Miguel Cabanillas
Venecia (Italia), 7 sep.- La literatura le llevó a escribir guiones y ello, a su vez, le ha llevado ahora a dirigir su primer largometraje, pero el mexicano Kyzza Terrazas no siente que su película "El lenguaje de los machetes" suponga el despegue de su carrera como director de cine.
En una entrevista con Efe en Venecia, en cuyo festival de cine presentó hoy su "ópera prima" como director dentro de la sección paralela de la Semana Internacional de la Crítica, Terrazas precisa que no hay que dar por descontado que vaya a seguir en lo inmediato por la vía de la dirección cinematográfica.
"Creo que sí me interesa hacer películas, pero no veo que esto sea el inicio de una gran carrera como director, para nada. Creo que cada proyecto en mi caso ha de tener su tiempo. En mi caso, los proyectos que me gustaría hacer como director son cosas que se cocinarán con el tiempo", afirma el cineasta.
"Pero, sin duda, el cine se ha convertido en mi hábitat y me gusta estar en todos los lados: como escritor; me encanta colaborar con directores, me encanta producirles cosas a otros colegas. No creo que empiece mi carrera como director, sino que es una cosa más en este camino que es el cine, al que quiero mucho", añade.
El hecho de no verse claramente definido como un director es el que le ha llevado a no plantearse, por el momento, si propondría un papel en una alguna de sus películas a su gran amigo Gael García Bernal, de quien ya fuera guionista en "Déficit", el filme en el que el actor mexicano se puso detrás de las cámaras.
"Somos colegas, somos amigos desde hace mucho. Siempre tuve su apoyo, su ánimo, entendió perfecto ese momento en el que yo me decidí a hacer este proyecto y siempre estuvo ahí presente de una u otra manera", comenta Terrazas sobre García Bernal y su colaboración en "El lenguaje de los machetes".
"Siempre nos mantenemos muy en contacto, porque somos amigos muy cercanos. Más allá del trabajo propio, siempre ha sido una presencia amigable y de mucho cariño para mí", añade.
Su "Lenguaje de los machetes", muy bien acogida durante su proyección oficial hoy en Venecia, pretende ser una autocrítica, pero también una crítica a la sociedad mexicana, ya no solo a través de la violencia que pueda verse en su trama, sino también en los elementos de clasismo y racismo que en ella aparecen.
"Es un ejercicio de autocrítica personal y de autocrítica como país. Creo que casi cualquier crítica que parta como descalificación al otro sin mirar hacia uno y ver sus propios errores, defectos y contradicciones está destinada a fracasar", incide Terrazas.
"El cine es una de las tantas vías que pueden existir para hacer crítica social, pero no estoy seguro de que el cine pueda influir de una manera directa en los cambios políticos, aunque sin duda puede ser una herramienta más. Se puede dar también a través de cualquier disciplina artística. Creo que el cine no es lo único", apunta.
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