¿Tiene sentido sufrir?: Víktor Frankl pregunta a Sócrates, Kant y Spinoza

  • El médico y filósofo Víktor Frankl puso a prueba su resistencia espiritual frente a la crueldad nazi en un intenso viaje interior que tuvo como estaciones Terezín, Auschwitz, Türkheim, Kauferin y Dachau y, al acabar el recorrido, escribió una obra teatral sobre el sentido del sufrimiento.

Madrid, 7 mar.- El médico y filósofo Víktor Frankl puso a prueba su resistencia espiritual frente a la crueldad nazi en un intenso viaje interior que tuvo como estaciones Terezín, Auschwitz, Türkheim, Kauferin y Dachau y, al acabar el recorrido, escribió una obra teatral sobre el sentido del sufrimiento.

La pieza "Sincronización en Birkenwald", texto que ahora edita Herder, se plantea como un debate metafísico entre Sócrates, Kant y Spinoza, a partir de una escena en una barraca del campo de concentración que toma ese nombre ficticio de combinar Birkenau y Buchenwald, dos realidades por las que Frankl transitó.

El texto nació "aliviando mi alma un lluvioso domingo de octubre, de 1946", recuerda el autor de "El hombre en busca de sentido" (1905-1997) último psicoterapeuta de la gran generación de la Escuela de Viena y fundador de la Logoterapia.

Frankl, que tardó en escribir la pieza solo nueve horas, ayudado por la taquigrafía, evoca en el libro esos momentos en que le venían las palabras tan rápido, como dictadas "desde algo profundo dentro de mí".

La pieza pone en escena "un debate de envergadura mediante diálogos humanos que manifiestan vivencias universales ante las cuales no podemos dejar de identificarnos y descubrirnos", señala en el prólogo el psicólogo y pensador humanista Claudio C.García Pintos, experto en la obra de Víktor Frankl.

El nombre de Birkenwald, en alemán "bosque de abedules", no es casual, comenta García Pintos, y explica que ese árbol legendario en Europa central proviene de los celtas (fuertemente enlazados a los bosques) y arraigó en las tierras desoladas y vírgenes que dejaron las glaciaciones.

Simboliza el desarrollo orgánico favorecedor de condiciones ambientales; su aroma atrae 200 especies de insectos y, por ende, a muchos depredadores, asegurando un perfecto equilibrio ecológico.

En la cultura rusa simboliza la primavera y la mujer joven (es decir, la vida que nace). Sólo muchachas pueden interpretar la célebre serie de cantos y danzas denominada "Abedul". Y el que plante en su jardín tres de estos árboles verá realizados sus sueños "al amparo de su sombra", subraya.

Tal vez sea esa la "sincronicidad" del lugar denominado Birkenwald con el drama que cuenta Frankl en esta obra de teatro -sostiene García Pintos-, fuera o no fuera ésta, una coincidencia deliberada.

"¿Usted cree que la gente va a entender todo esto que hemos escrito"? pregunta Spinoza a Sócrates al final de la obra, y éste, encogiéndose de hombros, le contesta "hemos hecho lo que hemos podido".

"Ya verán -sigue Spinoza- dirán que todo son apariencias. Lo rechazarán por ser teatro, una escenificación". ¿Y qué?, responde Sócrates, mientras Kant añade que sólo eso es posible, porque "si enseñáramos la verdad 'en sí' perderían la vista y el oído".

"Debo creer" concluye Spinoza antes de irse los tres filósofos dando paso a la escena final.

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