The National se sobreponen con oficio a un recinto inhóspito en Madrid

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 20 nov.- El Palacio Vistalegre de Madrid, cuando acoge noches de rock, se comporta a menudo como esos toros que salen torcidos y echan a perder el arte del maestro que tienen delante, como ha sido hoy el caso de The National, que ha tirado de oficio para sobreponerse a una acústica imposible y una temperatura gélida.

El recinto madrileño era esta noche una nevera que no terminaba de templarse ni con la estupenda música de los estadounidenses ni con el calor humano de las 4.500 personas que han cubierto el aforo del recinto. Ni arremolinados en la pista, más llena de lo acostumbrado, se han desprendido del abrigo y las bufandas.

"Trouble will find me", el sexto disco de esta banda de culto que pone música incluso a las campañas de Barack Obama, ha acaparado críticas tan sobresalientes como sus predecesores y ha sido la excusa que les ha traído a la capital en una cita exclusiva en España, antes de cerrar la gira europea en Lisboa.

Este álbum ha sido en efecto el gran protagonista del repertorio junto con el previo "High violet" (2010), aunque ha habido tiempo para disfrutar también de alguna joya rescatada de discos más antiguos como "Alligator" (2005) y "Boxer" (2007), que los pusieron en el centro de atención.

Al grupo de Cincinnati -pero radicado en Brooklyn- le ha costado, pero hacia el final ha logrado despertar al respetable de su estado de animación suspendida, con temas como "England", "Graceless", "Fake empire" o, sobre todo, "Terrible love".

Ha sido tras un concierto generoso en tiempo y en canciones, unas dos horas con más de dos docenas de temas, tan generoso como la entrega vocal y emocional de su cantante, el talludito Matt Berninger, que ha paseado arriba y abajo del escenario como empujado por las temores existenciales que les inspiran y que varias veces le han quebrado el tono de barítono en un estallido punk.

La velada ha dado comienzo cerca de las 21,30 horas de la noche, siguiendo el orden acostumbrado en sus citas previas, con "Don't swallow the cap" y "I should live in Salt", el tema que algunos cuentan que el grupo escribió siguiendo el consejo de Michael Stipe, de REM: "Escribid una canción de pop".

"Estamos realmente emocionados de estar aquí", ha dicho el cantante al final de ese tema, declaración que ha repetido varias veces a lo largo de la velada.

Con "Bloodhuzz Ohio" y con "Demons", Berninger ha empujado la voz hacia abajo, a las gravísimas y subterráneas coordenadas de Leonard Cohen, para llenar el estadio de densidad.

Al llegar "Sea of love" se ha hecho más patente la rotundidad con la que suenan en directo, gracias en parte a la asistencia de otros dos músicos, en teclados y vientos. Lástima por la tramposa acústica del recinto, que se comporta de forma más traicionera cuanta más desgarrada y roquera se vuelve la propuesta.

Las proyecciones han sido otro de los aciertos, como la enorme pupila verde que escruta a todo el respetable desde la pantalla de fondo cuando suena el ya de por sí obsesivo "Afraid of everyone", justo después de la sorpresa de "Slipped", uno de los temas más valorados del nuevo disco, pero que no siempre tocan en directo.

Algo sucede en cualquier caso cuando son los músicos los que tienen que impulsar las palmas del público, que aún a estas alturas parecía inánime, ya fuese por el frío, por el embrujo letárgico de canciones como "I need my girl" o por Vistalegre en general, que impedía hasta entender con claridad las dedicatorias.

"Squalor Victoria", "This is the last time", "Slow show", "Sorrow" y "Pink rabbits" son algunos de los temas que han sonado en este tramo, justo antes del momento más grande de la noche, que ha abierto "England" con imágenes de una copiosa lluvia que se torna en el plano sonoro en un tifón desencadenado.

Después de las también magníficas "Graceless" y "Fake empire" ha llegado el turno de los bises, con la estocada maestra de The National, compuesta por "Mr. November", "Vanderlyle Crybaby Geeks" y, sobre todo, "Terrible love", salvando la noche y sacándole una oreja a este mal coso.

Y es que, como comentaba un espectador: "Solo José Tomás sabe torear en Vistalegre".

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