecesariamente la guerra para matar más.

"No lo necesitaba", asegura el escritor, quien se muestra convencido, después de un año de investigaciones, de que "no tenía ninguna lógica que Franco quisiera hacer una guerra despacio; primero porque no tenía garantías de ganarla y segundo porque, una vez acabada, él siguió matando igual o más que antes".

En su obra, el escritor pone de manifiesto que a Franco "evidentemente no le importaba nada matar", como demuestra el hecho -dice- de que "mató más fusilando después de la guerra que en combate".

Jorge M. Reverte dibuja en "El arte de matar" al general Franco como "un personaje de catadura moral baja; un tipo frío, enormemente ambicioso y con escaso talento militar pero mucha capacidad para analizar bien las situaciones políticas y aprovecharse de ellas".

Para el autor, Franco era "un tipo sin ningún carisma, a lo cual ayudaba su voz aflautada y su baja estatura, pero muy decidido y con una gran capacidad de convencimiento", que supo jugar muy bien sus bazas políticas y que, a pesar de ser el más cauto de los líderes del alzamiento y el último en unirse, "mandaba las tropas de África, las más eficaces y únicas con experiencia en combate".

El principal error de la República, según Reverte, fue su tardanza en lograr una unidad política clara que desembocara en una única visión de la estrategia militar, algo que "nunca lograron del todo", y pone también de manifiesto el empeño de Negrín y Rojo en mantener una actitud ofensiva "cuando no tenían ejército para ello".

A pesar de que en algún momento la República llegó a estar bien suministrada de armas por la URSS, para Reverte "sus cuadros de mando nunca tuvieron suficiente capacidad técnica como para que aquel ejército funcionara de verdad".

Por la otra parte, los nacionales inicialmente confiaron demasiado en su victoria y se confundieron al creer que las batallas de Madrid, Guadalajara y Valencia "iban a ser un paseo", y Franco "se obstinó en la batalla de Teruel en tomar una ciudad que no servía para nada", lo que produjo una matanza brutal en los dos bandos "por algo que no tenía sentido militar".

Para Jorge M. Reverte, la principal responsable de que Franco ganara la guerra fue Inglaterra, "que quería que se acabara el conflicto cuanto antes y que hizo un boicot a la República con la idea falsa de que ésta iba a conducir a España a un régimen comunista".

Las fotografías incluidas en el libro, muchas de ellas inéditas, proceden en gran parte de un archivo "casi desconocido": el de Sisito Espiga, un fotógrafo madrileño exiliado en México, como la que recoge a unos milicianos sonriendo junto a dos cadáveres tirados en el suelo de la sierra madrileña.

El autor se muestra totalmente partidario de "recuperar totalmente la memoria histórica; de contar toda la verdad en todas las direcciones", así como de reparar la dignidad de las víctimas, y asegura que contar toda la verdad "no reabre heridas, más bien contribuye a cerrarlas".

Con el título del libro, "El arte de matar", Reverte ha querido ironizar sobre el hecho de que se pretenda dar "un toque poético" al hecho de matar y recuerda que la guerra "consiste en destruir al enemigo, en matarle; es casi insultante que se pueda considerar un arte".

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